Ayer de tarde, en conferencia de prensa, el subsecretario del Ministerio de Economía y Finanzas, Pablo Ferreri, anunció un acuerdo con varias cámaras de comercio de distintos rubros (bancos privados, transporte y todos los que nuclea la Cámara Uruguaya de Alimentación), en el marco del proceso en curso de inclusión financiera. Antes de presentar las bases de ese acuerdo, el jerarca ejemplificó con números el “éxito” del proceso: “En solamente seis años, las operaciones con tarjeta de débito pasaron de menos de un millón a 70 millones, las transferencias interbancarias pasaron de menos de 100.000 a cuatro millones, y en los últimos cuatro años se generaron un millón de instrumentos de dinero electrónico y 850.000 tarjetas de débito nuevas”, destacó Ferreri. Agregó que esto colocó a Uruguay “en un lugar de privilegio en América Latina en cuanto a la utilización de medios de pago electrónicos”.

Según explicó el subsecretario, el acuerdo básicamente consiste en una reducción gradual de los aranceles máximos para los medios de pago electrónicos, tanto para tarjetas de débito como para tarjetas de crédito, que tendrá relación con el aumento del volumen de transacciones que se vaya generando. Además, habrá una reducción de la dispersión de los aranceles, o sea, de la diferencia entre lo que se les puede cobrar a dos comercios en el mismo sector. Esta última reducción será temporal e independiente del volumen de transacciones.

Martín Vallcorba, responsable del Programa de Inclusión Financiera, señaló que el acuerdo tiene distintos plazos. Dentro de dos meses regirá una rebaja de aranceles para todos “los pequeños comercios”, que en el caso de las tarjetas de débito los reducirá de 1,5% a 1,3%, y en el de las tarjetas de crédito, de 4% a 3,5%. “Las reducciones adicionales posteriores se van a efectivizar en función del aumento en el movimiento de las operaciones. Hay un cronograma que, en el caso de las tarjetas de débito, establece un conjunto de escalones hasta llegar a un arancel de 0,85%, y en el caso de las de crédito, llegaría hasta 2,25%”, explicó el jerarca. Por último, destacó que la reducción de la dispersión es muy importante, ya que permite “reducir inequidades”. “La dispersión máxima de la tarjeta de débito se va a ubicar en 1%, y en el caso de la tarjeta de crédito, en 1,5%. Esto quiere decir que si en un mismo sector de actividad hay un comercio que tiene un arancel de 2% para tarjetas de crédito, dentro de dos meses lo que se le cobre a otro no podrá superar 3,5%, y así sucesivamente”, finalizó Vallcorba.