Este jueves 24, la diaria publicó un articulo del señor Sebastian Sabini, en el cual pretende, bajo supuestos de corte interpretativos y, por supuesto, contenidos de grandes preconceptos sociales e ideológicos, mostrar las razones por las que considera que el presidenciable por el Partido Colorado, Ernesto Talvi, no es batllista, como se ha encargado de afirmar desde su apertura al campo político. Del mismo modo asegura que el programa “Un pequeño país modelo” no tiene de batllista más que el nombre. Sin embargo, ¿qué tanto de esto puede ser como lo afirma Sabini? Con el fin de vislumbrar sus premisas, iré analizando cada uno de los postulados que menciona en el citado artículo a fin de brindarle al lector otra perspectiva del asunto.

En primer lugar, el autor reza: “…Y Ernesto Talvi no nos ha mentido para nada. Desde que ingresó a la arena política se presentó como el ‘delfín’ de Jorge Batlle. Además de su doctorado en la Universidad de Chicago, desde 1997 fue director académico del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social, think tank creado por Ramón Díaz y Ricardo Peirano. Entre 1990 y 1995 fue parte del equipo económico del Banco Central. Es uno de los fundadores del liceo Impulso, fundación que hoy es presidida por Nicolás Herrera, uno de los dos miembros uruguayos de la fundación Mont Pelerin, difusora del neoliberalismo desde fines de la década de 1940.3 En fin, Talvi no es un recién llegado a estas ideas”. Considerando que el término acuñado como “neoliberalismo” tenga un real peso académico, teórico y doctrinario -cuestión que es sumamente discutible desde la teoría política- podemos señalar dos grandes cuestiones respecto a la cita:

  1. Ernesto Talvi es un ser autónomo de cualquier otro sujeto vinculado a su persona a nivel profesional y académico; asociar a Talvi ideológicamente con otras personas porque se han vinculado en algún ámbito, a pesar de que su discurso y propuestas son contrarias a un liberalismo clásico puro, es prejuicio puro y neto, es lo mismo que decir “fulano es ladrón porque su amigo es ladrón”; es la misma lógica de razonamiento y tira por tierra el pensamiento de que se nos debe juzgar por nuestras acciones.

  2. Se hace un juicio de valor en torno a una persona por su lugar de estudio y en definitiva, por su clase socioeconómica. Se debe tener en cuenta que Batlle no era marxista, ni creía que la persona mantenía un código de valores por su estatus económico, procedencia o nivel de cultura. Sobre ello, esta cita de Batlle, que aparece en el libro de Milton Vanger “¿Reforma o revolución?”, nos puede ilustrar con meridiana claridad: “Lo que nos diferencia de Mibelli [Secretario General del Partido Socialista por entonces] es que él piensa que la lucha política debe entablarse entre aquellas dos primeras clases: la acomodada y la proletaria (…) y nosotros creemos que debe establecerse entra las dos últimas: la reformista y la conservadora (...).No hemos dicho nunca como lo afirma el señor Mibelli que no exista la clase obrera, ni la capitalista…pero hemos afirmado que es totalmente falso que todas las sociedades modernas estén divididas en dos clases enemigas e irreconciliables…”.

Luego, Sabini comenta: “Las propuestas del programa del Partido Colorado siguen esta línea de pensamiento, aunque en el discurso se quiera presentar de otra forma. La referente en economía de Talvi, Ana Zerbino, fue precisa al respecto: “El mejor asignador de los recursos es el mercado...”.

Es difícil de comprender esta contradicción que plantea el autor, puesto que, por un lado nos indica que las propuestas del Partido van por un camino “neoliberal”, pero lo que cita no es un frase del Programa o una propuesta del mismo, sino una frase de Ana Zerbino, por cierto, cortada, ya que la referente en economía siguió el razonamiento y dijo: “…pero con ciertas salvedades en las que hay que intervenir(…) Talvi también es liberal y cree mucho en la iniciativa privada, pero obviamente que hay espacio para el Estado de bienestar, que es atender la protección social de las personas más desfavorecidas. A aquellos que no han logrado la autosuperación personal, por distintas razones, hay que asistirlos, pero no perder el foco de que las personas tienen las capacidades, y lo que hay que darles son los medios y las posibilidades”.

Continúa el autor y dice: “También nos promete sostener los Consejos de Salarios, pero, al igual que Luis Lacalle Pou, afirma que hay que “modernizarlos”. Fernando Pérez Tabó, asesor en relaciones laborales de Talvi, fue explícito: “El Consejo de Salarios debe volver a su razón de ser, que es la intervención del Estado para la fijación de salarios mínimos”.

Batlle era reformista, vanguardista, pensaba en clave de modernidad; el Partido Colorado fue el creador de los Consejos de Salarios, la consagración del derecho de huelga y libertades y protección sindical, es decir, llevamos en el ADN la defensa al trabajador, al obrero, a la parte débil de la relación laboral. Por esto mismo, sería de una inutilidad tremenda seguir manteniendo los consejos como fueron creados originalmente, sin retocar nada, de otra época, con otras necesidades, es decir, con el mismo formato de antaño; parece hasta de sentido común que se sostenga modernizarlos y ver cómo adaptarlos a los desafíos actuales, lo que no implica hacerlo en contra del trabajador sino en pro de su bienestar. Lo que encontramos entonces es una necesidad de instaurar miedo e intimidación a los trabajadores para que crean que van a dañarlos, cuando en realidad, los dañaríamos más si no nos damos una discusión de cómo volver a los Consejos más eficientes. ¿En serio se piensa que el partido fundacional de los Consejos pensaría en echarlos abajo? No tiene sentido ninguno.

Posteriormente, Sabini menciona: “Al igual que Lacalle Pou, también afirma que derogará el Decreto 165/006, sobre el derecho de huelga”. Al respecto, en primera instancia, no se puede prohibir el derecho a la huelga ya que está establecido por vía constitucional, por lo tanto, aunque se derogue el decreto, este no afecta el derecho fundamental. No obstante, el Decreto refiere al derecho de ocupación como extensión de la huelga y eso es lo que se pretenda derogar específicamente. ¿Por qué? Porque tanto la doctrina como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) están de acuerdo en que ocupar el lugar de trabajo no es parte del derecho de huelga; de hecho, tenemos actualmente un caso abierto con observaciones al respecto en la OIT. En definitiva, es falso que se busque derogar el derecho a huelga.

Sigue Sabini con los funcionarios públicos, explicando: “…pero los números muestran que el aumento se ha producido en áreas que Talvi pretende desarrollar, sobre todo, educación y seguridad, mientras que el resto de la administración pública ha reducido sus vínculos. Entonces, ¿cómo se atienden las demandas de salud, educación y seguridad con menos funcionarios? La única respuesta es la reducción en la calidad de los servicios”. Talvi ha sido consistente con su postura y línea de pensamiento, se puede ver en la entrevista con Ignacio Alvarez en Santo y Seña y en la última entrevista con Emiliano Cotelo en “En Perspectiva”, en las cuales ha explicitado que luego de estudiar la estructura actual del Estado y saber cuál es el panorama con el que se cuenta, se buscará un rediseño, priorizando que las áreas sensibles y esenciales como educación, salud y seguridad no se vean negativamente afectadas. Es decir, no es dogmático, se verá si es realmente necesario o no prescindir de determinadas funciones. Esto también es batllista, en la medida en que Batlle buscaba un Estado eficiente y cumplidor de sus obligaciones, su meta no era tener una plantilla extensa de funcionarios, aunque para la época se diera de ese modo, sino brindar un servicio para los más necesitados.

Talvi propone entre otras medidas: 136 liceos modelos públicos y accesibles a todos; centros culturales barriales; políticas de salud integrales, con mayores centros zonales y regionales; acuerdos con universidades para descentralizar; políticas para gente en situación de discapacidad; centros de ayuda para gente con adicciones y situación de calle, entre otras políticas sociales… ¿Eso no es batllismo?

Sabini a continuación se refiere al sistema educativo que propone Talvi: “Se trata del liceo Impulso, ubicado en la cuenca de Casavalle, fundado, entre otros, por Talvi. Es un centro público-privado que se solventa económicamente por donaciones, fundamentalmente con dineros públicos a los que el Estado renuncia por medio de la devolución de impuestos a las empresas donantes. Eso le permite sostener su infraestructura y empleados, pero también una inversión por alumno muy superior a la de los liceos público”. Definitivamente, al señor Sabini le pasaron una información -convenientemente- errada, ya que los 136 liceos serán públicos, tanto en lo económico, como en lo institucional; estarán bajo la órbita de ANEP, como sucede actualmente, y se financiarán a través de préstamos de organizaciones internacionales que contratarán a nivel estatal, como el Banco Interamericano de Desarrollo. Es decir, no tendrán el régimen de PP (público-privado), que sí lo tendrán los 200 liceos que plantea Martínez.

¿Cuál es más batllista? ¿Liceos públicos bajo la ANEP, reformados y rediseñados con vanguardia, o liceos del mismo corte actual -que no vienen dando resultados- financiados con dinero público-privado? Usted saque sus conclusiones.

Finalmente, el autor menciona la última falacia que se ha repetido en descrédito de candidato batllista: “Talvi nos ha repetido hasta el cansancio las bondades del modelo chileno. Sin dudas, la política macroeconómica de ese país es muy saludable, pero al mismo tiempo tiene una pésima distribución de la riqueza..”.

Talvi ha sostenido incontables veces (basta con ver sus entrevistas, declaraciones, notas radiales, etc) que Chile es un buen ejemplo en materia de ahorros estatales o regla fiscal y de apertura internacional. En la entrevista de Santo y Seña, fue más lejos y afirmó: “Chile tiene mucho que aprender del batllismo”, y en la entrevista de “En Perspectiva”, hizo alusión a que la enseñanza debe ser pública y gratuita, porque “cree filosóficamente en lo público”.

Concluyendo, observo que el autor omite analizar el programa del Partido Colorado. ¿Cómo es entonces que sostiene que no es batllista cuando no menciona ni una sola propuesta programática, reduciendo su análisis a declaraciones y material de los medios? Siquiera profundizó en la propuesta de los 136 liceos públicos, ya que, de haberlo hecho, no habría cometido el error de mencionar que sería financieramente como el Impulso.

Mi llamado, como siempre, es a que los votantes lean, se informen y no se queden consumiendo artículos de opinión, porque, entre ellos, existirá siempre la concepción personal y prejuiciosa del/la autor/autora. Incluso, insto a que no se queden tampoco con esta refutación; por favor, vayan al programa directamente y armen ustedes mismos su veredicto final. Batlle decía: “Todos los que están agobiados por la injusticia son nuestros protegidos. Todos los que están cegados por el prejuicio nos esperan”. Ahí estaremos, para desmitificar prejuicios.

*Desirée Pagliarini es abogada y convencional nacional por el Partido Colorado.