“Nos contaron que ayer y hoy hablaste con mamá. Sabemos que estabas triste al principio, que lloraste, como hemos llorado todos acá en la familia estos días, como ha llorado tanta gente en todo el país. Gente que nos ha acompañado en estos años y también gente que recién ahora pudo abrir los ojos. También sabemos que después te tranquilizaste y hasta te reíste un poco con mamá, que fuiste a pasear al parque, que el viernes te quedaste a dormir en la casa de una amiga de tu padre y que ayer dormiste en la casa de él”, así empieza la carta dirigida a la hija de María, que sus familiares dieron a conocer ayer en una rueda de prensa. El encargado de leer la misiva fue Andrés, uno de los tíos de la niña, pero en la mesa también estaban Camila y Martín, sus hermanos. De pie, detrás, había una veintena de familiares que escucharon en silencio las palabras, y más de uno lloró.

El viernes la hija de María, una niña de siete años, fue entregada por su madre a los Mossos d’Esquadra, la Policía autonómica de Cataluña, y después fue trasladada a Vielha, el pueblo donde vive su padre biológico. Según el medio local El Periódico, ese día la entrega se produjo en presencia de los abogados de ambas partes, a la entrada del consulado uruguayo en Barcelona, y fue supervisada por un psicólogo de la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia local. La Justicia española había dispuesto el cambio de la tenencia de la niña a su padre el viernes anterior, pero el consulado de Uruguay en Barcelona interpretó que ese espacio no era competente para ejecutar sentencias, por lo que madre e hija permanecieron en la sede diplomática por una semana.

Ayer, los familiares uruguayos deslizaron en la carta que hay muchas cosas acerca de cómo seguirá la vida de la niña que se ignoran. “No sabemos con quién vas a pasar las noches, quién te cuida. ¿Alguien te está cuidando? Nos dijeron que la Policía no lo está haciendo. Que te dejaron en la casa de tu padre y se fueron. También nos dijeron que quienes cuidan a los niños en España te dejaron sola todo el fin de semana. Te abandonaron”, dice el texto.

“Queremos pedirte perdón. Hicimos todos lo que pudimos. Todo. No hubo nada que no hiciéramos para que no te fueras de Uruguay, [...] tus amigos en el consulado hicieron todo lo que pudieron para que no te fueras de ahí. Pero te fuiste. Te llevaron, mejor dicho. Gritaste mil veces, mil más, que no te querías ir. Pero vinieron unos señores a convencerte [...] Hasta que uno se agachó y te dijo unas cosas al oído, bajaste la cabeza y te metieron en el ascensor. Y después te metieron en un auto y te llevaron a la comisaría. ¿Qué te dijo ese señor? Queremos que nos cuentes después”, expresaron en la carta.

En otro pasaje del texto los familiares de María aseguran que nunca quisieron “contarle a todo el mundo lo que pasó”, pero había muchas personas que no le creían a ella. “Nuestra esperanza es que todo esto, todas las cosas feas que te pasaron y que ahora la gente sabe, puedan ayudar a otros nenes como tú a los que también les pasan cosas muy tristes [...] Muchos de esos nenes no tienen tanta gente que los ayude. Están solos con su sufrimiento, y a veces no pueden dormir del miedo que tienen. Pero igual muchos de ellos salen adelante, a pesar de que no los escuchan. Y vos vas a salir adelante también. Porque sos una guerrera, porque nunca te rendís”.

La conferencia se llevó a cabo en un local de comidas en Pocitos, y luego de leer la carta, la tía de María, María Laura Michelini, respondió las preguntas de la prensa en la calle. La mujer aclaró que la pequeña no está siendo acompañada por ningún adulto referente que haya convivido con ella en los últimos tres años y medio. “Hemos soñado tanto con los milagros que puedan pasar, y ahora pensamos que puede existir el milagro de que el mensaje le llegue a ella”, explicó sobre el motivo de hacer la carta abierta. Dijo que la única información que reciben es por medio de las videollamadas entre madre e hija, y que María está tratando de que estas sean “enriquecedoras” para la relación.

Sobre el estado de ánimo de la madre, aseguró que “tiene una gran tristeza” porque, una vez que la niña “empezó a decir cuál era su verdad, la acompañó”. “María durante todo este tiempo no ha tenido proyecto de vida propio. Su proyecto ha sido acompañar y darle la fuerza y los valores a la niña, con todo lo que ha tenido que pasar aquí y en España”, dijo. Respecto del proceso judicial, resumió: “La apelación es nuestra salvación”. No obstante, sostuvo que “los procesos son largos” y que la segunda instancia demorará “cuatro o cinco meses”. “Nosotros tratamos de ir pensando en el día a día, de no pensar a lo largo, porque eso nos angustia y nos preocupa”, dijo.

Michelini explicó que el resto de los familiares todavía no tiene autorización explícita para ver a la niña. “La mamá es la que puede hacer la visita, dos horas, una vez por semana. En la sentencia no dice nada de los familiares; no dicen que sí ni que no. Ya preguntamos cómo hacer los trámites, pero esto también va a demorar entre cuatro y cinco meses”, explicó.