En la televisión aseguraron que no había votos suficientes para que fuera aprobada la reforma constitucional Vivir sin Miedo, impulsada por el senador del Partido Nacional (PN) Jorge Larrañaga, y el grito fue de gol. Decenas de integrantes de la articulación contra la reforma que esperaron los resultados del plebiscito en el local de la Asociación de Docentes de la Universidad de la República se abrazaron agitando los pañuelos color coral que en los últimos 11 meses se convirtieron en emblema. Los abrazos duraron y también hubo lágrimas de emoción. Los primeros resultados aseguraban que la iniciativa había sido votada por 47,1% de la ciudadanía.

“Este es un logro de la unidad del movimiento social articulado para que Uruguay no retroceda en derechos”, dijeron representantes de la articulación en una conferencia de prensa celebrada después de que se dieran a conocer los resultados. “Fuimos miles de personas en todo el país, en los barrios y en las calles movilizadas pacíficamente, sensibilizadas e informando para que esta reforma no saliera”, agregaron. “Aún queda trabajo por hacer para llegar al cambio cultural donde entendamos como sociedad que la seguridad se tiene que trabajar desde otro paradigma”.

Una hora antes de que se dieran a conocer los resultados, la articulación aseguró en redes sociales que no fomentó ni apoyó “el robo o el adulterio de papeletas del Sí”, al entender la votación “como un hecho democrático y plural donde todas las personas deben tener el derecho a emitir su opinión”. La campaña coral respondía así a la denuncia que presentó Larrañaga ante la Corte Electoral bajo el argumento de que hubo robo y destrozo de papeletas en los centros electorales. Un rato antes, la ministra de la Corte Electoral Ana Lía Piñeyrúa, del PN, dijo a Canal 10 que la denuncia se debe a que la “destrucción de papeletas” configura “un delito electoral”.

Unos de los voceros de la articulación, Lucas Regal, en diálogo con la diaria ratificó el “compromiso democrático” del grupo y aseguró: “Creímos y creemos que esta batalla se da de forma discursiva, no mediante la adulteración de papeletas. Estamos convencidas y convencidos de que lo logramos sacando el discurso a la calle y llenándolo de contenido”.

La opción “más votada”

Por su parte, Larrañaga dijo que se encontraba “feliz”, más allá de que el plebiscito no fue aprobado. “Estamos felices, contentos, porque a nuestro juicio hemos jugado un papel importantísimo para este estupendo resultado que hoy tiene el Partido Nacional”, sostuvo, en declaraciones recogidas por El País. Según dijo, la reforma tuvo más de 1.150.000 adhesiones, “lo cual revela que [la reforma] es la opción política más importante, con mayor cantidad de votos, hoy, en el resultado final”.

La previa

Hasta que se dieron a conocer los resultados, la atmósfera era de ansiedad e incertidumbre. Pero también de alegría: la de encontrarse, la de coincidir, la de sentirse del mismo lado de la mecha. Hubo varias estrategias para cortar con la tensión que generaba la espera; quizás la más colorida fue la ronda que se armó en la puerta del local para entonar una versión moderna del grito “Milicos nunca más, nunca más, milicos nunca más” con un ukelele. Eventualmente, el canto terminó en saltos y aplausos. Había grupos de mujeres sentadas en el cordón de la vereda tomando mate e intentando visualizar los posibles escenarios.

Florencia y Belén, de 23 años, entraban en ese grupo. “Somos estudiantes de Magisterio, militamos en el centro de estudiantes y desde ahí estamos en contra de la reforma”, aseguraron a la diaria. “Nos oponemos a la reforma porque es una propuesta demagógica, que fomenta la represión y estigmatiza la pobreza aun más, porque tiene un montón de medidas represivas que condenan a una parte de la población y vulneran un montón de derechos”, agregó Belén. Para las estudiantes “el camino es educar y no estigmatizar”, dijo Florencia.

A unos metros, en la misma vereda, Juan Manuel y Lucas, estudiantes de Psicología, tenían sentimientos encontrados. “Es raro porque en realidad genera mucha preocupación que casi la mitad del país esté a favor de la reforma”, dijo Juan Manuel, de 21 años. El joven sostuvo que la situación que está viviendo Chile desde que se desataron las protestas que hoy exigen la renuncia del presidente Sebastián Piñera es una muestra “de lo que genera la represión”. Lucas, de 20 años, dijo con más optimismo que Chile también es ejemplo “de que, más allá de que haya represión desmedida, el pueblo se organizó para luchar contra eso”.

Al igual que las estudiantes de Magisterio, ambos jóvenes creen que a la hora de combatir la inseguridad otro camino es posible. “Creemos que no es la forma, que hay otros caminos, que la represión en la calle es violencia y genera odio”, afirmó Lucas: “No queremos eso, nos parece que hay que apostar a la educación y por eso estamos acá”.