Si todo sigue su curso con normalidad, en 2020 se estrenará Rifkin’s Festival, la película que Woody Allen terminó de rodar hace ya unos meses y que está inspirada en el Festival de Cine de San Sebastián. La incertidumbre con relación a este título (así como a otros dos de los cuatro que Allen había negociado con la productora Amazon) se debía a la demanda presentada por el director contra la compañía en febrero de este año por incumplimiento de contrato.

Ayer se conoció la noticia de que el cineasta había dejado sin efecto la acción legal tras alcanzar un acuerdo con la productora.

Amazon había anunciado en 2018 que rompería sus vínculos con Allen debido a las acusaciones de su hija adoptiva, Dylan, quien afirma haber sido sometida a abusos por el cineasta en 1992, cuando tenía siete años. La disputa entre Amazon y Allen tuvo como primera consecuencia que el estreno de la comedia Un día lluvioso en Nueva York, primero de los cuatro films que componían el acuerdo, se atrasara mucho más de lo normal y que los actores Griffin Newman, Timothée Chalamet y Elle Fanning declararan públicamente su arrepentimiento por haber participado y donaran sus honorarios al movimiento #metoo. No hizo lo mismo Jude Law, quien consideró que la demora del estreno era “una vergüenza”, puesto que mucha gente había “trabajado duro” para completar la película y ya era tiempo de exhibirla.

Una vez alcanzando un acuerdo legal, Rifkin’s Festival, la siguiente obra del director neoyorquino, protagonizada por Gina Gershon y Christoph Waltz y cuyo rodaje ya culminó, estaría en condiciones de estrenarse en 2020.

Allen, de 83 años, negó reiteradamente la versión de su hija Dylan y recurrió a la Justicia en el entendido de que Amazon incumplía un acuerdo comercial basándose en “una acusación sin fundamento” de 25 años atrás.