Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Esta anuaria tiene su centro en el proceso de transición determinado por las elecciones nacionales. La comparamos con la que se dio cuando el Frente Amplio (FA) accedió por primera vez al gobierno nacional, y ponemos el foco sobre algunas áreas que no tuvieron, en las campañas de este año, la centralidad de la política económica o la de seguridad pública, pero que son muy significativas en relación con los cambios que vendrán.

En esa línea, consideramos las perspectivas para el Ministerio de Desarrollo Social, cartón ligador en todos los discursos opositores; el de Trabajo y Seguridad Social, muy cuestionado por “inclinar la balanza a favor de los sindicatos” y ante la incertidumbre de qué significará la “flexibilización” anunciada; y el Instituto Nacional de Colonización, a partir de declaraciones fuertemente ideológicas del futuro ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Carlos María Uriarte.

No podía faltar una revisión de lo hecho por la Administración Nacional de Educación Pública, donde los procesos reales –los positivos y los otros– no caben en las simplificaciones de campaña. Sí podía faltar (de hecho, no figura en el acuerdo de la “coalición multicolor”) el área de las políticas culturales, pero no quisimos dejarla de lado.

Además, adelantamos qué proyectos de ley serán reflotados en el próximo Parlamento, por iniciativa de la “coalición multicolor” o del FA. Y, por último pero no con menor importancia, presentamos opiniones sobre las perspectivas de los movimientos feministas en los próximos cinco años.

Ayer, en un día poco propicio para las noticias políticas, hubo dos de importancia. El presidente Tabaré Vázquez declaró la emergencia nacional en materia de violencia de género, y el neurocirujano Álvaro Villar, director del Hospital Maciel desde 2012, aceptó entrar en la competencia por la Intendencia de Montevideo, como candidato del FA. Hace 35 años que el FA no pone en carrera hacia ese cargo a una figura “independiente”, cuya trayectoria previa no se vincula con un sector. El caso anterior fue el de Mariano Arana en 1984.

En 1989, Vázquez integraba el Comité Central del Partido Socialista (PS); en 1994 y 2000, Arana ya estaba sectorizado; en 1994, Ricardo Ehrlich tenía una relación laxa con el Movimiento de Participación Popular (MPP), pero antes había formado parte del MLN-Tupamaros. Ana Olivera y Daniel Martínez, elegidos en 2010 y 2015, eran dirigentes sectoriales, del Partido Comunista y del PS, respectivamente. En 2015, además de Martínez, se postularon Lucía Topolansky (MPP) y Virginia Cardozo (Partido por la Victoria del Pueblo).

Desde que apareció Vázquez, en el FA se naturalizaron las candidaturas a cargos ejecutivos de personas sectorizadas. Antes, lo que se consideraba natural era que fueran “independientes”, como la mayoría de los votantes. Ahora que la pérdida del gobierno nacional y la mayoría parlamentaria enfrentan al FA con la necesidad de revalorizar su identidad como partido, es interesante que reaparezca este tipo de candidatura.

Hasta el jueves.