Se conocían con Paganini desde 2001. ¿Cómo se llevan?
De forma muy bien y muy cordial. Tuvimos algunos vínculos en común en aquella época, porque yo vivo allá [en Paysandú] y él trabajaba en Paysandú [en Paylana, hasta 2001]. Comimos algunos asados, como dijo él, y ahora vamos a tener un vínculo laboral muy estrecho, pero no trabajamos juntos antes. Nos conocíamos socialmente.
Tienen perfiles distintos. Él es más técnico y vos más político. ¿La idea es que cada uno explote su faceta?
Sin duda. Él no viene de la política, viene de la academia. Es un profesional con una excelente formación, incluso mucha de ella en el exterior, con una fuerte predominancia hacia la energía, un sector clave en el ministerio. Por mi parte, tengo una amplia trayectoria en la actividad política: fui edil 15 años por el partido y ahora he sido diputado en los últimos diez años, y trabajé en la Comisión de Industria.
¿La idea es que tejas los nexos con el Parlamento?
Sin duda. Haber sido diputado me ha permitido generar lazos con diferentes actores que se van a repetir en el Parlamento. La experiencia legislativa va a ser un nexo importante con los legisladores que asuman el 15 de febrero.
Se han celebrado tres reuniones de transición en el MIEM. ¿Cómo ha sido el clima?
En nuestro ministerio hay un clima muy cordial, de entendimiento y comunicación. Se nos ha brindado la información y abierto las puertas en todo lo que hemos pedido. No podemos quejarnos de nada. Es una transición pacífica, ordenada y en buenos términos. En la segunda quincena de enero nos vamos a instalar en una oficina que se nos ha montado en el ministerio, tanto para el ministro como para la directora de secretaría y para mí. Esto nos permitirá interactuar más cerca de donde va a ser nuestro lugar de trabajo.
¿Las empresas públicas no deberían dar ganancias o, en cambio, deben utilizarse para contribuir a las arcas del Estado?
Las empresas públicas tienen que ser eficientes y estar al servicio del país; por lo tanto, sus tarifas deben ser más bajas. Tienen que permitirle al país ser más competitivo y a los uruguayos vivir mejor.
¿Qué evaluación hacés de la polémica por las tarifas?
Uno se pregunta cómo es posible que el Frente Amplio [FA] ajuste las tarifas durante 14 años y el último año, cuando se va, no lo haga. Me parece una jugada política que no ayuda a este proceso de transición. Lo que correspondía era que se hiciese lo que se hace todos los 1º de enero: ajustar las tarifas. Al no hacerlo, sin duda le deja un problema al gobierno que viene, pero será un tema que resolveremos al asumir.
¿Esta situación no es paradójica para la oposición? Por mucho tiempo, cada vez que las tarifas subían, se reclamaba que bajaran.
Lo que reclamamos siempre –al menos mi partido– no era que no se subieran las tarifas públicas, sino que no fueran utilizadas como un elemento de recaudación para disminuir el déficit, que cada vez es más grande y que ha ido creciendo: no utilizarlas como caja recaudadora, aumentándolas por encima de lo que debería ser el ajuste. Así como se ajustan los salarios, también se ajustan las tarifas públicas, que no quiere decir que ajustemos por encima de esos índices para generar ingresos. Esa es una diferencia sustancial.
¿Estás de acuerdo con que la libre importación de combustibles esté en el proyecto de ley de urgente consideración?
Se está estudiando, y creo que no hay que descartarlo. Si bien hoy los números estarían dando cierta paridad [respecto del precio de importación del combustible], no debe sorprendernos si por allí aparece en esa ley. A mí eso no me generaría ninguna incomodidad. Finalmente, será el Parlamento el que decidirá democráticamente si es conveniente, pero el tema no está cerrado.
¿La diversificación de la matriz energética es un logro del FA o del acuerdo multipartidario de 2010?
De las dos cosas. Es un logro de un gobierno que lo llevó adelante, es cierto, pero lo hizo con el apoyo de todos los partidos. Eso es lo que considero una auténtica política de Estado. Nadie duda de que el gobierno ha tenido una diversificación en la matriz energética, con algunos problemas, como la regasificadora: ese fue un error grave que cometió el FA, que nos llevó a perder más de 200 millones de dólares. Así como hubo cosas buenas, también hubo de las otras. Lo que es importante como país es que hoy tenemos una diversificación de la matriz energética, no somos petróleodependientes, y además lo hacemos mediante energías limpias.
¿Qué va a pasar con MontevideoGas? ¿Puede terminar en manos del Estado?
Se está avanzando en un proceso de transición. No hemos hablado de este tema en profundidad, pero no sé si debería quedársela el Estado. Habría que buscar otra solución.
Se ha hablado de fortalecer las unidades reguladoras. ¿Se hará un fortalecimiento presupuestal, o hay que cambiar las competencias de los organismos?
No sé si es necesario fortalecerlas presupuestalmente. Eso lo analizaremos cuando tengamos más clara la situación. Sí hay que fortalecerlas desde el punto de vista de sus competencias. Eso puede dotar de transparencia al sistema y de garantías a la población. Por ejemplo, para que las tarifas públicas no sean un ingrediente político para hacer caja y sí reflejen lo que debe ser el costo para producir esos servicios.
¿Qué va a pasar con la ley de medios? ¿Se va a derogar? ¿En ese caso, parcial o totalmente?
Lo que es claro es que todos los partidos que estamos en la coalición no la votamos y, además, la cuestionamos. Hay muchas cosas que deben derogarse, si no hay que derogarla toda. Es un tema que habrá que analizar, porque tiene consecuencias jurídicas: es una ley que está vigente y se está aplicando. Hoy es imposible decir que se va a derogar esto o aquello. Quizás haya algunas cosas genéricas que puedan tener algún tratamiento diferente. Pero lo seguro es que va a haber modificaciones, y será un tema a analizar una vez instalado el gobierno. O se deroga o se modifica. Va a haber noticias sobre esa ley.
Dentro de ANCAP, una de las subsidiarias que siempre estuvo cargada de polémica ha sido Alur. ¿Qué van a hacer con este emprendimiento? ¿Consideran que no va más?
Esa concepción de “esto no va” no está en nuestro ánimo. No entramos con un afán de destruir. Pero sí tenemos un afán de que las empresas sean eficientes. Si Alur es eficiente o logra su punto de equilibrio, bienvenida. No podemos depender de que el Estado le compre un producto a un precio mucho más alto de lo que lo podemos obtener en el mercado internacional. Habrá que buscarle los puntos de equilibrio necesarios para lograr la eficiencia y que, en definitiva, los precios de los energéticos en Uruguay bajen.
¿Cómo se explica que Aratirí haya usado la legislación sobre minería de gran porte como argumento para hacerle un juicio al Estado, cuando desde la oposición no se apoyó el proyecto bajo el argumento de que se votaba con “nombre y apellido”?
Aratirí aprovechó una circunstancia de que el negocio no le servía, se retiró del país y luego terminó haciéndonos un juicio, pero eso se está dilucidando en los tribunales internacionales competentes. Existen expectativas de que nos puede ir muy bien. Quien va a ser prosecretario de Presidencia dijo que Uruguay va a estar muy bien representado y recibió toda la información sobre el tema. Lo que se intentó con la Ley de Megaminería fue darle a Uruguay un marco sobre una actividad minera de fuerte impacto que hasta ese momento no teníamos. No se buscó favorecer ni perjudicar a nadie, y nunca lo hicimos con ese espíritu. La decisión empresarial fue más un problema de precio internacional del producto que de las consecuencias de una ley, que no estaba hecha con nombre y apellido.
¿En Paysandú hay que hacer una coalición multicolor?
Si me decís de hacer una coalición con un sistema de balotaje como el de las elecciones nacionales, sí estaría de acuerdo. Incluso creo que debería haber una reforma a nivel departamental que en algún momento habría que pensar en encarar: eliminar las mayorías absolutas de los intendentes y llegar a una segunda vuelta con acuerdos para poder gobernar. En el escenario que tenemos, donde va a ganar la minoría mayor, los acuerdos dependen de las características de los departamentos. Sin embargo, hoy en día es muy difícil hacerlo; que un partido reniegue de llevar sus propias candidaturas y sus propias listas de ediles para votar las de otro partido hace mucho ruido y no es lo aconsejable.
¿Fue buena la decisión de Ernesto Talvi y Julio María Sanguinetti de dejar a Pedro Bordaberry fuera de las elecciones nacionales?
Si uno mira el resultado de la elección, diría que no, porque terminamos teniendo algunos pocos votos más que en la elección anterior. Pero con el diario del lunes es fácil opinar, así que no me animo a sacar una conclusión. Lo que sí debemos lamentar es que no todos tuvieron la oportunidad de abrir sus listas y ser candidatos por el partido. Independientemente de Bordaberry, cualquiera que hubiera sumado su lista habría aportado al partido, y esa amplitud no la debemos perder nunca. Creo que Bordaberry suma siempre. Por algo fue el candidato del partido dos veces y en 2009 tuvo la mayor votación de los últimos tiempos. Desconocer el peso que tiene Bordaberry en el PC y en el país no es correcto.
¿Te definís bordaberrista o sanguinettista?
Las dos cosas. Son dos grandes figuras del partido, a las que respeto y admiro, y les agradezco mucho que lo que he logrado desarrollar en política se lo debo a ellos dos. Fui sanguinettista toda mi vida. Arranqué con el triunfo de Sanguinetti en 1984 y también estuve en su segunda victoria, en 1994. Cuando se retiró, me incorporé a Vamos Uruguay y nos fue muy bien con Bordaberry. Pero, más allá de mi historia personal en el partido, estamos profundamente agradecidos a Sanguinetti porque, sin ninguna necesidad más que el amor y el cariño al partido y la entrega a la República que siempre ha tenido, en momentos muy difíciles del partido salió a jugarse con todo, con más de 80 años, trabajando más que muchos más jóvenes y marcándonos el camino. Ese tipo de entrega no la vamos a olvidar nunca. Como partido y como país le vamos a estar eternamente agradecidos.