Una señora que corría de ropa deportiva paró súbitamente para pedirle una foto. Julio María Sanguinetti accedió amablemente. Estaba en la intersección de Benito Blanco con Avenida Brasil charlando con el dirigente Gustavo Osta, que con su agrupación, 192000, organizó una charla-café con el dos veces ex presidente en el Expreso Pocitos, ayer a las 9.00. El lugar elegido, el anexo de puro vidrio casi sobre Avenida Brasil, estaba lleno –la mayoría eran personas veteranas– y había numerosos curiosos merodeando. Como se sabe, oficialmente el líder de Batllistas no anunció su precandidatura, pero adentro había un cartel rojo furioso que decía “Sanguinetti presidente”. “La tercera es la vencida”, le dijo un veterano cuando lo vio entrar. Otro se acercó a saludarlo con tanto entusiasmo que dejó al mozo haciendo malabares con un café y un plato en el que descansaban dos croissants dulces a punto de morir en algún estómago hambriento.

El evento duró una hora y media. Fue un discurso clásico de Sanguinetti, intercalado con preguntas del público, que cada tanto lo bañaba en aplausos. Una señora que estaba sentada a un metro del cuasi precandidato, de buzo rojo más furioso que el del cartel, apoyaba con efusividad los conceptos sanguinettistas y los comentaba con su vecina de mesa. El ex presidente arrancó explicando lo de siempre: los motivos de su regreso a la arena política electoral, que se resumen en el alejamiento de Pedro Bordaberry y la negativa de Ernesto Talvi a recibir su apoyo. Luego lanzó un diagnóstico: “El país se encuentra en una situación compleja económica, social y políticamente. No nos debe pasar lo que le sucedió a [Mauricio] Macri, que pecó de optimismo. Pensó que el solo cambio de un gobierno populista a uno que normalizara las relaciones de la vida económica y social iba a bastar, pero no advirtió que la ciudadanía argentina tenía que ponerse de cara a la realidad. Esto también lo tenemos que decir antes: no vienen tiempos fáciles y tenemos una situación muy difícil. El Estado uruguayo está hipotecado”, sostuvo.

Sanguinetti señaló que ya se desató una campaña de “mucho dinero” y “mucha cartelería”, y subrayó que su sector trabaja distinto, “cara a cara con la gente”, ya que “más propaganda” no significa “más votos”. Luego insistió con la construcción de una alternativa de cambio, que es “el gran tema”. “Salimos para eso, y es lo que les hemos dicho a todos los partidos de oposición. Vamos a construir una alternativa. No es simplemente estar en contra del Frente [Amplio, FA] por el Frente mismo, ni ser oposición por la oposición misma; es construir una alternativa que realmente le dé al país la seguridad del cambio. Otra vez tenemos que afrontar un cambio en paz, y lo vamos a hacer”, subrayó.

Más adelante destacó que “el primer modo de mirar hacia adelante es reconquistar el Uruguay que fuimos”, el de “los valores esenciales de la conveniencia y de la tranquilidad”, en el que “podíamos andar sin esa amenaza constante de la que nadie está preservado”. “Hay un sentimiento ambivalente: por un lado, de nostalgia; por otro, de optimismo hacia el futuro. Y sentimos que si no satisfacemos la nostalgia tampoco vamos a satisfacer el futuro”, agregó. Luego, un hombre pidió el micrófono para contar una anécdota relacionada con el miedo por la inseguridad. Dijo que tiene una perra Jack Russell terrier, y que hace poco la sacó a pasear de noche, cuando el barrio “se empieza a poner complicado”. “De repente venía caminando hacia mí, cada vez más rápido, una persona con un gorrito de esos de beisbolista, y cuando llegó a mí, yo ya estaba rendido y con miedo. Me dijo ‘¡Milo!’. ‘¿Milo?’, le pregunté. ‘El perro de La máscara’, me contestó. Es decir, yo estaba con miedo y se ve que era una persona muy humilde que sabía de cine”, finalizó.

Al término del evento, la señora de rojo comentó a la diaria que Sanguinetti debe ser precandidato “por su trayectoria” y porque “tiene claros todos los temas y las soluciones”. Agregó que el problema más grande que sufre el país hoy es la inseguridad, y que ella lo vivió en carne propia, ya que le robaron en más de una oportunidad. Piensa que el FA “hizo muchas cosas bien” pero “le llegó su momento” porque “el país quedó devastado”. “De buenas intenciones está lleno el mundo”, sentenció. Mientras, un señor que abordó a Sanguinetti cuando se iba fue menos protocolar y le dijo que “nada se puede arreglar si no sacamos al FA” del gobierno. “Hay que sacarlos del culo”, agregó.

Talvi y Trump

El miércoles, en un acto en Salto, el precandidato colorado por Ciudadanos, Ernesto Talvi, le pidió al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que “por favor” no se le ocurra entrar a Venezuela “ni con una chumbera”, para no hacerles el favor a Óscar Andrade, Carolina Cosse “y todos los que defienden la dictadura de [Nicolás] Maduro” de poder argumentar “que esto nunca se trató de una tragedia política y humanitaria, sino [que es] todo un pretexto para desarrollar una acción militar en Venezuela”. “Le pedimos a Trump que deje que sea el pueblo venezolano en la calles, sin armas, el que precipite la caída de un régimen que ha sido otro fracaso estruendoso del socialismo, que lo único que trajo fue miseria y opresión”, sentenció.