En mayo de 1976, Ubagésner Chaves Sosa, obrero metalúrgico, militante del Partido Comunista y padre de una hija, fue detenido en la vía pública por hombres de civil pertenecientes a las Fuerzas Conjuntas. Estuvo detenido en la base aérea Boiso Lanza. Por testimonios de otros presos y presas se sabe que Chaves Sosa estuvo en “la perrera”, un sótano lleno de agua y ratas, donde lo torturaron y lo tuvieron días sin darle agua ni comida. Según el testimonio ante la Comisión Investigadora Parlamentaria que hizo Gerardo Barrios, que estuvo preso junto a él, una noche Chaves Sosa estaba tirado sobre un tablón, desnudo y mojado, y en determinado momento dijo: “Por amor a mi partido, a mi mujer y mi hija”, y dejó de respirar. Barrios llamó a la guardia y trajeron un médico que dijo: “Sí, es el corazón”. A Barrios lo sacaron de la celda y nunca volvió a ver a Chaves Sosa. Los militares dijeron que se había fugado, y luego le dijeron a la Comisión para la Paz que sus restos habían sido exhumados, incinerados y tirados al Río de la Plata.

La verdad se supo recién en 2005, cuando se encontró el cuerpo de Chaves en una chacra en Pando. En 2008, se radicó una denuncia por desaparición forzada, torturas y homicidio en el Juzgado Penal de 7° Turno. En 2012, la jueza Mariana Mota procesó a los aviadores retirados Enrique Rivero como autor material y José Araújo como coautor de un delito de homicidio muy especialmente agravado, calificado como crimen de lesa humanidad. Les impuso una pena de 19 y 17 años de penitenciaría, respectivamente. Luego de pasar por el proceso de apelación, la sentencia quedó firme en 2014.

Tras asumir la titularidad del Ministerio de Defensa Nacional (MDN) en 2016, Jorge Menéndez dispuso la conformación de tribunales de honor para los militares con sentencias firmes por delitos cometidos en dictadura. En julio de 2018, el MDN dispuso la conformación de dos tribunales de honor para juzgar a los asesinos de Chaves Sosa, uno para Rivero y otro para Araújo. El de Rivero aún no ha fallado. En el caso de Araújo, integraron el tribunal los brigadieres José Visconti y Luis de León, y lo presidió Hugo Marenco, que el viernes 1º asumió como comandante en jefe de la Fuerza Aérea.

Según informó a la diaria el director de Asuntos Jurídicos y Derechos Humanos del MDN, Juan Delgado, el tribunal concluyó que Araújo, actualmente preso, cometió una “falta gravísima que afecta el honor de la institución militar”. Los tribunales de honor se rigen por el Decreto 55/985. En el artículo 108 se explica que el tribunal podrá absolver al involucrado, o podrá considerar que su culpabilidad se debió a “imprudencia” –y en ese caso le corresponde una amonestación–, o podrá determinar su “descalificación por falta gravísima”, haciendo constar que la falta cometida “afecta el honor de las Fuerzas Armadas”. Este fue el caso de Araújo. En términos prácticos, implica que Araújo pasa a situación de reforma y sólo percibe un tercio de sus haberes de retiro (los restantes dos tercios los recibe su familia).

Delgado destacó la decisión, porque para el ministerio “el honor de las Fuerzas Armadas artiguistas es muy importante”.

El tribunal le transmitió el fallo al involucrado en diciembre, y como Araújo no lo recurrió, quedó firme, aunque todavía no ha sido homologado por el MDN. Delgado explicó que Menéndez está estudiando la sentencia en consulta con sus asesores. Se trata de la primera sentencia firme de un tribunal de honor contra un militar por delitos cometidos en dictadura.

El antecesor de Menéndez en el ministerio, Eleuterio Fernández Huidobro, había enviado a tribunales de honor los casos de Gregorio Álvarez y Juan Carlos Larcebeau. En el caso de Álvarez, como murió no se llegó a tomar una decisión. En cuanto a Larcebeau, El Observador informó la semana pasada que el tribunal de honor que estudió el caso absolvió al oficial, condenado en 2009 a 20 años de penitenciaría por el homicidio muy especialmente agravado de 29 ciudadanos uruguayos en Argentina durante la dictadura.

El ministerio no homologó la decisión y el caso pasó a un órgano de alzada, que lo está estudiando.

Precavidos

El viernes asumió como jefe del Estado Mayor de la Defensa el general Alfredo Erramún. En 2016, cuando era jefe de la Casa Militar, Erramún asistió al sepelio del dictador Gregorio Álvarez. El militar dijo el viernes que es necesario buscar una solución “que dé paz, tranquilidad, y reconforte a todos los que están muy dolidos” por lo sucedido en dictadura, y abogó por el “perfecto reencuentro entre los orientales”. Consideró que se tiene que “dar garantías a los testigos para que puedan hablar” y propuso evaluar caminos que han adoptado otros países, que no castigaron a los responsables de delitos a cambio de que proporcionaran información sobre las víctimas. “A mí no me consta que haya pacto de silencio. El que sabe y no habla es porque de repente se toma alguna precaución”, consideró.