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This Land, de Gary Clark Jr (blues-rock)

Gary Clark Jr nació en Austin, Texas, hace 35 años, y desde hace tiempo viene demostrando que hay esperanza en el viejo arte de cantar y, sobre todo, en tocar la guitarra eléctrica con talento y alma. Así lo demuestra la amenazante “Got my Eyes on You”, con sus punteos serpenteantes de sonido gordo y con flor de sustain (es el tiempo en el que se mantienen las notas sonando antes de desvanecerse para siempre), un estribillo que te levanta de un coma y una coda atronadora para asustar a los vecinos con la perilla del volumen en 11. Ese tema es uno de los mejores de su nuevo disco, This Land, una hora de blues-rock que oscila entre lo modernoso y lo vintage, y que se amalgama con otros géneros de raíz negra con total soltura y oficio, ayudado por su ductilidad para cantar. Así nos topamos con el pulso reggae de “Feelin’ Like a Million”; la llevada de rockabilly heavy de “Gotta Get Into Something”, impulsada por un denso punteo de notas dobles de las de toda la vida; el irresistible ritmo funky de “Got to Get Up”, con su estribillo insistente y pegadizo; la power ballad “Pearl Cadillac”, con la sentida voz en falsete de Clark, ideal para la ocasión, y con uno de los tantos solos del disco que vuelan pelucas.

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Ladytron, de Ladytron (electropop)

Una orgía de teclados y sintetizadores da paso a la batería cuadrada y machacona, que arma una atmósfera más cargada que nunca en “Until the Fire”, el tema que abre el flamante sexto disco de Ladytron, que lleva el mismo nombre del grupo y que, a su vez, fue bautizado por la canción homónima del primer álbum de Roxy Music. Ladytron es un cuarteto británico formado hace dos décadas en Liverpool que podríamos catalogar de forma haragana como electropop, pero esto no le hace demasiada justicia, ya que ostenta una fuerte influencia de synth-pop, con los sintetizadores –que tocan todos sus miembros– al mango. Además, se destaca Herne Marnie, la vocalista principal, con su gola angelical. “Oh we hang on the wire, and the walls get higher, / just until the fire catches them” (“Oh, nos colgamos del cable, y las paredes se hacen más altas, / sólo hasta que el fuego la atrapa”) es el mantra del tema que abre el disco, encapotado entre los riffs de sintetizadores que van arrasando todo, como el fuego de la tapa del disco y de la letra. El remate es una coda instrumental hipercargada y obsesiva que podría durar horas, una excelente muestra del estilo de la banda, dentro de un disco que está a la altura de sus mejores trabajos, con joyas como “The Island” y la discotequera “Tower of Glass”.

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Forever Young, de Alphaville (edición remasterizada, súper deluxe, synth-pop)

“Forever young, I want to be forever young. / Do you really want to live forever? / Forever, or never” (“Por siempre joven, quiero ser por siempre joven. / ¿De verdad querés vivir para siempre? / Siempre o nunca”), lanzaba Marian Gold, cantante del grupo alemán de synth-pop Alphaville (ojo al gol, es teutón pero canta en inglés, por eso entra en esta nota), en el tema “Forever Young”, que le dio nombre a su gran primer disco, de 1984. Como está cumpliendo 35 años, fue reeditado con kilos de material extra, como lados B, versiones de singles, demos y remixes. Escuchar canciones como “Sounds Like a Melody” y, sobre todo, la inconmensurable “Big in Japan” resulta un viaje de ida sin escalas a parte de lo mejor del pop de los 80.

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Why You So Crazy, de The Dandy Warhols (rock alternativo)

The Dandy Warhols es una banda formada a medios de los 90 allá por la costa oeste de Estados Unidos (Portland, Oregon), y es bastante peculiar, partiendo de la picaresca paráfrasis de su nombre y llegando a su música, bastante alternativa dentro de lo alternativo. Por ejemplo, en Thirteen Tales from Urban Bohemia (2000), uno de sus mejores discos, metían un rock bailable como “Bohemian Like You”, de corito “uh uh”, así como también “Nietzsche”, cinco minutos instrumentalmente densos con una única estrofa de melodía popera pero contenido contundente: “I want a god who stays dead, not plays dead / I, even I, can play dead” (“Quiero un dios que se quede muerto, no que se haga el muerto. / Yo, incluso yo, puedo hacerme el muerto”). En fin, hace poco la banda sacó su décimo disco, Why You So Crazy, que demuestra que no perdió las mañas, como dejan en claro las pisteras irresistibles y despreocupadas “Thee Elegant Bum” y “Terraform”, la cómica “Highlife” (que parece un country pasado por un viaje de ácido) y la rutera para la joda “Motor City Steel”, que es bailable como casi todo el disco.

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Distance over Time, de Dream Theater (metal progresivo)

“You built this world around you, your universe. / In spite of best intentions, things could not be worse. / Chaos and fear left you hangin’ by a thread. / As you argue with the voice inside your head” (“Construiste este mundo a tu alrededor, tu universo. / A pesar de las mejores intenciones, las cosas no pueden ser peores. / El caos y el miedo te dejan colgando de un hilo, / mientras discutís con la voz dentro de tu cabeza”). Así, bien oscurita, como no podía ser de otra manera, es la primera estrofa de “Untethered Angel”, el tema que abre Distance over Time, el nuevo disco de Dream Theater, gran exponente yanqui del metal progresivo. La receta es harto conocida, pero no por eso deja de ser contundente. En esencia, consta de ritmo denso comandado por las guitarras de John Petrucci –con sus solos escaladores tocados bien rápido, como si estuviera grabando apurado porque se pierde el 104– y el bajo atronador de su tocayo John Myung, con las épicas melodías vocales interpretadas por James LaBrie. Los que no conocen y se preguntan qué onda con Dream Theater pueden escuchar los más de nueve minutos de “At Wit’s End” o los más de ocho de “Pale Blue Lot” y tener un panorama más que completo.