La expansión del universo es la última novela de Ramiro Sanchiz (Montevideo, 1978), prolífico escritor de ciencia ficción uruguayo y crítico-pugilista de música y literatura en la diaria. La obra tiene como narrador-protagonista a un joven difusor científico uruguayo, emigrado en España, que acaba de editar su primer libro, homónimo a la novela. A su vez, la historia intercala algunos capítulos de ese libro ficticio, en el que se desarrollan de manera didáctica algunas teorías contemporáneas sobre la creación, expansión y fin del universo con otros en los que se desarrolla la acción, distribuida en tres líneas explicitadas por el narrador: su propia vida, signada por el encuentro de un cuerpo en Pinamar cuando era niño (en 1988), su frustración en la carrera científica y su reciente y progresivo descubrimiento como escritor; la historia de Emilio Scarone, mítico narrador de ciencia ficción de los 90, personaje camaleónico y delirante desaparecido a principios de los 2000, por quien el narrador se interesa luego de conocer a Alfredo Kowak, otro cultor del género, con relativo mayor éxito que su maestro Scarone; y, finalmente, la historia de su tío –también emigrado, aunque por razones políticas– y, por ende, de toda su familia, signada por el tabú y la violencia vivida en el país a partir de los años 60. Todo esto parece mucho, pero todavía hay más: el narrador-protagonista es Federico Stahl, quien configura lo que Gustavo Verdesio reconoce como “el proyecto stahlinista”, una macronovela de universos paralelos en los que se establecen puntos de divergencia para el contexto histórico y para el propio personaje, quien, más allá de algunas coincidencias que hacen a la infancia, también varía.

A diferencia del resto de las novelas que lo conforman, en La expansión del universo el relato no mantiene mayores divergencias –nombres de películas, algún personaje que podría identificarse con un escritor local– con nuestro mundo y, de hecho, por su tono “realista” es difícil encasillarlo dentro de la ciencia ficción. Por último, el misterio que anima buena parte de la novela, y que como un anillo de acreción amalgama las tres líneas narrativas mencionadas, implica el tratamiento de la historia reciente uruguaya, acercándolo a un espacio que el propio Sanchiz ha cuestionado, sobre todo por su ligazón con la llamada literatura comprometida. Todo esto llevó a cuestionarse a Alicia Torres (en su reseña para Brecha): “¿Qué pudo haber sucedido? ¿Tendrá algo que ver que sea el primer libro del autor publicado por un grupo multinacional y no por las editoriales independientes, a veces muy pequeñas, en general audaces, que hasta ahora lo habían patrocinado? ¿Asistimos al nacimiento de otro Sanchiz? ¿Es La expansión del universo una vuelta de tuerca radical en su proyecto no realista de mundos paralelos?”. La clave a estas preguntas está en el propio proyecto de Sanchiz, entendido como un proyecto conceptual.

Con la metáfora

Los guiños metaliterarios abundan en el libro. En la conversación en la que Stahl conoce a Kowak, y, por ende, accede al mundo de las luchas culturales del under uruguayo de los 80 y 90, se da un intercambio sobre el uso metafórico de la palabra “entropía”. Entonces Kowak, encarnando la radicalidad de una ciencia ficción al margen del margen, afirma: “A mí no me gustan las metáforas. [...] Monstruos son monstruos, marcianos son marcianos, pistolas de rayos son pistolas de rayos. Lo demás son mariconadas”. La fuerza de la ciencia ficción, y así parecen confirmarlo los libros anteriores al proyecto Stahl, radicaría en un uso del lenguaje que imita al científico, que en lo sustancial evita desviarse de la referencialidad, y así maravillar con una realidad alternativa y no con ingenios del lenguaje.

Lo sorprendente es que Stahl procede de manera inversa en la historia que narra en este libro. Porque si bien se puede hacer hincapié en el carácter “realista” del relato (por la ausencia de divergencias temporales o de encuentros con seres extraños), se utiliza un mecanismo metafórico que permite dar cuenta de la historia reciente como misterio, convirtiendo las descripciones sobre el origen y el fin del universo en verdaderas figuraciones de la subjetividad del narrador frente a él. Fuerzas que acercan y alejan los objetos en el espacio, discos de acreción, temporalidades pensadas bajo la teoría de la relatividad; primero, todo ello no es más que teoría, y luego, es una forma de acercarse a la memoria individual y colectiva. El ejemplo más explícito de esta conversión hereje de Stahl en literato tal vez sea el episodio en el que el protagonista se encuentra en la biblioteca de su tío, y siente una especie de epifanía en la que los objetos –cargados de un pasado simbólico y de un orden preestablecido– se colocan en espiral, dejándolo en el centro, y emulando así un fenómeno astrofísico.

Una novela de ideas

En una entrevista ficticia, publicada por Sanchiz en uno de sus blogs, Stahl afirma: “Una cosa a la que no temo es a la narrativa de ideas. [...] Por ejemplo, llevar esas ‘ideas’ al nivel de los personajes, al diálogo entre sistemas del mundo”.

Para Stahl, esa narrativa se opone a la novela como artificio de lenguaje, y a la de tipo purista que relata hechos con intención efectista, descartando a la literatura comprometida en tanto narrativa de ideas hegemónica. La expansión del universo debe ser leída en esa clave, no tanto como exposición de una teoría a la interna de la novela sino en relación con el propio proyecto conceptual en el que se enmarca. La historia reciente, con sus agujeros de gusano –el regreso de Julio María Sanguinetti y Héctor Amodio Pérez como ejemplos frescos– es lo suficientemente intrincada e inverosímil como para constituir un universo stahlinista.

El abordaje de un tema que el propio Sanchiz ha rechazado, el tono realista y la conversión herética de su protagonista en escritor –cultivo del estilo incluido–, y hasta el tratamiento naíf de una historiografía batllista harto conocida, parecen ser otra variación posible de los universos paralelos del proyecto. Esta novela debería pensarse como un grado cero de la divergencia, y, en última instancia, como un chiste.

La expansión del universo. De Ramiro Sanchiz. Montevideo, Penguin Random House, 2018. 172 páginas.