Ayer asumió como nuevo comandante en jefe del Ejército Claudio Feola, el tercer oficial en ocupar este cargo en menos de un mes, luego de la destitución de Guido Manini Ríos y José González. En sus primeras declaraciones públicas, Feola se negó a condenar las violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura militar, argumentando que estas no estaban comprobadas. En círculos castrenses las declaraciones causaron alivio. “Por más que conozcamos la interna, siempre existe el riesgo de que algún oficial se rebele y demuestre arrepentimiento, pero por suerte no ocurrió”, aseguró un oficial en actividad. De todas maneras, los militares impulsan un proyecto para que la influencia que tienen los principales referentes de la dictadura no se termine luego de su fallecimiento. “Queremos armar un banco de células de represores, así podemos clonarlos después de su fallecimiento. Esto nos permitiría tener militares salvajes y sin alma por los siglos de los siglos”, explicó el oficial consultado.
Desde el gobierno reconocieron que la propuesta de los militares “no es lo que más nos gustaría”, aunque tampoco la descartan por completo. “Si hablamos de acá a diez o 15 años, sería interesante, porque producto de la clonación seguramente saldrían criaturas deformes, grotescas y de conducta impredecible, como Frankenstein; sería una mejora muy importante con respecto a seres como José Nino Gavazzo, Jorge Pajarito Silveira y Gilberto Vázquez. Además, los clones vivirían unos pocos años antes, algo que para el caso es muy bueno. Pero más adelante seguramente van a avanzar los métodos de clonación y vamos a tener réplicas idénticas; eso ya no nos gusta tanto”, declaró un funcionario de Presidencia de la República.