El director del Centro de Máxima Contención (CMC), del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (INISA), se intoxicó con un vaso de jugo que contenía diazepam. El jugo había sido preparado para la cena de los adolescentes la noche anterior. El director fue trasladado a un centro de salud privado.

Gabriela Fulco, presidenta de INISA, aseguró que suministrarle jugo con psicofármacos a los internos “no es una actividad permitida en la institución”. El Sindicato Único del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay condenó “enfáticamente la medicalización de adolescentes sin prescripción y sin consentimiento”.

Organizaciones sociales que trabajan en el tema cuestionaron el carácter excepcional de este episodio. El Comité de Derechos del Niño del Uruguay expresó en un comunicado que la situación ya había sido denunciada por el organismo, y explicó que se trata de un “mecanismo de control”. La organización Nada Crece a la Sombra pidió que la investigación que lleva adelante la institución incluya análisis clínicos a los adolescentes para saber si esta fue una situación ocasional o si se trata de una conducta sostenida.

Noelia Speranza, profesora agregada del Departamento de Farmacología y Terapéutica de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, considera que “es recomendable realizar estos análisis en los adolescentes para tener mayor información”. El test no es invasivo y puede ser hecho en orina. “Sería importante conocer, para hacer un mejor análisis de estos resultados, si los usuarios han presentado o presentan algún síntoma o signo como consecuencia del uso y si tienen hecha una indicación médica de alguna benzodiazepina o la consumen sin indicación y el modo de uso (dosis, duración del tratamiento)”, dijo.

Explicó que “la consecuencia del uso de diazepam sin indicación médica es la exposición innecesaria a un espectro de efectos”. Los efectos adversos son cefalea, náuseas y vómitos, ataxia, disartria, somnolencia, incoordinación motora e incapacidad de coordinar movimientos finos. A largo plazo pueden aparecer otro tipo de efectos adversos como trastornos cognitivos, alteraciones de conducta y el desarrollo de tolerancia y dependencia.

En ningún escenario la indicación de suministro de psicofármacos puede ser colectiva y no se debe administrar disuelto en alimentos. “La prescripción de medicamentos es un acto terapéutico individual e intransferible, que requiere un proceso que se inicia con un adecuado diagnóstico médico y un seguimiento posterior”.