Todo empezó con la fuerza del instinto maternal y luego se transformó en algo más abarcativo. ProEdu es un equipo pedagógico que se dedica a apoyar la inclusión de los niños, niñas y jóvenes en situación de discapacidad “en todos los niveles de la enseñanza”. Para conocer un poco mejor el proyecto, conversamos con Mercedes Viola, directora de la organización civil.

¿Por qué se creó ProEdu?

Al principio fue por una necesidad personal, porque mi hija nació con síndrome de Down. Además, yo estaba en el área de la educación; queríamos que Magda fuera a la misma escuela que sus hermanos y vimos que estaba difícil. Entonces tuve la necesidad de formarme para apoyar la inclusión. A partir de eso, con otro grupo de madres vimos que había muchas familias que se enfrentaban a las mismas barreras al momento de enviar a sus hijos a la escuela y decidimos armar ProEdu. En 2015 el foco era apoyar a las familias, sobre todo en el momento de llevar a sus hijos a la escuela. Previamente, yo lo hacía de modo informal, y el lanzamiento formal fue cuando Magda ya tenía 15 años. Me vengo formando desde que nació ella; me formé en educación inclusiva estudiando, tomando cursos y generando redes a nivel nacional, regional y global, para aprender qué se está haciendo en otros lugares. Al momento de escolarizar a tus hijos, te encontrás con un montón de barreras y los familiares no estamos preparados para argumentar porqué estamos convencidos de ciertas cosas. Porque mucha gente te quiere convencer de que lo mejor es que vaya a la especial u otro tipo de cosas.

¿Entonces el foco de ProEdu sería la inclusión en la escuela común?

Si, exactamente eso. Tratamos de promover el derecho que tienen todos los niños y niñas de ir a una escuela regular y no a la escuela especial, que genera un modelo de segregación. Las barreras más grandes que vemos es que los docentes nos dicen que no están preparados. Por eso, nos dedicamos a formar y a trabajar con las instituciones educativas y con los docentes en el proceso de formarse e irse transformando en culturas realmente inclusivas. A partir de eso, pertenecemos al grupo de trabajo de educación inclusiva, que es un grupo que nuclea organizaciones de personas con discapacidad o familiares de personas con discapacidad y organizaciones de Derechos Humanos, y desde ahí es un lugar más de incidencia política. También somos parte de una comisión de continuidad educativa del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), que nuclea a todos los subsistemas y también incluye al Programa Nacional de Discapacidad (Pronadis); nosotros participamos como sociedad civil.

En Uruguay, el 5,6% de los niños, niñas y adolescentes de 0 a 17 años se encuentra en situación de discapacidad (auditiva, física, intelectual o visual). De los 21 mil niños y niñas con discapacidad de entre 6 y 12 años, el 13% asiste a escuelas especiales —el 12% a escuelas del Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) y un 1% a colegios privados—, un 85% concurre a escuelas regulares, mientras que un 2% no asiste a ningún centro de enseñanza, según datos del censo de 2011.

¿Cuál es el rol de esa comisión?

Es un espacio para interactuar entre todos los subsistemas: Pronadis, INEFOP (Instituto Nacional de Empleo y Formación) y otras instituciones; junto a todos ellos estuvimos trabajando en el Protocolo de Actuación para la Inclusión. A su vez, pertenecemos a la Red Regional para la Educación Inclusiva que son de todos los países de la región y a Inclusión International como parte del sistema global. Esto sirve no sólo para tener un respaldo institucional sino también para compartir prácticas, intercambiar información y opiniones en la práctica.

¿Cómo viene funcionando esto en la realidad?

Por un lado, hemos avanzado mucho a nivel de discurso en relación con las respuestas a la pregunta: ¿qué quiere decir educación inclusiva? A pesar de que todavía hay mucha gente que cuando habla de educación inclusiva mantiene un paradigma de integración más que de inclusión. Porque estamos de acuerdo en que la inclusión significa la adecuación del sistema educativo, de la currícula y de la evaluación para que sea buena para todos y no que el niño o el joven se tenga que adecuar a lo que tengo.

O sea, a nivel de discurso se avanzó mucho y hay gente que habla desde modelo social o el paradigma de los DDHH pero a nivel de práctica no sé si no hay un pequeño retroceso porque nos encontramos ahora con muchos casos de niños en edad inicial que ya les están poniendo barreras cuando antes era como más inclusiva naturalmente la educación inicial. Ahora vemos que dicen “no puede venir el horario completo, tiene que venir con un asistente, que vaya y haga una escolaridad compartida” y estamos recibiendo situaciones de familias que nos llaman,que son casos muy tristes y familias que están peleándola mucho y la pregunta es: ¿si eso pasa en inicial qué va a pasar en primaria y secundaria?

Inclusión

Ana Verocai, titular de la Dirección Sectorial de Integración Educativa de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), expresó que la universalización del acceso a la educación media requiere el diseño de escenarios que aseguren la inclusión educativa y la continuidad. “Es importante la adaptabilidad, la disponibilidad y la accesibilidad de la oferta educativa a nivel de cada territorio entendiendo a estos tres elementos como claves para la inclusión”, señala.

¿Cómo procede ProEdu en esos casos?

Como dije, no trabajamos solos, trabajamos en red y con asociaciones, por ejemplo con la Asociación Down. Lo primero que hacemos es apoyar a la familia en cómo seguir sosteniendo los derechos de su hijo o hija. Y en los casos que corresponda, vamos a hablar a las escuelas, a los centros CAIF o a donde sea.

Si no se soluciona, los acompañamos a los lugares donde reclamar, aunque tampoco es algo que esté protocolizado. No hay un protocolo claro de a dónde ir: podés ir a Inspección o a la Institución Nacional de Derechos Humanos. Algunos lo han hecho, pero no sabemos cómo termina; estamos justo conversando con la Institución para saber qué pasa después de que se plantea un caso.

Igual ese debería ser siempre el último recurso, porque lo primero es tratar de que se incluya naturalmente. Ahora, desde ProEdu, estamos haciendo capacitaciones sobre el tema en todo el país, con un fondo de la ANII y con el apoyo Plan Ceibal. Capacitamos docentes en un taller sobre qué es la educación inclusiva, también hablamos sobre qué es el Derecho, la ética y en particular la ética de un educador. Luego, en un curso online sobre la plataforma Ceibal, hicimos un diseño universal para que el docente tenga una herramienta y la pueda aplicar en el aula. También queremos empezar talleres con las autoridades de las instituciones educativas.

¿La resistencia es mayor en la dirección de las escuelas o entre los propios docentes?

Yo creo que los docentes están preparados, hay barreras reales: a veces faltan recursos o los grupos son muy numerosos. Entonces, el problema no es el niño en situación de discapacidad que ingresa sino que tenés un grupo de 35 alumnos.

Si tenés que reclamar algo no es “sacame la inclusión” sino que querés un grupo más pequeño o un asistente de aula, pero no que ese niño venga con un asistente porque yo tengo un grupo de 35. Siempre el foco termina en el niño, niña o adolescente con discapacidad cuando en realidad el problema es que el grupo es numeroso.

Red Mandela

ANEP cuenta con proyectos de cooperación internacional que están en fase de implementación relacionados a las guías de UNESCO de 2017, que brindan herramientas para abordar la diversidad y las situaciones de discapacidad.

Otro proyecto, según Verocai, es extender la Red Mandela de UNICEF “que se está dando en educación inicial y primaria, hacia la educación media”. La Red de Escuelas Inclusivas Mandela lleva adelante estrategias de educación inclusiva desde el año 2014 y su objetivo es concientizar que la educación inclusiva es posible y promover sus aprendizajes para que otras escuelas inicien el mismo proceso y se integren a la Red.

¿Este proyecto de capacitar a la directiva quién lo apoya?

Estamos buscando recursos para llevarlo adelante. En verdad, es un proyecto que tenemos hace mucho tiempo pero estamos viendo cómo canalizarlo en base a las guías de UNESCO del profesor Mel Ainscow (de la universidad de Manchester) que nos va a apoyar en el diseño de este proyecto y que brinda conceptos sobre cómo transformar las culturas de las instituciones educativas. Para transformar la práctica en el aula, tenemos que hacer una transformación cultural. La transformación de la cultura te pone indicadores; por ejemplo: ¿se sienten todos/as los/as niños/as bienvenidos?; ¿por qué?

¿El protocolo de inclusión educativa es una herramienta legal válida?

Lo legal no es mi fuerte pero sirve porque se sabe que existe y se ha llevado a diferentes escuelas. Pero la realidad es que, a pesar de los esfuerzos, nosotros hicimos un formulario el año pasado junto con el grupo de trabajo, la asociación Down y la FAU (Federáción de Autismo del Uruguay) para relevar datos de las experiencias. El 50% de los casos que han manifestado rechazos de ingresos a las escuelas son por casos de discapacidad.

¿A dónde van estos niños y niñas que son rechazados?

Muchas veces terminan en educación especial, en educación compartida y si no, a veces, hay niños de 3 años que están haciendo medio horario y la otra mitad del tiempo están con la familia en sus casas. Hace unos días, en un curso, nos encontramos con una mamá que tiene una hija de 13 años (es decir que hace años que viene en esto). Está sola y la tiene que llevar y traer a todos lados porque tiene una discapacidad motriz. Es terrible cómo la sociedad no se da cuenta de todo lo que pasa ese niño o ese joven, todo lo que pasa una familia y cuáles son las barreras que tiene que enfrentar. En vez de allanar el camino, son las personas a las que les ponemos más trabas y se la complicamos más. Porque hasta eso de tener una escolaridad compartida: ¿qué niño se puede incluir si está dos días acá y tres días allá? Imagínate, medio horario acá y medio allá y las familias moviéndose en el medio de todo eso.

Lo que sucede con la escuela compartida es que además el niño no tiene ninguna continuidad, no tiene un lugar de pertenencia del aprendizaje. No es lo mejor para ellos.

Algunas investigaciones argumentan que lo mejor para el niño o niña con discapacidad y para el resto de los niños es una educación inclusiva. Inclusiva de verdad. No es que simplemente lo tengo y está ahí en un rincón, sino que el docente que sabe trabajar con la diversidad es un mejor docente para todos. Para poder trabajar bien en inclusión tiene que ser un docente que sea rico en estrategias, que trabaje de manera colaborativa, sabiendo qué es lo mejor para cualquier niño.

En 2019, 1.137 estudiantes en situación de discapacidad migraron de la educación inicial hacia otras propuestas. Un 30% de estudiantes que egresan de educación especial se inscriben en la educación media de ANEP y un 70% eligen otras propuestas de continuidad educativa.

¿Y cuáles son los apoyos diferentes que se precisan en el aula para un niño o niña con discapacidad?

Nosotros trabajamos desde la idea que educación inclusiva significa educación para todos. Después hay apoyos que debes hacer, por ejemplo si es un niño con TEA (Trastorno del Espectro Autista) pero es algo a contra horario.

Otra cosa es si necesita cierta asistencia en el aula para cosas puntuales (eso ya tendría que ser de la dinámica de la institución educativa). Sucede que te piden un asistente personal en el aula y 1) Te lo piden muchas veces porque está creado el Sistema de Cuidados, aunque ese no sea su fin, porque no están formados como asistentes pedagógicos y 2) yo siempre digo que el asistente pedagógico debe estar creado para el docente y que este pueda ser apoyado para trabajar con todos pero no generarle al niño una dependencia de una persona.

Si lo necesita para ir al baño en un momento dado está bien, o en alguna situación particular, que haya momentos que por su discapacidad le cuesten más. También puede ser que el medio le resulte agresivo y necesite una contención. Allí está bien, pero después tenés que apuntar a que ese niño llegue a la autonomía. Por ejemplo, en discapacidad intelectual se trabaja mucho en adelantar los temas y generalmente esos niños tienen apoyo a contra horario, entonces con la psicopedagoga de apoyo puede trabajar los temas de las materias que van a dar y así cuando va a clase tiene el tema más digerido.

Instituciones

La Dirección Sectorial de Integración Educativa se creó en 2015. Tiene tres áreas de política educativa: 1) El sistema de protección de trayectorias educativas; 2) la inclusión educativa; 3) la ampliación del tiempo educativo.

ANEP cuenta con una mesa de trabajo interinstitucional integrada por cuatro subsistemas: educación inicial y primaria; educación técnico profesional; educación secundaria y formación en educación. Se trabaja con las áreas que están relacionadas con educación inclusiva, como la Dirección Sectorial de Jóvenes y Adultos, la Dirección de Derechos Humanos y la Dirección Sectorial de Integración Educativa de Codicen. El objetivo de la mesa es la continuidad educativa y llegar a acuerdos conceptuales sobre cómo trabajar la inclusión educativa.

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