El ministro de Relaciones Exteriores, Rodolfo Nin Novoa, dijo ayer en una rueda de prensa que Uruguay mantiene informado al gobierno argentino sobre los avances del proyecto de instalación de la nueva planta de celulosa de UPM. “Argentina ha venido pidiendo información y se le ha ido dando. Tenemos una buena relación, y este no va a ser un tema en que nos podamos dividir nuevamente”, aseguró, alejando las conjeturas sobre un potencial conflicto de intereses con el vecino país, como sucedió durante la instalación de la primera pastera en Fray Bentos, en el primer período de gobierno de Tabaré Vázquez.
Nin Novoa informó que la semana que viene habrá una reunión bilateral con representantes del gobierno argentino, donde se conversará sobre este tema, entre otros. El canciller celebró la decisión de UPM de confirmar la instalación de la nueva planta en el norte del departamento de Durazno, sobre el río Negro, y destacó ese “intangible” que tiene el país, “de seguridad jurídica, de estabilidad institucional y política”. “Es una materia que viene desde hace muchos años. A partir de 2006 la calidad democrática de Uruguay comenzó a mejorar en los ranking internacionales, pero hay una historia, una tradición de país, de respeto de las normas, de los acuerdos, que viene desde hace muchísimos años, y Uruguay lo que ha hecho es seguir esa línea y fomentar la posibilidad de nuevas inversiones, basado en ese intangible”, añadió.
Algo similar dijo a la prensa el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Enzo Benech, quien aseguró que “no es casualidad” que UPM “se instale e invierta en Uruguay”, sino que es consecuencia de que en este país “la forestación funciona y tiene una ley que establece claramente los beneficios de ese sector”. Según dijo, en Uruguay puede haber plantaciones de árboles porque “hay un mapeo de suelo al respecto que otorga garantías”. Benech sostuvo que en el país “hay una política de forestación, con un millón de hectáreas plantadas en la actualidad, y los inversionistas tienen la garantía de que tendrán retribución económica”, porque en Uruguay “los negocios se respetan”.