“Te voy a tener que pedir disculpas, Marta, porque no lo voy a dejar salir del brete”, le dijo esta noche el candidato colorado Ernesto Talvi a la esposa de Julio María Sanguinetti, casi al finalizar el acto de la lista 2000 de Montevideo, del sector Batllistas, en Casa de Galicia. “Ya hizo un sacrificio por el partido muy grande y me consta, pero le voy a tener que pedir otro. Cuando todo esto termine -este proceso electoral en el que nos tenemos que concentrar ahora para ganar el 27 de octubre- quiero pedirle al doctor que asuma la conducción del partido”, dijo Talvi, y estallaron los aplausos.

Sanguinetti aceptó la oferta del candidato y se convertirá en el próximo secretario general del Partido Colorado (PC). “Nunca hemos rehuido a un combate”, respondió el candidato a Senador a la salida del acto, y añadió: “Más cuando me lo piden con tanto sentido de pertenencia, de convicción y amor al país”.

Más temprano, en el acto de la lista que encabezará el diputado Conrado Rodríguez, Talvi contó que cuando se reunieron en su casa para ofrecerle la candidatura a la vicepresidencia a Robert Silva, el ex mandatario les dijo: “Son los dos hijos del batllismo”, y aseguró que juntos van a poner al país “de pie” y a “revertir la decadencia”. Luego continuó diciendo: “Basta sólo un dato para saber que esta decadencia no para: uno de cada dos chiquilines nace en las periferias urbanas. Sólo 19 de 100 termina en el liceo. A la mitad de los chiquiliines no los educamos y sin educación los condenamos a la informalidad, a la changa, a la dependencia de los planes del Mides [Ministerio de Desarrollo Social], a la droga, al delito”.

El candidato colorado sostuvo que aunque cada vez los uruguayos tienen más “televisiones planas o autos, estamos en una sociedad cada vez más agresiva, crispada, fracturada y violenta. Tenemos más bienes materiales pero vivimos mucho peor”, remató. A su juicio, eso no va a parar porque “la educación está fracasando estrepitosamente” y dijo que eso se explica por la decisión del gobierno del Frente Amplio de “tercerizarle la educación a los sindicalistas”. Talvi se preguntó cuáles son las “credenciales” que tiene un sindicalista para manejar la educación pública, y agregó que en ese lugar tiene que estar la “mejor gente”. “Tenemos a los mejores; existen”, recalcó Talvi, y nombró a Silva y a varios integrantes de Eduy21, como Renato Opertti, Fernando Filgueira y Adriana Aristimuño.

Talvi recalcó que es necesario encarar una transformación educativa y productiva para que los “jóvenes no sueñen simplemente con irse” y llamó a esto el “efecto Messi”. “Ese virtuoso está en Barcelona y exhibe su máxima virtuosidad y lo llevan a un ecosistema tóxico y esa virtuosidad se transforma en mediocridad. No suda la camiseta, no corre, no canta el himno”, dijo, y ejemplificó: “Nuestros hijos se quieren ir al Barca, quieren aprovechar el máximo de su potencial, no quieren estar en un lugar donde no tienen con quién jugar. Esa es la tragedia que estamos viviendo. Nuestros jóvenes más preparados se están yendo”.

A su turno, Sanguinetti comenzó su discurso planteando que en Uruguay hay “cercenamiento de libertades”, y agregó: “Es ese Estado que todos los días va invadiendo la privacidad, que no nos deja de cambiar de mutualista, que nos introduce por la vía del gobierno campañas que, con el rótulo de bien público, son simplemente campañas de publicidad y de propaganda de gobierno. Es ese Estado que le da al ministro de Economía [Danilo Astori] los medios para que salga a tergiversar la situación y nos vuelva a decir que nunca hemos estado mejor que ahora”.

Luego habló de una “crisis” de la seguridad, educación y empleo. El ex presidente advirtió que el desempleo crece y planteó que el desafío “no es el viejo empleo”, sino capacitar a la gente para el “nuevo empleo”. “Los contenidos tienen que ser mucho más cercanos al mercado. Hay que salir de ese tabú absurdo que tantos años hemos oído de que la educación no puede estar al servicio del mercado y preparar a la gente para el mercado, porque aparentemente hay que prepararlos para la desocupación”.

Finalmente, se centró en el ingreso -y posterior salida- del cantante Gustavo Serafini, alias El Gucci, en una lista del FA y afirmó que se trata de una “anécdota” que ejemplifica “la pérdida de valores”. “Este episodio esperpento que hemos vivido con El Gucci no es sólo un mamarracho, es algo más. Es un candidato a la Presidencia que sale a buscar la popularidad de un artista popular que luego se retrotrae y luego sufre la acción fundamentalista de un grupo que degrada la causa feminista con su autoritarismo y macartismo”, sentenció. “Ese episodio anecdótico, tomado de un sketch humorístico, es la revelación de cómo nos hemos ido acostumbrando en estos 15 años a que se degraden los valores sustanciales de la convivencia, de la integridad”, concluyó.