Patricia Pata González (PG) milita en Ir y coordina el comando de campaña de Daniel Martínez. La otra Pata, Patricia Kramer (PK), se mantiene independiente luego de haber sido jefa de campaña de Carolina Cosse. Superadas las elecciones internas, ambas apuestan por el Frente Amplio (FA) mediante una coalición feminista y juvenil. Formaron El Abrazo, que nuclea a los sectores Ir, Magnolia, Frente en Movimiento y Colectivo Plena, además de militantes independientes.

Kramer encabezará la lista al Senado y será secundada por Christian di Candia, integrante de Magnolia y actual intendente de Montevideo. La lista de diputados por Montevideo será encabezada por González, y sus suplentes serán Nadia Almeida (Magnolia) y Fiorella Buzeta (Frente en Movimiento). Mas allá de estos nombres y del orden en que aparecen, ambas creen en la construcción de una bancada colectiva, con integrantes que puedan turnarse y en la que cada persona pueda aportar en los temas que sabe.

Con el diario del lunes, ¿cómo vivieron el proceso de las elecciones internas?

PG: Me permitió aprender muchísimo sobre cómo funciona la política, los núcleos de poder, los círculos de los candidatos, cómo se construyen las cosas y cómo se terminan tomando las decisiones. Me deja una reflexión sobre lo difícil que es que en estos espacios haya mujeres. Es fuerte para el cuerpo, es impactante para el cuerpo. Tenés que ponerle mucha resiliencia. Tenemos que cuestionarnos desde el feminismo cómo entramos en esos espacios y cómo logramos que entren otras compañeras. Tenemos que tener entrenamiento para transformarlos; entrar en esos lugares para cambiarlos.

PK: Para el FA fue un proceso interesante, en el que pudieron instalarse nombres nuevos y una candidata mujer. Ese abanico de diferentes personalidades muestra que el FA sigue teniendo diversidad y sigue pudiendo plasmarla en un proyecto común. Después de 15 años de gobierno, en el que ha sido cuestionado por impermeable, el proceso de las internas demostró que el FA sigue vivo en su amplitud.

¿Qué piensan sobre el proceso de elección de la candidata a la vicepresidencia?

PG: Fue un proceso complejo. Se consultó a mucha gente y fue leído como un casting. Honestamente, creo que no hubo un casting. Creo, y me quedo con ese sentir, que muchas compañeras lo sintieron así. Entonces, no es desestimable. No puedo decir que haya sido un proceso sano si hay muchas compañeras que se sintieron dolidas por eso. A diferencia de otras veces, fue más participativo. La fórmula siempre la define el candidato con algunas personas que nadie sabe quiénes son; así se resolvieron todas las formulas anteriores. Esto abre a que la resolución sea cada vez más colectiva. Esa es una buena noticia, es algo en lo que avanzar. Es cierto que hay gente que quería que fueran unas mujeres u otras. Hay que destacar que mujeres políticas con condiciones para ocupar el rol de vicepresidenta había un montón, porque hay muchas compañeras que tienen las condiciones para hacerlo. Lo que pasa es que las mujeres políticas todavía somos un poco resistidas dentro de la política. Es algo en lo que tenemos que avanzar.

PK: Las y los ciudadanos somos un poco presos de lo político y lo electoral, también sobre qué les pedimos a esas personas para que estén ahí. Por momentos, lo electoral dificulta los procesos políticos profundos.

En los últimos tiempos hubo polémicas respecto de posibles incorporaciones. ¿Cómo queda parado el FA frente a estos episodios?

PK: Estamos viviendo un momento que parece el minuto a minuto, como si estuviéramos midiendo el rating. Hay un montón de herramientas que nos permiten medir nuestros movimientos, que deberían ser más capaces de liberarnos que de atarnos, pero nos terminan atando. Los momentos electorales son tiempos en los que la ciudadanía se cuestiona y está dispuesta a ponerle el cuerpo porque visualiza mejor la vinculación entre lo político y lo cotidiano. Los momentos electorales son clave para incorporar gente, para que las personas encuentren un motor para acercarse. Pero también es peligroso, porque justamente es un momento en el que todo está en jaque.

“Necesitamos una fuerza política más llena de mujeres feministas y más llena de personas que estén para poner su cuerpo y sus planteos en los espacios de decisión, porque eso cambia las cosas”


Patricia González

PG: Hay una dificultad extra, que es cómo las mujeres que estamos dentro de los espacios políticos logramos hacer transformaciones y cómo sentimos la presión de las compañeras que están afuera para hacer eso bien. Hacemos lo que podemos, le ponemos mucho cuerpo y mucha voluntad, pero los espacios son complejos. Las presiones del movimiento le sirven a la fuerza política. Necesitamos una fuerza política más llena de mujeres feministas y más llena de personas que estén para poner su cuerpo y sus planteos en los espacios de decisión, porque eso cambia las cosas. Ahora, no le podemos pedir a ese puñado de personas que logran estar en esos lugares que logren las transformaciones profundas que no consigue hacer una fuerza política entera. El FA tiene un debe. Me hago responsable. Como creo que la fuerza política tiene una responsabilidad, le pongo el cuerpo para transformar esa realidad. Necesitamos más espacios para compañeras que pongan el cuerpo para transformar la realidad.

¿Qué impacto tiene en el escenario electoral?

PG: La izquierda siempre tiene que ser cuestionada; esa es su esencia. Que te cuestionen no es una mala noticia. ¿Cómo cambia el mundo si siempre estamos todos de acuerdo en todo? El mundo cambia porque se plantean otras cosas y porque la gente patea. “Antes esto era así, ahora no quiero que sea más así”. Cada paso de estos nos muestra que el feminismo en la fuerza política es central. Me gustaría pensar que las compañeras ven también en nosotras, las que estamos adentro, un germen para la transformación. Y me gustaría más todavía que las compañeras vengan y se involucren para hacer esa transformación con nosotras.

PK: Es importante visualizar el conflicto, pero también ver cómo se resuelve, porque los conflictos son parte inevitable de moverse. No podemos quedarnos meramente en el error. Los errores existen y es muy importante ver cuánto nos hacemos cargo –o no– de esos errores y cómo construimos algo mejor. Se han cometido muchos errores, es importante visualizar cómo se resolvieron para hacerlo mejor.

¿De qué viene El Abrazo?

PG: Somos personas con mucha confluencia y distintos espacios de encuentro. Hay mucha gente que necesita juntarse con gente parecida para construir espacios sanos para hacer política. Se trata de construir un espacio político que te permita sobrevivir. Es una propuesta que apuesta a tener bancadas colectivas. Que no sea una sola persona que entra a la cámara y esa persona es la dueña de la organización. Somos este colectivo de personas, cada uno sabe de algo y pone a disposición ese conocimiento para construir política. No es verdad que a los jóvenes no nos importa la política. No nos es amable. Por eso el objetivo es construir un espacio que permita que no sólo nosotras estemos acá, sino que puedan sumarse a este lugar para hacerlo propio. Es para gente que quiere colaborar en política y no se quiere sectorizar, que quiere seguir siendo independiente, como es el caso de la Pata. No te vamos a cobrar que no estés afiliado. ¿Tenés algo que te preocupa y te parece que hay que hacer algo? Vení y hacelo. Es una actitud proactiva ante la desazón que muchas veces nos genera la política a las personas jóvenes.

“La política y la vida tienen que ir juntas. Así como la política va abriendo espacios para que la vida pueda ser, la vida abre espacios para que la política sea posible. Urge no permitirse que esos tiempos se desfasen demasiado, porque lo más importante para la política es que la gente se sienta involucrada, porque la política va a formar parte de tu vida inevitablemente.”


Patricia Kramer

¿Por qué apostar a un espacio alternativo?

PK: Buscamos en qué estamos de acuerdo para dar esas luchas juntos y no detenernos tanto en lo que nos separa, que es un poco lo que ha generado tanta segmentación en el FA. Hay algo muy fuerte de la construcción en equipo que necesita de personalidades fuertes, pero de personalidades dispuestas a que el ego no sea lo que mueve. Eso es lo que me conmueve de esta juntada: saber que cada quien elige ser mejor en ese juntarse. Eso aporta a las maneras de hacer política. La renovación no es sólo un tema de edades, pasa por otras maneras de hacer política. También permitirse, aunque tenga costos, ser un poco irreverente. Para ciertos cambios es necesaria cierta rebeldía. Aunque a veces pueda ser mal vista, suma. Mueve límites. Se ha vuelto más urgente mover esos límites, si no nos vamos quedando atrás. La política y la vida tienen que ir juntas. Así como la política va abriendo espacios para que la vida pueda ser, la vida abre espacios para que la política sea posible. Urge no permitirse que esos tiempos se desfasen demasiado, porque lo más importante para la política es que la gente se sienta involucrada, porque la política va a formar parte de tu vida inevitablemente. Los resultados de las elecciones, te gusten más o menos, te involucres más o menos, van a formar parte de tu vida. Te van a permitir y a negar cosas, van a atravesar transversalmente todo lo que sos: tu trabajo, tu familia, tu barrio, todo. Cuantas más expresiones haya para que más gente se sienta involucrada, más cerca estamos de hacer política de verdad.

PG: La democracia necesita que las personas aporten en el momento de la vida en el que están. Sos joven, no tenés que esperar a tener 60 para que tu opinión importe. Tenés hijos chicos, no tenés que esperar a que crezcan para que tu opinión importe. Tu opinión tiene que importar independientemente del momento de la vida en el que estás. Lo que está pasando es que hay mucha gente que no está en la política porque la política no es amable para personas que transitan otros momentos de la vida, sobre todo si sos joven, o si tenés menos de 50. No es un lugar amable, y eso deja afuera la opinión de un montón de gente. Si queremos que esta otra voz esté involucrada tenemos que construirla, y tenemos que construirla de otra forma.

PK: No le echaría toda la culpa a la política. Hay algo que no termina de confluir porque fue construido antes de que el mundo fuera como es ahora. También hay espacios de jóvenes en los sectores del FA. Esto funciona como nexo para otro tipo de gente, porque si usás una sola manera llegás siempre a la misma gente. Cuantos más seamos y más diversos, mejor. Esto lo que intenta hacer es convocar a otro tipo de gente, algo súper necesario. Es muy difícil, en este mundo, encontrar los tiempos para pensar y construir. Ahí es donde me parece que lo amable es el quiebre. Cuando te juntás con gente a la que le está pasando lo mismo que a vos se te hace más amable sincronizar y ponerle pienso y corazón a la política, pero sin descuidar tu vida, que es muy importante. Si terminás demasiado alejado de tu vida, no termino de saber qué es lo que le ponés y le aportás a la política si esta ocupa toda tu vida. Es importante que tu vida fuera de la política siga siendo valiosa y querida, que tengas conflictos respecto de dónde ponés tu tiempo, porque las dos cosas están buenísimas, y porque a su vez las dos son una. Ese conflicto es necesario. Si te es muy fácil dedicarle 100% de tu vida, a la política no termino de entender.

Característico de una generación.

PG: Somos gente que tiene muchas vidas posibles. Y apostamos a construir política. Estudiás, laburás, tenés tu espacio de amor, tu núcleo delirante, tu maternidad, tu familia, tus amigos. Todo eso es parte de tu vida y, a la vez, una parte de todo eso que ponés acá, en la política. Es también un intento de militar la política sin culpa. Es algo que nos pasa mucho a las mujeres. Cuando escuchás las historias de las mujeres que hicieron política aparece siempre la culpa: de dejar a los hijos, de no estar, de estar en las reuniones. Siempre estás mal por eso. Porque también la política exige un poco eso para poder estar. Lo queremos hacer de otra manera, permitirnos decir “este tiempo lo voy a dedicar a la política, pero este otro tiempo lo voy a dedicar a otra cosa”. Eso me construye como una mejor sujeta política. Me permito hablar con otra gente, pensar en otros espacios que piensan en otras cosas, y todo eso lo traigo al espacio político.

PK: Hubo una crisis de la política. Antes estaba mucho más unida la vida cotidiana con la política. Después hubo una crisis en la que ser político se convirtió en algo muy fuerte en sí mismo, algo que ahora estamos necesitando romper. Si vamos a la vieja guardia de la política vemos que tenían claro que era importante mantener su vida, su familia, su escritura, su docencia. Ahora casi que les exigimos que se dediquen a esto, que no se distraigan. Al contrario, distráiganse, porque eso es parte de lo que aporta. Les exigimos que se dediquen a la política, como si fuera una cosa estanca por fuera de la vida. Hubo una crisis de eso. Antes era diferente y para adelante va a tener que ser diferente; si no, la política va a estar cada vez más lejos de la realidad.

De afuera se ven los puentes rotos entre Martínez y Cosse. Sin embargo, ustedes, que ocuparon y ocupan lugares centrales en sus campañas, saltean esto y apuestan juntas.

PG: Una de las claves del feminismo, y así lo leímos con Pata en este proceso, es que nos ponemos el cuerpo entre nosotras y nos apoyamos. Nos respaldamos y entendemos entre compañeras los lugares que nos toca ocupar. A veces se ven los puentes de la política sólo en relación con los liderazgos, pero la verdadera política se teje de abajo y entre muchas personas. Además, algo que sentimos que tenemos en común es que tenemos muchos puentes entre muchos espacios. Porque venimos de muchos lugares, porque militamos el feminismo en muchos espacios y porque entre compañeras nos conocemos. También intentamos encontrar en los otros su mejor versión, y eso nos permite dialogar con mucha gente. Hay mucha gente en la que creo y a la que quiero que está en otros espacios frenteamplistas, y quiero que se desarrollen y que construyan. Hay una clave en el feminismo que apunta a apoyarnos independientemente del lugar en que nos toca estar, o en el que sentimos que tenemos que estar en determinado momento. Yo sentí que tenía que estar en el lugar que me propusieron, y supongo que Pata habrá sentido lo mismo. Hay una nobleza en respetar el sentir de la otra y el lugar en el que creyó que iba a dar su mejor versión. Y así lo hicimos. Eso inevitablemente te permite ver a la otra en su mejor versión y en su mejor batalla. La red del feminismo político dentro del FA está cada vez más fuerte.

Mientras que la estrategia del FA parece ser acumular por el centro, ustedes claramente quieren acumular por izquierda. ¿Por qué?

PG: Porque somos izquierda. La esencia radical, transformadora, inclusiva, justa y solidaria de la izquierda es la forma en la que queremos hacer política. Queremos que la gente nos vote porque nos quiere votar, porque quiere que ciertas cosas sean dichas en esos espacios. No queremos que nos voten porque electoralmente es más útil decir una cosa u otra. Capaz que nos va bien haciendo esto, capaz que no. Veremos después y haremos las evaluaciones pertinentes. Prefiero perder el partido convencida de lo que estamos haciendo que ganarlo sin conciencia ni convencimiento. Sería más duro ganar así que perder construyendo, y a eso apuntamos como esencial.

PK: Porque es necesario. Hay cosas que no dan para más. Si no tenés claro a dónde vas, corrés peligro de agarrar otros caminos. El mundo de la derecha es insostenible. La manera en la que el mundo viene es insostenible. Nos demos cuenta o no, hagamos algo al respecto o no, sobran pruebas de que la manera en que vamos es insostenible y el mundo pide a gritos que nos hagamos cargo. Tenemos que llevarnos lo mejor y lo más lejos posible. Y eso es por izquierda.

¿Cómo se imaginan en un escenario en el que les toque ser oposición?

PG: No me imagino en un escenario de oposición. Estamos construyendo la mejor versión de esta fuerza política, que siento que tiene que volver a ser gobierno. Nos quedan muchos pendientes, hay mucha gente que necesita que nosotros estemos ahí. Lo que construimos hoy nos permite mirar mucho más lejos. Pudimos hacer cosas muy importantes, pero faltan muchas más. Hay que imaginarse mucho más el país en el que queremos vivir, un país que no tenga tanta gente pobre, ni tanta gente viviendo en asentamientos, ni tanta gente por fuera de la política, ni tanta gente con falta de acceso a servicios esenciales. Todavía falta, tenemos que meter mucha energía en pensar en eso. Tenemos por delante la agenda ambiental, la feminista, la de la discapacidad, fortalecer los empleos de calidad; queda mucho por hacer. El FA sigue siendo la única fuerza política con un proyecto político. No la veo con partidos que tienen que hacer alianzas y no tienen un programa común. ¿Quién va a gobernar? ¿Con qué programa? Es un escenario que no quiero imaginar.

PK: No quiero ni hacer el ejercicio de imaginar el escenario en el que el FA pierda el gobierno, pero la lucha es la misma. En un escenario está hacer viable la vida, en el otro hay una lucha descarnada entre lo que una quiere y hacia dónde va. En cualquier caso, lo que una quiere aportar es lo mismo.