A Carlos Alberto Núñez Santos lo mató un disparo con un arma de “munición no letal” realizado por un guardia a corta distancia en un procedimiento irregular el 9 de octubre de 2018 en el Penal de Libertad. Luego de que un comisario le disparó, lo patearon en el piso. Hicieron caso omiso a su pedido de asistencia y quedó agonizando en su celda. Cuando lo atendieron no pudieron hacer nada y murió.

Inicialmente, luego de un informe del entonces director del Instituto Nacional de Rehabilitación, Gonzalo Larrosa, se comunicó que Núñez había fallecido por una puñalada provocada por otro preso. Ese informe, que luego se constató que aportaba información falsa, terminó con la separación del cargo de Larrosa.

El rol de Juan Miguel Petit, comisionado parlamentario penitenciario, fue clave: impugnó lo dicho en un informe en el que sugiere reforzar la investigación sobre el procedimiento policial.

Ante un conflicto o en una requisa, en los procedimientos policiales en cárceles, se filma con una cámara GoPro que los efectivos llevan en el pecho. El procedimiento quedó filmado. Hubo intentos de cortar la grabación y eliminar el material.

Este material, entre otros, fue fundamental para que Nidia Morosini, fiscal de Libertad, imputara a tres policías por el homicidio de Núñez. Los responsables son un comisario, un suboficial mayor y un agente.

Las armas consideradas de “municipación no letal” o “menos que letales” tienen como carga perdigones. Se considera que no son letales si se disparan desde una distancia mayor a diez metros y apuntando a una superficie rígida, como puede ser una pared. Si los disparos de realizan a una distancia inferior y sobre una superficie blanda pueden provocar lesiones graves e incluso letales.

Según un comunicado emitido por la Fiscalía, Morosini imputó al comisario R.F.L. por un delito de abuso de autoridad contra personas privadas de libertad, en concurrencia formal con un delito de omisión de asistencia en calidad de presunto autor y por la presunta coautoría de un delito de homicidio a título de dolo eventual, en la modalidad de comisión por omisión. Para el suboficial mayor L.V.O. solicitó la imputación como presunto autor de un delito de abuso de autoridad contra personas privadas de libertad, en concurrencia formal con un delito de omisión de asistencia, y para el agente J.B.P. como presunto autor de un delito de abuso de autoridad contra personas privadas de libertad en concurrencia formal con un delito de omisión de asistencia.

Se dictaron medidas cautelares por 180 días para los tres policías mientras continúan las investigaciones.

Sobre el hecho

Núñez estaba alojado en el edificio del celdario 1, piso 3, sector B, celda 339. Alrededor de las ocho de la noche del 9 de octubre del año pasado hubo incidentes en la unidad e intervino la guardia. Núñez tuvo un intercambio verbal con la guardia y dispararon hacia el interior de la celda. No fue al único al que le tiraron; el mismo comisario que hirió de muerte a Núñez, disparó en otras oportunidades lesionando a otros reclusos. Todos estaban trancados dentro de la celda, es decir, no podían salir del lugar y no significaban un riesgo para los efectivos policiales.

Le pidieron a Núñez que se tirara al piso y cuando se estaba arrodillando le dispararon. Quedó tirado en el piso y se retorcía gritando que “le habían tirado con balas de verdad”. Si bien los policías dicen desconocer que el hombre estaba herido, en el video se observa a los involucrados visualizando la situación: al hombre tirado en el piso desangrándose.

Según consta en actas de la Fiscalía, al jefe del operativo le dicen: “Che, la PPL –persona privada de libertad– se está desangrando”, a lo que otro funcionario policial dice que es “problema de él”. Según el registro fílmico, se observa al jefe de operativo muy cerca del hombre lleno de sangre y retorciéndose por el dolor. Al rato lo arrastran y pisotean camino a enfermería. El personal de salud intentó reanimarlo durante media hora. Constataron la muerte cerca de la medianoche.