El 9 de agosto en el programa Todo pasa de Océano FM, y luego el lunes 12 de agosto entrevistada por la diaria, la referente en economía del colorado Ernesto Talvi, Ana Zerbino, mostró las cartas que piensan jugar si llegan a ser gobierno.

Siempre es bueno escuchar a los asesores de un nuevo candidato en la política nacional para conocer en profundidad sus propuestas a futuro. Ana Zerbino, la referente en economía de Talvi, manifestó que en política había votado tanto al Partido Colorado como al Partido Nacional. Concretamente dijo: “No era ni blanca ni colorada, voté a Jorge Batlle, voté a Lacalle, voté alternados blancos y colorados; más bien lo que voto es el proyecto”. En esta afirmación (si bien deja la duda de a qué Lacalle habrá votado), queda claro que para ella los proyectos políticos de ambos partidos son similares (como lo cree la mayoría de las personas) y que aquellas palabras de Wilson Ferreira Aldunate “se puede ser nacionalista, se puede ser colorado, pero no se puede ser las dos cosas a la vez” están quedando cada vez más en el olvido.

En términos económicos, Zerbino se definió como liberal: “Las bases para el progreso del programa de Ciudadanos de Talvi y hoy en día del Partido Colorado es progresar en un ámbito liberal”. Posteriormente, ante la pregunta del periodista Mariano López sobre si se trataba de un liberalismo económico diferente al de los 90, Zerbino, con total sinceridad, manifestó: “Yo creo que las políticas liberales son siempre las mismas”, y a partir de allí enumeró un conjunto de políticas económicas, que también destacó en la nota con la diaria. Algunas de estas ideas son propias del neoliberalismo. En ese mix expresó: “Apertura comercial, creer en la iniciativa privada, buenas relaciones laborales, creer en el funcionamiento de los mercados… el mejor asignador de recursos es el mercado”.

A este respecto, vale señalar que no queda del todo claro qué quiere decir con “buenas relaciones laborales”; en lo personal, me inclino a pensar que no está haciendo referencia a la negociación colectiva (donde la gran mayoría de los acuerdos se lograron por consenso de las tres partes involucradas), porque desde el punto de vista neoliberal toda regulación en el mercado del trabajo, como lo son la negociación colectiva, la existencia de salarios mínimos, la participación de los sindicatos, las cargas tributarias, entre otras, provocan que la tasa de desempleo esté por encima de su nivel natural (Friedman, 1982;1 Barro, 2009;2 Becker, 2009).3 Por lo tanto, creo que Zerbino entiende por “buenas relaciones laborales” aquellas que apuntan a la desregulación del mercado del trabajo, a no entorpecer el proceso de maximización de beneficios por parte de las empresas y, en definitiva, a eliminar todo aquello que no permite la baja del salario real como solución al desempleo.

Seguidamente, en la entrevista radial expresó: “Y luego están las políticas sociales… En la medida que el país crece y tiene un producto bruto más alto, eso permite distribuir más y mejorar las políticas sociales; seguir incentivando una corriente liberal, unido a seguir profundizando el atender la solidaridad y a los más débiles”. Esta frase pone de manifiesto dos cosas: en primer lugar, Zerbino, al igual que Talvi, está a favor de la teoría del “goteo” o “derrame”. Es decir, primero crecer y luego, una vez que las capas altas se apropiaron de la mayor cantidad de renta posible, permitir que por medio del mercado lo que queda del crecimiento se derrame hacia el resto de la sociedad. Este hecho ya fue señalado con mucha claridad por el ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori: “Él [Talvi] apuesta mucho a que el crecimiento derrame, más que a la existencia de políticas públicas que construyan inclusión y equidad; esa diferencia para mí es fundamental y la tenemos con toda la oposición”.

En segundo lugar, Zerbino expresa la idea de solidaridad con los más débiles. ¿Qué implica el concepto de “solidaridad”? ¿Está vinculado de alguna manera con lograr la inclusión para que las personas de menores recursos accedan a mejores condiciones de bienestar, con trabajos y educación de calidad? ¿O funciona para invisibilizar la desigualdad de oportunidades que existe en el país? Vinculado con el mundo del trabajo, ¿el empresario hace un acto “solidario” al contratar a una persona de bajos recursos y por ello habría que abrazarlo, o simplemente se aprovecha de los beneficios fiscales a los que accede por contratar a esa persona, lo cual aumenta su tasa de ganancia?

Destaque aparte merece la contradicción de acusar al gobierno de “asistencialista” en la nota con Océano FM y expresar dos días después en la diaria: “A aquellos que no han logrado la autosuperación personal, por distintas razones, hay que asistirlos”.

Finalmente, en lo referido al déficit fiscal y la seguridad social, creo que se vio la cara más preocupante. Para empezar, mencionó que la nueva administración de Vázquez encontró al país con un déficit fiscal de 2,5% del Producto Interno Bruto (PIB) tendiendo a 3%. Esto es un error y minimiza el problema, pues la situación fiscal era bastante más compleja. En 2014 el déficit cerró en 3,5% del PIB, y en 2015 en 3,6%, con la preocupación de que el estructural había trepado por encima de 4%. Pero bueno, no todos tienen por qué tener los datos en la cabeza, aunque tal vez sería recomendable que una candidata a ministra de Economía y Finanzas sí los tuviera, más si cree que esta es una de las variables de mayor importancia en la actualidad económica. Por suerte para ella no le preguntaron por las cifras de desigualdad y pobreza.

No obstante, lo más preocupante es lo que vino después. Zerbinó expresó en Océano FM: “A partir de la reforma de 2008 se duplicaron las jubilaciones por incapacidad. Eso es como un ejemplo bien gráfico; de los niveles que venían siendo se pasó al doble, entonces esas flexibilizaciones micro, que a veces son resorte del BPS, o sea que no son cuestiones de ley, son temas del BPS, los criterios que aplica, han disparado el gasto en seguridad social”.

En esta expresión quedan al descubierto varios puntos del pensamiento neoliberal. En primer lugar, el escaso (por no decir nulo) interés en las personas más vulnerables. Criticar las transferencias a personas con discapacidad y ver en ese rubro la problemática de la seguridad social es una clara muestra de ello. Un probable gobierno de este estilo apuntaría fuertemente a este recorte. Hay que tener en cuenta que las altas jubilatorias fueron 210.000 entre 2009 y 2016, y de esa totalidad solamente 34.000 corresponden a invalidez (16%). En segundo lugar, el desprecio por el funcionamiento de las instituciones financieras públicas. Según Zerbino, el Banco de Previsión Social (BPS), funcionando en base a criterios propios, es responsable por el incremento del gasto en seguridad social. Ahora bien, los datos muestran que las prestaciones por invalidez, vejez y sobrevivencia muestran un incremento entre 2008 y 2017 de 14,1% en promedio anual. Este registro, si bien es alto, se asemeja al comportamiento del Índice Medio de Salarios (11,6%), por lo tanto parecería obedecer más a la dinámica económica que a un comportamiento arbitrario del BPS. Por otra parte, vale la pena mencionar que el gasto de la Caja Militar para el mismo período registró una variación aun mayor (14,7% en promedio anual). Con todo esto, a Zerbino le parece que lo preocupante es el monto de las transferencias a personas con discapacidad.

Bienvenido sea que la referente en economía de Talvi haya mostrado sus cartas. Ya era hora de que el neoliberalismo saliera a jugar el partido sin máscara.

Como solución a esta problemática, el equipo de Talvi impulsaría la implementación de una regla fiscal. En la nota con la diaria, Zerbino expresó: “La idea es establecer por ley un gasto estructural que te permita abstraerte de la situación extraordinaria, tanto por arriba como por abajo. Para eso se conforma un tribunal de expertos, integrado por la academia, por políticos, por el gobierno y por el sector privado”. Ante la pregunta del periodista Ignacio Martínez sobre si el sector privado también integraría este comité, Zerbino aclaró que no se refería a todo el sector privado, sino sólo a una parte, obviamente la parte para la que piensa gobernar: “Gente de las cámaras [empresariales]. Sería deseable porque es súper importante tener el termómetro de quienes están invirtiendo y arriesgando su capital”.

En síntesis, bienvenido sea que la referente en economía de Talvi haya mostrado sus cartas. Ya era hora de que el neoliberalismo saliera a jugar el partido sin máscara. Esto le hace bien a la democracia, pues la población cuenta con mayor información para decidir su voto. Como bien lo expresó Zerbino, las políticas económicas de esta corriente son siempre las mismas. Son las políticas que se implementaron en los 90 y que intentan volver; haciendo un ejercicio de memoria no muy difícil, cada uno podrá recordar cuál fue el resultado. O tal vez no sea necesario tal esfuerzo, alcanza con mirar a Argentina y analizar cómo le ha ido en estos últimos años. Al respecto vale señalar que en agosto de 2018 Talvi declaró en una nota con El Observador4 que el equipo económico de Macri era “formidable”. Lamentablemente para nuestros vecinos, esa brillantez no se tradujo en las condiciones de bienestar de la población argentina, sino más bien todo lo contrario, y hoy va camino a dejar el poder, con una economía en recesión, una inflación por encima de 50%, la pérdida de más de 215.000 puestos de trabajo formales en el último año y una pobreza de 34%. Definitivamente, no es necesario recordar cómo terminaron impactando las políticas neoliberales de los 90, alcanza con mirar a la vecina orilla para que no nos ocurra lo mismo.

Federico Araya es economista.


  1. Friedman, M (1982): Paro e inflación. Unión Editorial, ISBN 978-84-7209-069-9. 

  2. Barro, R (2009): “Government spending is no free lunch”. The Wall Street Journal. 

  3. Becker, G (2009): “How to increase employment?”. www.becker-posner-blog.com 

  4. https://www.elobservador.com.uy/nota/macri-recibio-a-talvi-en-el-momento-mas-dificil-de-su-presidencia-201883120715