Por primera vez en una campaña política la protección del medioambiente adquirió cierta relevancia. Aunque el tema no figure en las encuestas entre las principales preocupaciones de los uruguayos, los candidatos a la presidencia han incorporado la dimensión ambiental a sus discursos y propuestas. El equipo del Frente Amplio (FA) sostiene que para la fuerza política el objetivo de las políticas ambientales está “en las personas” y que “es un tema que se enfoca con solidaridad”. Si bien se sostiene que la protección del medioambiente es una prioridad para el próximo gobierno, el equipo entiende que no existe una “emergencia”, como ha planteado la oposición, y no concuerda en que la respuesta a los problemas ambientales esté en la generación de un nuevo ministerio, porque a su entender ya hay uno existente para enfrentar esta problemática. Verónica Piñeiro, integrante de la Secretaría Nacional de Ambiente, Agua y Cambio Climático de Presidencia de la República, y Andrés Carvajales, actual secretario político del FA, fueron elegidos por Daniel Martínez y Graciela Villar para asesorarlos en temas ambientales, junto al director de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama), Alejandro Nario. En entrevista con la diaria, Piñeiro y Carvajales hablaron sobre algunas de las propuestas que plantean y de sus diferencias con los planteos de la oposición.
¿Qué lugar ha ocupado el tema medioambiente en la campaña electoral?
Verónica Piñeiro (VP): Creo que el tema ha tomado una relevancia que no ha tenido en campañas anteriores. Daniel Martínez lo ha puesto en sus discursos y en sus propuestas, y lo ha tomado como un tema de gran importancia.
Andrés Carvajales (AC): Podemos estar contentos y satisfechos de que también hemos hecho juntos, con un grupo amplio y diverso de compañeras, un trabajo interno en la fuerza política para efectivamente reinstalar el tema en la agenda. Daniel lo ha incorporado en la mayor parte de sus discursos, que sobre todo tienen que ver con esta idea de relanzar la economía, la dimensión del cuidado de la naturaleza y la conservación del ambiente como un imperativo estratégico. No me queda tan claro que sea así para los partidos de la oposición.
¿Qué lugar creen que le ha dado la oposición a esta temática?
VP: Desde la oposición está planteada la cuestión de generación de institucionalidad, pero no vemos propuestas más allá de generar un ministerio de medioambiente. Nosotros creemos que va más allá, que hay que pensar qué hacer y cómo hacerlo.
AC: Cuando discutimos las bases programáticas del FA estuvo presente la posibilidad de proponerle a la ciudadanía la creación de un ministerio de ambiente. No es algo ajeno a las discusiones de la fuerza política, pero si queremos resolver algunos de los problemas principales de la gestión ambiental tenemos que discutir cuál es la transversalidad, cuáles son los términos o las condiciones de esa jerarquización. Ahí es donde uno ve que en la apuesta de la oposición por la creación del ministerio no queda claro para qué y qué más se va a hacer. Incluso si uno lee con cierto detenimiento los programas de la oposición se encuentra con un montón de medidas que ya se han implementado, quizás con contratiempos y que necesitan más recursos o profundizarlas. No queda claro cuál sería la novedad o qué haría diferente la oposición en caso de acceder al gobierno; creo que tiene un tono demagógico la propuesta de creación de un ministerio de ambiente, sobre todo para con las expectativas de un montón de gente y organizaciones sociales que hacen un trabajo valioso, porque después no hay carne ahí.
Pero el Partido Nacional [PN] ha avanzado en propuestas de medioambiente, ¿sienten que en ese sentido tomó una bandera que es propia de la izquierda y que el FA demoró en asumir?
AC: Ya lo hemos dicho, el FA no nació como una fuerza política que tuviera incorporada desde el vamos una preocupación por estos temas. Lo que diferencia la propuesta que hace el FA de la oposición, más allá de quién la hizo y cuándo, está en la concepción de que los problemas ambientales son de las personas y de la sociedad; no es un problema técnico ni un problema que uno pueda definir únicamente en base a parámetros.
VP: Para el FA no es la protección del ambiente únicamente por proteger y cuidar el espacio, sino que es un tema de personas y se enfoca con solidaridad. Las externalidades negativas o los problemas que se generan en el ambiente los sufren en mayor medida los que tienen menos ingresos, que terminan viviendo en lugares que se inundan y que no tienen saneamiento, y ese es el enfoque del FA desde el inicio.
AC: Para mí lo más relevante no es decir ‘vamos a proteger el medioambiente’, en eso estamos todos de acuerdo. Lo más importante es decir cómo y dónde voy a poner el énfasis, y ahí el FA envía un mensaje muy claro: vamos a proteger el ambiente con un uso sustentable de los recursos y lo vamos a hacer prestando especial atención a las poblaciones que están en situación de vulnerabilidad. No se deja de reconocer que existen tensiones, problemas y contradicciones que se asumen y que se proponen esquemas de trabajo y políticas públicas para intentar superarlas en beneficio de la mayoría; ahí está la diferencia fundamental del enfoque.
Mencionabas algunas medidas de la oposición que ya estaban implementadas, ¿a cuáles te referías y de qué partidos son?
AC: La primera y la más importante es esta propuesta de crear un ministerio. Uruguay ya tiene un ministerio de medio ambiente, el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, que tiene una Dinama que se ha fortalecido durante el último período con muchos recursos y en términos técnicos. El PN se saca bandera de haber creado ese ministerio, y ahora dice que hay que crear otro. Pareciera que, al igual que hicieron en 1990, cuando crearon un ministerio con enormes debilidades, la propuesta es nuevamente crear otro ministerio que va a tener enormes debilidades, porque no cambia la concepción de la política. Además, el programa del PN plantea una preocupación fuerte en el tema del cuidado del agua, y lo que propone es más monitoreo o comisiones de cuenca. Ya hay 12 comisiones de cuenca y un Plan Nacional de Aguas; parece haber mucho desconocimiento y un poco de mala fe a la hora de reconocer que, si bien tenemos problemas, también hubo avances importantes, y hay que respetar o entender que las cosas tienen un proceso. Cuando se habla de la calidad del agua y de las cianobacterias, no es soplar y hacer vidrio; son procesos que llevan décadas de acumulación, y no por hacer una promesa electoral uno va necesariamente a tener condiciones para poder resolverlo.
¿Y sobre las propuestas del Partido Colorado [PC]?
AC: Respecto de lo que propone el PC en general creo que hay una serie de coincidencias bastante importantes, que tienen que ver con esta idea de pequeño país modelo. El FA apunta a realmente posicionar a Uruguay como un líder en temas de sustentabilidad, de adaptación y de mitigación al cambio climático, porque efectivamente lo podemos hacer, pero lo podemos hacer porque tenemos la plataforma de los 15 años de trabajo en este tema.
VP: No es que lo podamos hacer ahora porque otros lo proponen, sino porque el FA en sus gobiernos ha logrado generar esa plataforma que te permite hacer propuestas más profundas sobre algunos temas.
Martínez ha hablado de la transversalidad en todas las áreas. Actualmente, el tema del medioambiente se aborda desde varias oficinas ministeriales, pero eso ha generado problemas de articulación de programas. ¿Proponen alguna reformulación institucional?
AC: Vamos a buscar el mejor diseño institucional para garantizar que el tema ambiental no quede recluido y desfasado de otras discusiones que son fundamentales. Transformación institucional vinculada a este tema sin lugar a dudas que va a haber, porque, entre otras cosas, ya está muy claro que el tema tiene una relevancia central. Entonces, utilizando las transformaciones institucionales que ya hemos hecho en los últimos 15 años, vamos a ir a otra configuración institucional en la cual vamos a poder discutir cómo cambiamos la forma en que producimos y en qué dirección.
Es un tema central para el FA, pero, a diferencia de otras temáticas también consideradas primordiales, Martínez designó un equipo de tres personas. Parece contradictorio...
VP: Creo que tenemos una acumulación de trabajo en equipo en base a las propuestas programáticas y al trabajo de la Unidad Temática de Ambiente. No me quedaría con esa cuestión de un equipo de tres, sino que es un equipo de tres que agarra trabajo acumulado de un equipo mucho más grande.
AC: Además, incluye apuestas muy interesantes con respecto a la temática. No me parece que sea poco importante que el lugar central y protagónico lo haya asumido una mujer joven como Verónica. No veo en el número de voceros una señal de la importancia que se le da al tema.
¿Cómo proponen armonizar la producción con la sostenibilidad medioambiental?
AC: En producción lo que estamos manejando es una disminución de 40% de los nutrientes aportados a los cursos de agua, y proponemos un esquema integral que incorpore la evaluación de los impactos ambientales y de los impactos en la salud de las sustancias que se utilizan para combatir plagas. También hay una apuesta a incrementar aun más las capacidades de monitoreo, que hoy en día están garantizadas para un primer nivel de las cuencas, pero es importante llegar a otros cursos. El paquete de producción está enfocado en el tema del agro y el cambio climático, ahí la meta central es lograr la neutralidad en las emisiones de carbono a largo plazo, basándonos en lo que ya ha hecho Uruguay para modificar su matriz de producción de energía. El otro componente que también es prioridad para el FA en términos productivos es la apuesta por la agroecología.
VP: Y todo lo que ese impulso hacia un sistema de producción con bases agroecológicas abre para los productores familiares de mediana o pequeña escala, que podrán colocar productos en el mercado y mejorar sus sistemas de producción, además de cambiar los sistemas de producción actuales.
La instalación de UPM 2 tendrá impactos ambientales. ¿Cómo evalúan esa situación?
VP: La evaluación de impacto ambiental del proyecto de UPM 2 que hizo el ministerio aprueba el proyecto de manera bastante específica en las cosas que se exigen a ese proyecto. El Estado fue muy bueno en controlar y analizar el proyecto y a la hora de establecer cuestiones concretas que tienen que existir para que la planta se instale y funcione; cómo irá avanzando eso y lo que se va generando a partir de la instalación de la planta también es parte de ese seguimiento.
AC: Me parece que hay un manejo un tanto mal intencionado de parte de muchos actores políticos respecto de la planta de UPM 2. Para el conjunto del sistema político la inversión debería ser una buena noticia, más en momentos en los que se reconoce que ha habido un enlentecimiento de la economía y que Uruguay sigue creciendo en una región súper complicada. Es una inversión, y es una planta industrial de unas características gigantescas. Creo que hay mala intención en hacer parecer que este proceso fue como a la marchanta, cuando no lo fue. No veo que a priori se vayan a necesitar medidas específicas, más allá de lo que está previsto en la evaluación de impacto y en todos los procesos automatizados en tiempo real que tiene la empresa ya en su otra planta, y que los va a tener mejorados en esta.
Fuera del escenario político también hay ciudadanos y organizaciones sociales que aseguran impactos negativos de UPM 2.
VP: Es una acción sobre el territorio y obviamente nadie puede asegurar que esto [no vaya a tener impactos negativos]. Se toman medidas y se exigen controles, pero los impactos claramente existen. No son sólo impactos ambientales, hay impactos sociales y en la dinamización económica de la zona, y eso requiere un Estado fuerte, que esté presente y que tiene que controlar todo. La autorización ambiental en torno a eso es bien clara en su continuidad, respecto del control y las exigencias. Ante esto, más llegada al territorio del Estado.
¿Con las cianobacterias qué hacemos?
VP: Muchas de las propuestas en torno a la producción, al desarrollo de capacidades de monitoreo, al desarrollo de investigación y conocimiento nos van a permitir seguir avanzando en la capacidad de control de cianobacterias y de anticipación a floraciones. Es multicausal, son varias fichitas que hacen que se desarrollen los blooms, y ahí el cambio climático aporta bastante. Es un problema en el que hay que seguir trabajando y avanzando desde varios lados, por ejemplo en el tratamiento de aguas urbanas. En eso se está avanzando, y se han generando muchas plantas donde no existían.
AC: Acá hay una cuestión de escalas que normalmente no es demasiado visible. En la Laguna del Sauce hay eventos de floración de cianobacterias desde la década de 1960. Era otro país, en el que claramente no había la preocupación que hay hoy por estos eventos. Lo que estamos haciendo es enfrentar un problema que tiene profundas raíces. Como mínimo lo único a lo que uno puede aspirar es a tener el tiempo, junto con el desarrollo de las políticas que se necesitan para poder ver que esos cambios se van dando. En Europa, que es el continente al que [el candidato del PC, Ernesto] Talvi nos quiere hacer parecer, estos temas se discuten hace 40 años, no hace tres, cuatro o cinco. Hace 40 años que están tomando medidas, y en algunos casos están funcionando y en otros no. Le pediría a la oposición seriedad a la hora de discutir estos temas y no jugar con alarmar a la gente.
Pablo da Silveira plantea que es necesario crear un ministerio de medioambiente porque hay una “emergencia” en ese sentido. ¿Coinciden en que existe una emergencia?
VP: Las propuestas que hacen los partidos hablan de un estado que no es el que existe. Se basan en un Estado que no conocen o no quieren conocer: un Estado con capacidades de control, de medición de cosas, de intercambio de información. Esa cuestión de generación de alertas y mensajes catastróficos no es responsable con la población.
AC: Es irresponsable afirmar eso, pero sobre todo lo que demuestra de parte de Da Silveira es una gran falta de sensatez. Todos los que trabajamos en estos temas, como en cualquier otro de la política pública, sabemos que hay un capital que es muy difícil construir y que se pierde rápidamente, que es el de la confianza de las personas. La estrategia de la oposición en este, como en otros temas, es jugar con el miedo de la gente; decirle a la gente que estamos en un estado de emergencia nacional en temas ambientales es lo mismo que decir en otro ámbito que el país está en crisis económica. Vivimos en un mundo que tiene problemas ambientales porque hay un modelo que es insustentable, y eso el FA lo tiene muy claro. Invitaría a Da Silveira a que leyera el programa del FA.
VP: Va más asociado a una emergencia que quieren hacer ver, más que a una emergencia diagnosticada.
AC: Esperamos que los partidos de la oposición acompañen los proyectos y las políticas públicas que nosotros vamos a desarrollar en un nuevo gobierno del FA, porque eso no ha pasado durante los últimos cinco años.