Ya tiene el apoyo del Partido Socialista (PS), el Partido Comunista –aunque todavía no lo oficializó–, Casa Grande, el Partido por la Victoria de Pueblo y el Frente Izquierda de Liberación. La ingeniera Carolina Cosse, ex ministra de Industria, Energía y Minería y ex presidenta de Antel, pone énfasis en la importancia del programa que el Frente Amplio (FA) está elaborando para competir por la Intendencia de Montevideo (IM), en una elección que la tendrá como precandidata. Campaña, política, gestión y un breve repaso por las características de cada una de las administraciones frenteamplistas de la IM son algunas de las cosas sobre las que conversó con la diaria.

¿En qué momento decidiste internamente ser candidata?

Fue un proceso que empezó en diciembre, inducido sobre todo por mi interacción con la gente. La verdad es que fue algo que dejé que fluyera, lo escuché y lo fui hablando con mi entorno más querido. No tomé ninguna definición porque toda la gente que me quiere me dijo: “Vamos a estar contigo 100% en lo que vos decidas”. Así que no tuve presión, y siguió la interacción con la gente. Después se fueron acercando actores políticos, y los primeros días de enero tomé la definición. La Departamental [del FA de Montevideo] me había pedido una reunión para diciembre y yo dije que no, que fuera en enero, porque quería llegar convencida y firme a esa reunión.

¿Qué te decía la gente?

“Caro, ¿ahora a la IM?”. Mucha pregunta, de manera natural.

O sea que no fue que después de la elección interna pensaste que te podía quedar la IM en un sentido político y calculador, por llamarlo de alguna manera.

Yo no razono ni actúo así. Soy frenteamplista y tengo un gran compromiso. Lo he demostrado en mis responsabilidades públicas y políticas lo mejor que pude. Milité en una interna que fue muy unitaria, y creo que ahí demostré que la unidad está más allá de las palabras. Milité con toda la fuerza para octubre y para noviembre y después del balotaje seguí recorriendo los comités, porque la militancia estaba herida y porque hubo una patriada que había que recorrer estando con la gente.

¿Qué reflexión sacaste de la campaña para las elecciones nacionales?

Que estamos en un nuevo siglo en el que se impone una forma de hacer política de cercanía, escuchando con mucha atención, pero no para hacer el gusto o para decir lo que la gente quiere oír, sino para entender las necesidades y establecer un diálogo constante. Porque una campaña tiene un fuerte rol educativo, que no se construye emitiendo desde un lugar mientras los demás reciben: el foco es el receptor.

¿Cuál creés que es el principal problema que hay que abordar desde la IM?

El centro no es la IM, sino Montevideo. Hay un aspecto de gestión que siempre hay que mejorar. Nunca vas a quedarte contento con la mejor gestión del mundo, siempre vas a querer resolver temas. Creo que el gran desafío para Montevideo hoy es pensar cómo debe ser la ciudad en el siglo XXI. En la sociedad pasan cosas nuevas, hay una nueva juventud –valga la redundancia– en Montevideo, y también una nueva tercera edad. En momentos en que cualquier ciudadano con el celular está al lado del mundo, la ciudad también tiene que estar al lado de la gente, tiene que ser fácil acceder a lo que está bien. Entonces, se disparan un montón de cuestiones. En las policlínicas barriales, por ejemplo, hay una gran oportunidad de agregarles más tecnología.

El tema del que la mayoría de la gente se queja es la limpieza. ¿Cómo se puede mejorar?

No hay una sola forma de hacerlo, hay que hacer muchas cosas al mismo tiempo. Por un lado tiene que estar la infraestructura en orden, tienen que estar los contenedores, las rutinas, los recorridos, los funcionarios que sean necesarios, etcétera. Pero también tenemos que ir procesando con gradualidad un cambio cultural fuerte, pero no unidireccional. No es que yo le voy a decir a la gente cómo tiene que ser, sino que entre todos tenemos que procesar un cambio cultural, similar al que se procesó con el tabaco. Hoy la gente no fuma adentro de la casa sino afuera, y a nadie se le ocurre prender un cigarrillo en un espacio cerrado. Eso es un cambio cultural ambicioso que se procesó con gradualidad y muchas acciones simultáneas. Lo tenemos que procesar mientras hay una gestión que asume responsabilidades.

¿Cómo se hace concretamente ese cambio cultural?

Con 27.000 cosas. Gobernar es un tema complicado, no es que con una medida o un párrafo que escribís las cosas empiezan a funcionar. Si hay que hacer cambios normativos, se harán; si hay que hacer campaña de comunicación, se hará. Hay que estar al lado de la gente para ir procesando eso. Tenemos aliados intangibles muy importantes para esos cambios, en la cultura y el deporte, por ejemplo, para ir construyendo convivencia. Convivir es respetar al otro y forma parte de ese cambio cultural que te tiene que llevar a que te dé vergüenza tirar un papel en el piso.

Hace una semana entrevisté a Álvaro Villar, otro de los precandidatos a la IM por el FA, y dijo exactamente lo mismo sobre el tema de la limpieza: que tiene que haber un cambio cultural, y también puso como ejemplo la política antitabaco. ¿Has hablado con él sobre ese tema?

No, somos del mismo partido. Eso es lo que pasa cuando uno es frenteamplista. Ahora, Montevideo tiene que ir más allá de la gestión. Los temas de gestión son muy importantes, pero no sólo es importante qué se hace, sino también cómo se hace. Por eso estamos planteando una Montevideo cercana. Por ejemplo, ¿en las policlínicas barriales hay una historia clínica electrónica? Y si no la hay o es perfectible, ¿no se puede aprovechar y hacer un desarrollo nacional para las policlínicas barriales que incorpore las cosas que nosotros ya sabemos que se pueden mejorar? Por ejemplo, cuando te vas a atender y en tu familia hay antecedentes que tienen que ver con tu consulta, que eso esté reflejado en la historia clínica. Lo que está bien tiene que estar al lado de la gente, a eso me refiero.

¿Ir más allá de la gestión significa que se precisa política, en el buen sentido del término?

En el único sentido en el que concibo la política, por supuesto. Porque si estamos planteando que queremos una Montevideo integrada, que se proponga la ambición de que debe imaginarse a sí misma, que resuelva las contradicciones inherentes de una ciudad, eso es política, y desde mi punto de vista la forma de hacer política es con la gente. Si algo hemos aprendido en el FA, que se ha pasado gobernando para la gente, es que hay que gobernar para y con la gente. Entonces, el tercer nivel de gobierno me parece fundamental: los municipios, los concejos vecinales y también las organizaciones sociales. Pedimos una entrevista con el PIT-CNT, con el rector de la universidad [Rodrigo Arim] y con FUCVAM [Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua] para la semana que viene.

Foto: Federico Gutiérrez

Foto: Federico Gutiérrez

Antes de ser presidenta de Antel estuviste en la IM, desde donde dirigiste la implementación tecnológica del Sistema de Transporte Metropolitano (STM), hace 12 años. ¿Cómo lo ves ahora y qué pensás que hay que cambiar en el transporte público?

La IM no está empezando con esta campaña, y eso es una gran ventaja que tenemos. Hay una acumulación de buenos resultados y de esfuerzos de todas las administraciones frenteamplistas. El STM es el ejemplo de algo absolutamente nuevo, llevado adelante por una administración, pero el Centro [de Gestión] de Movilidad fue algo iniciado al final del período de Ana [Olivera, 2010-2015] y muy bien desarrollado durante la administración de Daniel [Martínez]. Entonces, hay una gran cantidad de información porque los hábitos cambiaron, y ese es un punto muy importante en la vida de la gente, por la cantidad de tiempo que pasa transportándose por día. Entonces creo que ahí hay mucho para hacer, porque están los datos que nos van a permitir ir tomando definiciones gradualmente, en acuerdo con todos los actores. El objetivo de reducir el tiempo promedio de transporte de las personas es muy importante.

¿Cómo se logra eso?

Hay que trabajarlo con los funcionarios que están en las áreas correspondientes, con las empresas y los trabajadores, viendo paulatinamente qué recorridos se cambian, cómo se cambian flujos y dónde se agregan frecuencias. A veces puede pasar que un día hay un evento muy importante en la ciudad y queremos que ahí haya más frecuencias. Este es un siglo caracterizado por el movimiento; la política que armemos tiene que tener el mismo movimiento y la misma flexibilidad.

Más allá del tiempo, hay muchas quejas de que se viaja mal.

Eso tiene que ver con lo que estamos hablando de las frecuencias. La campaña recién empieza, esto requiere estudio y necesito la información y los datos para poder elaborar propuestas serias que se puedan realizar, porque lo que yo digo lo hago. Entonces, lo que planteo es una idea general pero muy concreta: quiero reducir el tiempo de transporte promedio de la gente en Montevideo.

La gestión de Martínez hizo énfasis en la bicicleta. De hecho, construyó la bicisenda en Avenida Italia, por ejemplo. ¿Cómo ves los medios de transporte alternativos?

Me parecen bárbaros. Hacen a la calidad de vida de la gente y son una contribución al medioambiente. Pero, volviendo a la calidad del transporte: vivimos en el país de la energía renovable, y creo que hay que hacer todo lo posible por estimular el transporte eléctrico, por un tema de medioambiente y también de calidad de vida de la gente que usa el transporte eléctrico, que es notoriamente mejor. Ese va a ser un tema que voy a tener muy presente y del que algo sé.

Desarrollá un poco más.

Desde el ministerio hicimos una enorme cantidad de acciones al respecto para taxis y buses. En mis últimos meses de actividad como ministra logramos aplicar un plan internacional bastante grande, por el que el ministerio cofinanció una gran cantidad de ómnibus eléctricos, cerca de 100, que, comparado con lo que habíamos logrado hacer hasta el momento, marcaba la diferencia.

¿Tenés en mente esa utopía de que algún día todos los autos serán eléctricos?

Mirá, muy utopía no es. Me acuerdo de la primera vez que fui a China, en un viaje de trabajo, en 2014. Fui a una ciudad que empezó con 30.000 habitantes y ahora no sé cuántos millones tiene, que se llama Shenzhen, donde están las grandes empresas tecnológicas de China. En 2014 se habían propuesto volver eléctrico todo el transporte público de la ciudad. Volví como ministra en otro viaje oficial y pregunté cómo iba el tema del transporte público. “Ya lo hicimos”, me contestaron. Es un tema que en el mundo todavía no tiene el mismo volumen que el otro transporte, pero en los lugares que lo están haciendo, como Noruega, generó una cuestión bastante exponencial. Además, en un mundo en el que la disrupción está al orden el día, quién te dice que mañana el precio de las baterías no se venga abajo –que es lo que marca el precio– y logremos tener vehículos eléctricos más asequibles.

El jueves en la Departamental de Montevideo del PS dijiste que para los frenteamplistas es raro que se esté armando el programa al mismo tiempo que se definen las candidaturas. ¿Por qué?

Porque el FA es un partido de programa, y esa es una diferencia esencial. Significa que lo que nos une no es sólo la circunstancia de una elección, sino un proyecto largo que incluso viene desde antes de que el FA existiera. El propio FA es una síntesis de un proceso que venía de atrás. Y bueno, ahora por los tiempos y demás estamos haciendo las cosas al mismo tiempo, pero ya estará el programa y lo estudiaremos y lo defenderemos.

¿Vas a asumir la banca en la Cámara de Senadores?

Sí, voy a asumir y a ordenar los equipos de trabajo que voy a armar, porque me parece muy importante. En seguida va a estar la ley de urgente consideración y demás. Tengo una línea de suplencia fuerte, integrada por Carmen Beramendi, el doctor Uruguay Russi y Silvia Nane. Armaré los equipos, organizaremos el trabajo y después me tomaré licencia para hacer campaña.

Has dicho varias veces que la elección departamental no es una interna. De todos modos, si el Plenario del FA define tres candidatos, los que ya están decididos a votar por el FA sí o sí tienen que elegir a uno de ellos; en ese sentido, competís con tus otros compañeros.

Pero en una campaña frenteamplista, y creo que ya hemos demostrado que se puede hacer una campaña frenteamplista con unidad. Yo puedo hablar por mí: voy a poner el centro en Montevideo, en su futuro, y no sólo en los frenteamplistas sino en todos los montevideanos, porque uno no va a gobernar solamente para los frenteamplistas.

¿Creés que esta elección de Montevideo es la más difícil que va a vivir el FA?

No. Creo que el tiempo no espera y que la gente está más avanzada que las estructuras. Y yo quiero estar con la gente, no quiero perderme ese avance.

¿Eso implica una campaña mano a mano?

Totalmente, y en la gestión. No es que te pido que confíes en mí y después me voy a encerrar a un escritorio. Hay que tener instancias de elaboración, reflexión y trabajo en una oficina, obviamente, pero hay que generar mecanismos de comunicación variopintos y de contacto en todo el territorio; para eso el tercer nivel de gobierno va a ser fundamental.

¿Que el gobierno nacional sea de otro partido puede hacer alguna diferencia en la gestión de la IM?

Veremos. No es una situación nueva, ya lo vivimos, pero creo que lo que hay que hacer es tener muy claro dónde está el centro de la cosa: en los intereses de la gente, en no ponerle obstáculos a su desarrollo personal y en generar el paisaje para que ese desarrollo personal pueda florecer. Nuestros planteos serán en ese sentido, y me parece natural, por ejemplo, sentarme con Beatriz Argimón [vicepresidenta electa] a conversar temas que tengan que ver con la protección de las mujeres.

¿Cómo evaluás la administración de Martínez?

Fue una buena gestión, con un centro de movilidad que se desarrolló muy bien, y hubo una muy buena atención al desarrollo en varias plazas de Montevideo, que realmente las dignificó. El rol del espacio público como un agente de convivencia es muy importante. La etapa siguiente es redefinir el espacio público con más profundidad, parados en eso. Desde que una persona sale de su casa todas esas interacciones –calles, avenidas– son espacio público.

¿Cómo te cayó que el Movimiento de Participación Popular no apoye tu candidatura?

Esto es un camino largo, que no empieza ni termina conmigo. Son compañeros entrañables, de camino; queda mucho por recorrer. Está todo bien.

Si ganás, ¿te imaginás cinco años en el cargo o dejando los últimos meses para la campaña electoral?

Esa es una de las preguntas que no tienen respuesta. Olvidate de la IM: ¿dónde vas a estar dentro de cinco años? Yo voy a estar donde diga la gente. Cuando asumo una responsabilidad, la asumo en serio. No hago cálculos. Hasta la prospectiva es difícil con el ritmo que tiene el mundo. Si me estás preguntando si estoy haciendo campaña a la IM pensando en 2024, la respuesta es no.

¿Cuál te pareció la mejor administración del FA en estos 30 años?

Fueron todas bien distintas. La de Tabaré [Vázquez, 1990-1994] fue la primera que ganó el FA, eso fue un hecho político mayor. Tabaré impulsó la descentralización, sentó las bases para el desarrollo informático dentro de la IM, y desarrolló una gran cantidad de medidas que le demostraron a la ciudadanía que el FA sabía gobernar liderado por él. Después, las intendencias de Mariano Arana [1995-2005] fueron comprendiendo la ciudad. Por ejemplo, se pusieron bancos en la rambla mirando hacia al mar. Ese hecho no es menor, y también hubo una gran cantidad de cuestiones que hizo Arana en términos de intervención urbana que evidenciaban una comprensión de la ciudad. La administración de [Ricardo] Ehrlich [2005-2010] fue la que planteó un Montevideo para todos, desplegó el STM, que era una medida revolucionaria en el transporte y que fue un tema complejo, pero ahora es recontra natural. La administración de Ana desplegó una cantidad de medidas que le llevaron mucho tiempo y sobre las que finalmente la administración de Daniel se pudo parar y continuar, para corregir algunas cosas, como lo del Corredor Garzón, por ejemplo.

¿Cómo viste lo del Corredor Garzón?

Complejo. Creo que esas grandes movidas en la ciudad hay que hacerlas con la gente, no planeadas desde un escritorio de técnicos. Ahí Ana reaccionó y se arreglaron un montón de cosas, tuvo esa valiente sensatez, femenina, de reconocer y de arreglar, y en política hay que ser muy valiente para eso. Y un aspecto que tampoco es menor del período de Ana fue su preocupación por la cercanía. Después, la administración de Daniel supo tomar todas esas cuestiones que Ana fue dejando y le agregó también todo el tema de las bicisendas, e hicimos muchas cosas de transporte eléctrico, yo desde el ministerio y él desde la IM, además de una cuestión muy interesante con el espacio público, como hablábamos recién, de las plazas y demás, y ahora tenemos una gran cantidad de obras que se están terminando, a propósito de la iniciativa del Fondo Capital, que me parece muy bien.

¿Qué pensás que puede pasar si no gana el FA?

El FA va a ganar.