Felipe Schipani es abogado. En 1997 militaba en el Foro Universitario de la Facultad de Derecho, que estaba liderado por Robert Silva, y así empezó a vincularse al Partido Colorado (PC). María Eugenia Roselló arrancó a militar en la misma fuerza política el 1º de mayo de 2001, en una reunión de Banda Joven, agrupación liderada por Luis Hierro Freigedo, hijo del ex vicepresidente Luis Hierro López. Antes, motivada por sus padres, que son frenteamplistas, Roselló militó un año en el Frente Amplio (FA), pero dice que era muy chica y no sintió que fuera su lugar.

Schipani y Roselló son pareja, y, además de compartir la vida, a partir del 15 de febrero compartirán el trabajo, ya que fueron electos diputados por el sector Ciudadanos (PC), liderado por Ernesto Talvi. De política, proyectos y la situación del país conversaron con la diaria.

¿Qué encontraron en Ciudadanos?

María Eugenia Roselló (MER): Nos atrapó el perfil de Ernesto Talvi, en un partido que venía sin liderazgo desde que Pedro Bordaberry decidió dejar Vamos Uruguay. Nosotros veníamos de ahí. Como militantes del PC, nos preocupaba la situación, y vimos en Ernesto lo que es hoy, ese líder que le dio al partido los votos de centro que hace tantos años que no tenía. Vamos a seguir construyendo para que en 2024 podamos tener nuevamente a Ernesto de candidato y podamos ser gobierno.

Felipe Schipani (FS): En Ciudadanos vimos una enorme esperanza en un momento muy difícil para el PC, de enorme acefalía. Se veía muy poca luz al final del túnel y apareció Ernesto. Lo conocí en una conferencia del CERES [Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social] que dio en el Club Cordón. Lo fui a ver porque Jorge Batlle hablaba mucho de él y me generó enorme intriga. Después de escucharlo, me convencí de que era la persona indicada, por la energía que transmite y su capacidad de comunicación.

¿Qué análisis hacen del resultado electoral? Porque los números fríos dicen que fue la votación más baja del PC luego de la elección de 2004.

FS: No es malo porque tenemos que analizar desde dónde partimos. Veníamos de un PC devastado. Un año antes de la elección las encuestadoras le daban 4% y los politólogos opinaban que estaba en vías de extinción. Entonces, a partir de ese dato, el resultado de mantener nuestra votación no es malo, y con el elemento nuevo de Cabildo Abierto [CA], un partido que surgió en el espectro opositor, que es el mismo del PC. Pero, más allá de lo cuantitativo, de que el resultado electoral fue casi igual –son cerca de 6.000 votos de diferencia con 2014–, es importante cualitativamente, por cómo se conforma el voto colorado. Hubo un cambio, porque el PC era de votantes de edad avanzada y hoy, proporcionalmente, somos el partido que tiene más jóvenes, según estudios de diferentes consultoras. Otro dato relevante es el cambio de la matriz ideológica: el PC era un partido en el que sus votantes se autodefinían mayoritariamente como de derecha, y hoy, en mayor proporción, se definen como de centro. Esto nos plantea un escenario de enormes perspectivas, en la medida en que hay una base juvenil muy fuerte y en que volvimos a nuestra raíz histórica: el batllismo es de centro. Lamentablemente, por distintas razones, nos habíamos corrido un poco a la derecha.

MER: Felipe hace el análisis más electoral, y coincido con él, pero yo soy partidaria de que el PC siga trabajando para salir de esa base. Hace un año y medio que se creó el sector y Ernesto se consolidó como líder en junio del año pasado: todavía hay mucho por hacer. El partido se merece una autocrítica, y hay que hacerla.

Talvi ganó la elección interna, pero Julio María Sanguinetti fue elegido secretario general del PC y, por su nivel de presencia en entrevistas, reuniones, etcétera, parece que estuviera a la par en el liderazgo. ¿Cómo ven su rol?

FS: Es secretario general porque Talvi le ofreció ese lugar. Ciudadanos es claramente la mayoría dentro del PC, en la Convención Nacional y en el Comité Ejecutivo Nacional, pero Ernesto tuvo un gesto de enorme apertura y generosidad al reconocerle a Sanguinetti el esfuerzo político que hizo: a los 83 años salió de su zona de confort, asumió la responsabilidad en la campaña electoral y además le dio al otro sector del PC, Batllistas, un lugar para el trabajo político y la conducción del partido. Me parece que es positivo. El líder del partido, por los votos, es Talvi y el líder institucional es Sanguinetti. Compartir el poder es una buena cosa y le da unidad al PC.

¿Tienen algún proyecto de ley en mente para trabajar en el próximo período? ¿Alguno en conjunto?

MER: Vamos a trabajar en conjunto porque estamos juntos hace muchos años, aunque cada uno va a trabajar en comisiones distintas. Él en Educación y Cultura, y yo en Legislación del Trabajo. Trabajé en el Fondo de Solidaridad, estuve en el sindicato y fui elegida dos veces miembro de la directiva; entonces, conozco mucho los vínculos sindicales. Mi idea es trabajar en un proyecto de reducción de la carga horaria. Me interesa muchísimo y hace años que lo vengo pensando. Es un tema que considero que es muy importante por una cuestión de calidad de vida, de salud.

¿Reducción de ocho a seis?

MER: Sí, pero hay que estudiarlo. Es una reducción para fomentar que haya mejor calidad de vida. Hay estudios que demuestran que la gente se concentra más en seis horas de trabajo, y no tanto en ocho. Hay un montón de certificaciones médicas y se deben a esa cantidad de horas. Porque no son solamente las ocho horas de la carga horaria del trabajo, sino también lo que viene después: las tareas no remuneradas, que suponen mucha carga horaria.

Felipe Schipani y María Eugenia Roselló.

Felipe Schipani y María Eugenia Roselló.

Foto: Mariana Greif

FS: Siempre estuve cerca de los temas educativos, desde la época de la militancia estudiantil. Y hasta hace un par de meses fui funcionario de Primaria, o sea que conozco la ANEP [Administración Nacional de Educación Pública]. Creo que es el principal tema del país. Nuestro leitmotiv de campaña fue la creación de los 136 liceos, que afortunadamente van a cristalizarse. Y desde el Parlamento vamos a apoyar todo lo que tenga que ver con la reforma educativa.

¿Está confirmado que se van a construir los 136 liceos? ¿Por etapas?

FS: Obviamente, por etapas. No se van a poder hacer de un día para el otro. El otro día, el propio ministro [de Educación y Cultura] Pablo da Silveira expresó que se va a empezar a transitar ese camino, porque es fundamental. El principal problema que tiene nuestra educación es la inequidad entre quienes nacen en hogares pudientes y quienes nacen en zonas de contexto crítico. Entonces, la forma de ir revirtiendo esa brecha es instalando estos liceos, que demostraron ser enormemente eficientes en cuanto a la retención de los estudiantes y la mejora en los niveles de aprendizaje.

¿Conocen personalmente a los diputados de CA, integrantes de la coalición del futuro gobierno, o los van a conocer el 15 de febrero, cuando asuma el nuevo Parlamento?

MER: Yo he tenido instancias. Hace un mes, el embajador de Taiwán invitó a tomar el té a las legisladoras de todos los partidos. Y después coincidimos en un evento con [Martín] Sodano, pero nos cruzamos, nomás. La verdad es que no hemos tenido vinculación con ellos.

FS: Yo conozco a uno solo de los legisladores: Álvaro Perrone, diputado por Canelones, que era colorado. En el escrutinio departamental tuve contacto con alguno de ellos: “hola” y “chau”; nunca hemos tenido diálogo. Pero también nos vamos a conocer con muchos legisladores del Partido Nacional, del FA... En fin, creo que va a ser un Parlamento bien interesante, porque va a recobrar ese rol que siempre tuvo, de ser el ámbito de negociación por excelencia, que quizás se perdió en estos últimos 15 años porque el FA planteaba las cosas ya con una mayoría asegurada del propio partido. En esta instancia va a ser diferente: vamos a conversar y negociar, primero con la coalición que va a gobernar y después con el FA.

¿Destacarían algo positivo de los 15 años de gobierno del FA?

MER: Sí, la medida de Tabaré [Vázquez] contra el cigarrillo. En ese momento, yo fumaba. Rezongué bastante, obviamente, pero realmente fue un antes y un después, un cambio muy importante.

FS: La agenda de derechos me parece una cosa bien importante. Todo lo que suponga avanzar socialmente, dar oportunidades y proteger a aquellos sectores más débiles siempre es positivo.

¿Y algo negativo?

FS: La educación. Uno suponía que el FA iba a afrontar el tema educativo con gente preparada y un proyecto, pero fue un fracaso. Y en la seguridad falló desde el arranque, cuando con José Díaz [ministro del Interior de 2005 a 2007] resolvió largar presos. También la inserción de Uruguay en el mundo, la política exterior. Por cuestiones ideológicas, hemos perdido la oportunidad de hacer acuerdos que nos hubieran permitido ingresar a distintos mercados, con mejores precios, sin pagar aranceles.

MER: Con la inseguridad estamos en un momento muy complicado. Salís de tu casa, vas a trabajar y no sabés qué va a pasar, porque ves la prensa y realmente es muy preocupante. Además, el grado de violencia que tiene la sociedad también preocupa mucho. Me preocupa ir a un Redpagos o a un Abitab con mi hija. Me pongo nerviosa, miro para atrás, que no venga nadie a robar. Estamos en un momento muy crítico y hay mucho por hacer. [Jorge] Larrañaga va a llevar adelante un cambio muy importante en esa materia. Confiamos en eso.

¿Qué implica ser batllista hoy?

MER: El batllismo está presente siempre en todo lo que tiene que ver con derechos. Vamos a trabajar en eso en el Parlamento, como te decía, con mi idea de reducir la carga horaria. El batllismo creó las ocho horas en su momento, cuando la familia era totalmente distinta a lo que es hoy en día. Antes era solamente el padre el que salía a trabajar; la madre se quedaba en la casa. Ahora todo cambió y está más loco; por eso requiere un ajuste.

FS: Ser batllista hoy no es reivindicar las medidas concretas de [José] Batlle y Ordóñez, porque las planteó en otro Uruguay, en otro mundo, hace 100 años; sería anacrónico. Ser batllista es reivindicar los valores y principios de don Pepe. El principio de defensa de la República, de las instituciones y del funcionamiento de los poderes. Ser batllista es tener una mirada hacia el futuro, responsabilidad social y creer que el Estado tiene que cumplir un rol importante en la distribución de la riqueza, porque no puede quedar todo librado al mercado. El Estado tiene que estar activo en aéreas sensibles de la vida de la sociedad. Eso es ser batllista.

MER: Por ejemplo, un tema que me tocó muy de cerca, porque soy madre y lo viví: la igualdad de género en cuanto a la licencia maternal y paternal. La mujer tiene tres meses y el padre tres semanas. No existe. El padre tiene que estar el mismo tiempo que la madre, ayudando en su casa. O sea que hay mucho por hacer, estudiar y mejorar.