El programa de Educación Permanente de la Universidad de la República (Udelar) se creó para responder a la necesidad de actualización profesional de egresados y docentes. Particularmente en el caso de la Facultad de Ciencias (Fcien) los cursos de educación permanente comenzaron a llamar la atención de egresados de formación docente en distintas disciplinas, al mismo tiempo que los investigadores de la Fcien buscaban llevar sus prácticas hacia los más jóvenes. De la unión de ambos intereses surgió una serie de proyectos sobre herramientas educativas que llevan las distintas ramas de la ciencia a los salones de clase.

En setiembre, el Consejo de Educación Secundaria (CES) de la Administración Nacional de Educación Pública avaló la participación de docentes de ese sistema en el programa de Educación Permanente de la Udelar, en los diferentes servicios universitarios, reconociendo la actuación y asistencia a las actividades. “Hoy día más de 40% del público de los cursos de educación permanente son docentes y egresados de cursos terciarios como formación docente. En esa vinculación recibimos las dificultades de los docentes para justificar la inasistencia o que no se los acreditaban; con este aval que acerca la formación docente a la universidad se reconocen estas actividades como importantes para la actualización profesional”, subrayó Silvana Masciadri, asistente en la Unidad de Educación Permanente de la Fcien.

Para cerrar el año la Fcien hizo una muestra de los diferentes trabajos e invitó a las escuelas, liceos y UTU de Malvín Norte para que pudieran conocer los proyectos pensados para niños y jóvenes. Masciadri explicó a la diaria que la visita a la facultad “es una manera de divulgar el programa y que la gente sepa que se ofrecen cursos a demanda, capacitaciones a docentes, trabajos con los estudiantes. Estas actividades se hacen en el marco de educación permanente pero tiene un uso en la educación en general”.

Microorganismos

La microbiología no se estudia en el liceo y no se sabe bien por qué. Las docentes de la Fcien Adriana Montañez y Tania Trasante se propusieron encontrarle una respuesta a esta pregunta y según hallaron, en muchos casos no se debe a que los docentes de Biología de secundaria no quisieran trabajar el tema, sino a que no tienen las herramientas para hacerlo, porque se necesitan ambientes estériles. A partir de esa inquietud desarrollaron microkits para estudiar microorganismos del suelo, en conjunto con inspección y docentes de Biología de secundaria.

En la muestra los niños se acercaban a la exposición y podían ver, en el microscopio, cómo crecían las bacterias y hongos; el microkit viene sellado al vacío, justamente para mantener la esterilidad el mayor tiempo posible. “En el kit tenemos tres medios de cultivo, uno para bacterias, otro para hongos y otro para ambos. Proponemos que los estudiantes tomen una muestra ambiental y la dividan para poder observar el crecimiento de los microorganismos y la diversidad de colonias que tienen, y así estudiar sus estructuras. También proponemos que comparen distintas muestras ambientales e investiguen si hay diferencias. En sí queremos que puedan desarrollar un proyecto de investigación y responder a una pregunta investigable”, comentó en diálogo con la diaria Trasante.

El siguiente paso después de idear el kit fue trabajar con docentes de secundaria en varios talleres, en los que pudieron aprender a usar la herramienta. El CES compró varios de esos kits para repartirlos entre los profesores de Biología que habían participado. “Todos me han dicho que les fue bárbaro. Tuvimos algún problemita con contaminaciones, porque se trata de medios que son estériles y los microorganismos están en todos lados, pero cuando pudieron hacer bien la experiencia con el kit a los gurises les encantó, pudieron descubrir algo que no habían podido apreciar antes”, resaltó la docente de la Fcien.

Nanotecnología

“Necesito un voluntario”, dijo la investigadora Nicole Lecot y seis manos se levantaron con ansias. “Van a tener que sacrificar un pedazo de tela de la túnica, ¿quién está dispuesto?”, redobló la apuesta Lecot, y a las manos se les sumaron ahora gritos de varios niños que querían participar en el experimento. Parece que la nanotecnología es un potente llamador de atención.

El stand del equipo que ideó el kit para el estudio de la nanotecnología, a diferencia de lo que se podría esperar, estaba lleno de cosas cotidianas, como un espray impermeabilizante de tela. La túnica de los niños seleccionados fue impermeabilizada y mientras esperaban 30 segundos a que hiciera efecto la investigadora explicó a la niños: “Este espray es un compuesto diseñado nanométricamente para impermeabilizar, es como que le tiene fobia al agua, las gotas no sólo no entran sino que quedan arriba de las superficie. La estructura de este compuesto no le cambia nada a la tela, está diseñado de una forma que es más chiquita que la molécula, es más chiquito que un átomo”.

La docente detalló a la diaria que con el kit, que idearon en conjunto con la organización de la sociedad civil Enseña Uruguay, buscaron dar cuenta de que “estamos rodeados de pequeñas tecnologías posibilitadas por esta escala, y queríamos presentar las nanotecnologías de la vida cotidiana”.

Plomo

El proyecto “Valoración de plomo en ambiente y hogar” también estuvo presente en la muestra. Andrés Ansín comentó que con un equipo de la Fcien desarrollaron un método para la detección de plomo en la pintura de paredes, ventanas y puertas del hogar, que es riguroso y económico y que permitirá que cada quien pueda controlar el nivel de plomo en sus propias casas; simplemente se usa un trozo de tela que se moja con un par de reactivos, se pasa por la pared y si se pone violeta es señal de plomo. En busca de masificar su kit, intentan llevarlo a escuelas y liceos: “Si querés enseñar hábitos a los padres, primero hay que llevarlos a los hijos”, apuntó.

Asimismo, hay varias aristas didácticas en el plomo, en términos de lo que permite trabajar. “Lo que tiene el plomo es que está en la vida del ser humano muy seguido, en la historia aparece como materia prima de vasijas, está en muchísimas pinturas, y después en la actualidad aparece en muchos productos cotidianos”, expuso Ansín, y agregó: “Si se usa como eje de un proyecto multidisciplinario, permitiría unir muchas materias y aportarles una práctica en vivo, algo para hacer en concreto”.

Hasta ahora, contó Ansín, las experiencias que han tenido con niños “han sido muy positivas, a los chicos les gusta, se divierten, aprenden mucho, y nosotros aprendemos de ellos; hay muchas cosas que nos dicen que no habíamos pensado”.