Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

El registro de casos de covid-19 ha mostrado en los últimos días una tendencia relativamente mejor, porque la cantidad diaria de los nuevos y el total de las personas cursando la enfermedad disminuyeron un poco. Esto nos acerca al crecimiento aritmético y nos aleja del exponencial. Al mismo tiempo, la cantidad de personas en cuidados intensivos aumentó un poco, pero sigue siendo un porcentaje escaso del total de plazas disponibles; y tanto la capacidad de testeo como la de rastreo retroactivo de contactos están a la altura de las necesidades.

Por todo lo antedicho, sólo cabe reafirmar que lo crucial es mantener sensatez en las decisiones individuales y colectivas. Esto no implica, por el momento, retroceder en lo referido a la reanudación de actividades, sino simplemente evitar conductas y actividades que obviamente multiplican los riesgos de contagio. No deberíamos perder de vista que los daños causados por la irresponsabilidad no sólo empeorarán la situación sanitaria, sino también las consecuencias de este período de emergencia en otros terrenos, y perjudicarán sobre todo a las personas más vulnerables.

Las perspectivas sociales y económicas no son buenas. Los datos sobre personas en seguro de paro indican un aumento de los ingresos por despido, y un descenso de los reintegros a la actividad, al tiempo que las previsiones sobre la recuperación del producto interno bruto se alejan del modelo “en forma de V”. En otras palabras, es muy poco probable que el año próximo haya un ascenso equivalente a la caída en este. El impacto que tendrá la inevitable merma del ingreso de turistas sumará problemas, y el Poder Ejecutivo parece mucho más interesado en la disminución del gasto público que en el diseño de nuevas medidas para paliar la crisis.

A la vez, el comienzo de la discusión del proyecto de presupuesto en el Senado no permite pronosticar grandes mejoras, aunque dentro del oficialismo hay interesados en mostrar un perfil más receptivo ante los reclamos sociales.

En este panorama complejo, las noticias más estimulantes de los últimos días han llegado de otros países latinoamericanos, el domingo pasado con el resultado de las elecciones en Bolivia, y ayer con el del plebiscito en Chile. En ambos casos, se destaca la importancia de las organizaciones sociales y la militancia de base para impulsar cambios en situaciones que, un año atrás, eran muy desfavorables para sus intereses. La contraparte es que, en los dos países, las dirigencias políticas de hace un año se han visto bastante golpeadas en términos de representatividad y prestigio.

Es preciso tener todo lo antedicho en cuenta para evitar traslados simplistas de esas experiencias ajenas a nuestro país, donde la fortaleza relativa del sistema partidario es un activo que no conviene despreciar. Esto tiene que ver con las discusiones acerca de la iniciativa de referéndum contra la Ley de Urgente Consideración y con el proceso de autocrítica en el Frente Amplio, pero también con el modo en que los integrantes del oficialismo manejan sus discrepancias y su prematura competencia.

Hasta mañana.