Casi de manera continua, desde 2013 hasta 2019 los suicidios en Uruguay fueron en aumento. Según los datos del Observatorio sobre Violencia y Criminalidad del Ministerio del Interior (MI), en 2013 hubo 505 suicidios, mientras que en 2019 los casos se elevaron a 705. El leve descenso ocurrió en 2017, que hubo 608, mientras que en el año anterior el número había sido de 638.

Los datos que presentó esta cartera incluso son distintos de los relevados por la Comisión Nacional Honoraria de Prevención del Suicidio. Esta comisión aún no ha presentado las cifras de 2019, pero ya en 2018 planteó 710 suicidios, más que los 668 catalogados por el MI en ese año. Pablo Hein, sociólogo e integrante del Grupo de Comprensión y Prevención de la Conducta Suicida de la Universidad de la República (Udelar), explicó a la diaria que los datos oficiales son los del Ministerio de Salud Pública (MSP), mientras que las cifras del MI siempre son una “primera aproximación”, que parte de un “subregistro”, por lo que los datos de 2019 del MSP probablemente sean más elevados.

Causas

“El aumento es porque seguimos viviendo en la misma sociedad, donde se vulnera la persona, se sigue excluyendo, y se dan procesos de precarización a todo nivel; desde ámbitos económicos hasta sociales y culturales”, dijo Hein a la hora de explicar este fenómeno. Asimismo, aseguró que en el país se continúa trabajando como un problema exclusivo de la psicología y la psiquiatría, cuando en realidad involucra a “la salud en general”.

Según el sociólogo, en Uruguay el suicidio es un problema masculino de, sobre todo, la tercera edad. Contó que también hay una acentuación en los hombres de entre 30 y 50 años y, que en comparación con otros países, la cantidad de suicidios en la juventud no es tan elevada. 

Aunque muchas veces se analizan los números por departamento, para Hein esa consideración es “un gran error”. Dos son los motivos: la consecuente “estigmatización” del departamento y, la inviabilidad estadística de las tasas departamentales. En cambio, Hein cree que hablar de “zonas” es lo adecuado. Para eso, propone dividir al país en cuatro grandes zonas: Este, Oeste, Sur y Norte. La zona Este, que nuclea a Cerro Largo, Treinta y Tres, Rocha y Maldonado, es la que presenta la tasa más elevada de suicidios, aseguró. Su explicación es la siguiente: “Ahí tuvieron lugar los cambios productivos más importantes”.

Para Hein, para explicar los suicidios es útil estudiar en cada departamento los cambios en la matriz socio productiva de los últimos 30 o 40 años. “Cuando hubo cambios de rubro productivo, agrícolas, culturales... eso puede ser parte de la explicación”, o también “cuando usualmente el departamento tiene cierta producción que luego se abandona paulatinamente y no hay políticas de readecuación”.

Otras de las causantes pueden ser la pérdida de trabajo o de familiares: “la familia te da una protección social, cultural y psicológica. Si vos perdés esos vínculos, tu sistema de protección se ve vulnerado”.

Hein advirtió que las cifras de Uruguay “son las más importantes de todo América”. “Para esto no hay una solución de un año para otro. Trabajar correctamente este tema es una prevención para 15 o 20 años”, dijo.

Apoyo

La Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) posee la Línea Vida: atención telefónica gratuita para asistir a quienes posean conductas suicidas y a las personas del entorno que requieran de asesoramiento. El número es 0800 0767 o *0767, funciona las 24 horas del día y los 365 días del año. La respuesta será proporcionada por equipos especializados.

Políticas posibles

Actualmente, el grupo de la Udelar está analizando notas y cartas que dejan las personas que se quitaron la vida. Si bien aseguró que en Uruguay, tres de cada 10 personas que se suicidan dejan una nota, el comportamiento de estos es similar al de los demás. En la evaluación, el grupo determinó distintas causantes: existe el suicidio “para el otro”, que según Hein pretende incidir en otra persona y que quien se autoelimina, a causa de hechos del pasado, “no se ve en el presente”. Por otro lado, están aquellos que a partir del sufrimiento actual no logran proyectarse en el futuro. Hein aseguró que esto también es característico de los varones, sobre todo de la tercera edad, aunque en ese rango también están algunas mujeres. “Generalmente son temas de enfermedad, separación y soledad. La persona no se ve en la sociedad sola”.

Los casos menos comunes son aquellos que considera como “implosivos”: “personas que por determinado acto puntual, sin motivo alguno, se van y dejan una carta”. Por último, el grupo identificó situaciones donde el suicidio se decide de forma racional, “mayormente por enfermedades terminales”.

Para pensar en políticas que contribuyan al descenso de los casos de suicidio en el país, el sociólogo dijo que lo primero que debe tenerse en claro es que “el suicidio existió, existe y va a existir”. Lo segundo es hablar del tema “en los medios de comunicación, en los talleres para profesores, entre los compañeros de trabajo y liceo”. Para Hein la “mejor política” es concientizar, elaborar talleres, trabajar interdisciplinariamente, pero sobre todo, “escuchar al otro, no estigmatizar y no excluir”.