El candidato único a la Intendencia de Canelones por el Frente Amplio (FA), Yamandú Orsi, dijo a la diaria que espera que el gobierno convoque a la fuerza de izquierda para coordinar acciones para afrontar la crisis provocada por la pandemia de Covid-19. “Esa lógica del país dividido en dos mitades, con un muro en el medio, es el peor escenario para manejar una situación como esta”, aseguró.

¿Por qué cree que el gobierno debería convocar al FA?

Hay una oportunidad que se está pasando, que es la de crear una mesa a nivel político con los respaldos técnicos que permitan salir de esto. En cualquier situación de crisis el país se junta. Hay medio país que votó al FA, y esa fuerza política no está integrada en un espacio permanente de análisis. Por otro lado, no es bueno que desde mi partido sigamos en la estrategia de oposición cerrada.

¿En qué nota que el FA ha actuado como una oposición cerrada?

Como nos sentimos excluidos largamos por las redes o hacemos declaraciones de propuestas o consignas que no sé si ayudan. Hay cosas que hay que conversar puertas adentro. Entiendo a las dos partes; el gobierno se sigue defendiendo como si estuviéramos en época electoral y el FA critica como debe hacer cualquier partido en la oposición. Hay una línea de mando que se tiene que respetar, y hay un presidente y un gobierno legítimamente constituido que maneja la situación; lo interesante sería tener un ámbito donde llevar las propuestas.

¿No sucede lo mismo en la coalición? Guido Manini Ríos y su grupo, Cabildo Abierto, hicieron propuestas propias.

Más a mi favor todavía. En virtud de que está un poco en duda la unidad de acción de la coalición, ¿qué sentido tiene dejar afuera a FA cuando tuvo la votación que tuvo? Cuando Manini dice que sería buena cosa postergar el aumento de tarifas, está más cerca de la posición del FA que de la del gobierno. Tenemos que hacernos cargo todos no sólo del tema sanitario sino de lo que viene después, porque esto es el comienzo de una crisis, cuyo perfil hoy es el de la salud. ¿Alguien puede pensar en que sólo un sector va a poder resolverlo? Lo que se necesita es un esfuerzo patriótico, y eso parte de decisiones políticas contundentes. También es cierto que si fuera un juego de naipes la mano la tiene el gobierno: es el que tiene la fuerza para pegar un chiflido, estamos todos esperando eso.

¿Qué le parecen las medidas que tomó el gobierno?

Son positivas. El gobierno es consciente de que hay que avanzar más [con las medidas económicas]. Sin embargo, creo que el aumento del IVA no es lo más conveniente; no entro tanto en la discusión de las tarifas porque considero que para mucha gente si aumentaron o bajaron va a dar lo mismo porque no van a poder pagar: es tan grave como eso. Más profundo sería estudiar cómo tirar para adelante el pago de esas cuentas. Acá lo que se necesita es un Estado más expansionista, con mayor cobertura para quienes van a quedar más desprotegidos. Ahora, la aplicación de medidas liberales para la economía es contraproducente en los tiempos que corren.

¿Le parece pertinente declarar la cuarentena obligatoria?

Desde el punto de vista médico no hay dos lecturas: cuanto antes se disponga la [cuarentena] obligatoria es mejor. Ahora, también hay consecuencias a nivel social, no sólo en la economía. Hay que equilibrio que es necesario manejar. Para quienes viven el día a día está complicado, incluso llevaría a tener que obligar a la gente [a quedarse en su casa], y eso implica un poder coercitivo que hay que estar dispuesto a aplicar. Estoy convencido de que va a pasar y ansío que se tome la decisión en el mejor momento.

¿Está de acuerdo con recurrir a préstamos de organizaciones internacionales?

Uruguay tiene una solidez financiera que nos da ventajas. Es un país creíble, por lo tanto los créditos no son una locura. Pero tampoco es que estemos tocando fondo: se entregó un país en el que la inflación era de un dígito. Hay condiciones, pero de esto no se sale fácil. La cosa es con quién se contrae la deuda, y no me caería muy simpático, dada la línea económica y la orientación política que tiene [el actual gobierno], que sea con el Fondo Monetario Internacional.

El lunes el PIT CNT y varias organizaciones acordaron ocho medidas a implementar para reducir el impacto económico por el coronavirus. Además, llamaron a hacer un cacerolazo o un apagón. ¿Qué le pareció?

Yo no entendía mucho lo del cacerolazo sin una proclama. Ahora lo que veo es que hay una propuesta concreta desde un espacio concreto. Es una forma de movilizarnos que sustituye la concentración. Además, esos organismos son soberanos para decidir cuál es la mejor forma. Nunca las medidas tienen que ser más importantes que lo que uno plantea; hay una propuesta para salir adelante, pero también hay una preocupación por algunas medidas que ha tomado el gobierno. Yo he leído en las redes que en época de crisis protestar no es lo más conveniente, y en este caso lo que se hace es una forma de reclamar, más allá de que sea una protesta contra el gobierno.

En Canelones hay personas que tienen coronavirus. ¿Pudo recorrer el departamento en estos días?

No, no estoy recorriendo.

Le preguntaba para saber cuál es su percepción sobre el acatamiento de aislamiento por parte de la población. ¿Pudo ver qué hacen los canarios?

No creo que todos estén acatando, pero en la zona de Salinas, en donde vivo, hay poco movimiento. Hay una toma de conciencia cada vez mayor, pero me sorprendieron algunas imágenes como las que vi de la rambla de Montevideo. Me mandaron fotos de los comedores del departamento (que tienen acuerdo con el Instituto Nacional de Alimentación), que triplicaron la cantidad de alimentos que se está entregando; en estos casos la gente entra de a dos y hacen una cola con distancia. El tema es hasta cuándo podemos seguir con esto y si es necesario tomar una medida un poco más dura. A su vez, me enteré de que en mi zona hay gente que se está organizando para dar de comer a personas de la zona de Pinamar Norte, y que en Colonia Nicolich están funcionando equipos de trabajo para dar de comer. Lo mismo está pasando en Barros Blancos, donde una empresa lo está liderando.

A pesar de que ya no es intendente, ¿sabe qué medidas tomó la comuna para evitar contagios?

La Intendencia cerró las puertas al público y está funcionando sólo lo elemental, que es Desarrollo Social, Gestión Ambiental –por la recolección de residuos– y hay un aparato administrativo para sostener la gestión, porque los salarios se tienen que pagar y la vida sigue después de esto. Por otro lado, hay autos de la Intendencia que están al servicio de la Administración de los Servicios de Salud del Estado [ASSE] para que los médicos puedan atender. El Centro Coordinador de Emergencias ya recibió propuestas de dos hoteles que ofrecen sus instalaciones por si fuera necesario ampliar la cantidad de camas, y a su vez hay empresarios que han ofrecido sus galpones. Hay un trabajo en territorio que ayuda y mucho.

Se planea postergar las elecciones departamentales. ¿Cuál cree que es la mejor opción desde el punto de vista jurídico?

No sé. En eso no me meto, porque cuando escucho a alguien que defiende la ley interpretativa le doy la razón, pero cuando me habla el otro de una reforma constitucional también le doy la razón. Cada una de las opciones tiene sus pro y sus contra. Es un capítulo que se tendrá que resolver a nivel parlamentario. Esto amerita un gran acuerdo político en el que todos seamos garantes de lo que se va a hacer, porque el aplazamiento de las elecciones también corre otros plazos, como la elaboración del presupuesto nacional, porque las partidas para los gobiernos departamentales surgen de esa ley.

¿Tuvo contactos con otros candidatos, ya sea del FA o de la coalición?

Sí, hablé con todos los compañeros que fueron intendentes y están en campaña. También conversé con [Carmelo] Vidalín [Partido Nacional, PN] y [Guillermo] Besozzi [PN]. En líneas generales, estamos todos de acuerdo con trasladar los comicios para más adelante.

¿Sigue trabajado en la campaña?

Sí, estamos en contacto.

¿Llegaron a redactar algún borrador del programa?

No, estamos concentrados en la coyuntura.