El secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, anunció el sábado que las personas que no acceden a prestaciones sociales podrán recibir un cupón electrónico de 1.200 pesos para comprar tanto en grandes superficies como en pequeños comercios. Los beneficiarios deben bajar una aplicación al celular y no podrán fraccionar la compra, pero tienen la posibilidad de elegir entre ese método o recibir las canastas del Ministerio de Desarrollo Social (Mides).

El 26 de marzo, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) hizo un llamado para una compra directa de 120.000 canastas de alimentos. El llamado explicaba que su convocatoria se debía a la pandemia “originada por el covid-19”, y en un primera instancia el plazo finalizaba el 30 de marzo a las 13.00, pero luego se extendió hasta el 31, a la misma hora.

Una de las condiciones que puso el MEF para la compra de las canastas para el Instituto Nacional de Alimentación (Inda) del Mides fue que los proveedores pudieran “habilitar un sistema que permita cargar” las cédulas de identidad de los beneficiarios, ya que las personas pueden hacer sólo un retiro al mes. En el documento anexo dice que una vez retirada la canasta, la cédula de identidad de la persona queda “inhabilitada en toda la red”. “La carga de las cédulas habilitadas para el retiro de las canastas será enviada periódicamente por el Mides a la persona designada por el proveedor, quien se encargará de cargar el archivo a su sistema”.

Además se valoraba que las empresas pudieran “incluir en su red informática y de distribución a la red de comercios locales en todo el país”, y que “el sistema del proveedor pueda emitir un reporte periódico indicando la cantidad de canastas retiradas en el día, junto con el listado de las cédulas de identidad que retiraron, así también como un listado de cédulas que aún no hayan retirado su canasta”.

Otra especificación era que el proveedor debería guardar el comprobante de retiro firmado por la persona que retirara la canasta, “como manera de evidenciar que efectivamente la canasta fue retirada”. De esta manera, se buscaba asegurar el destino final de los alimentos y contabilizar la cantidad de personas que efectivamente retiran las mercancías.

Tras este procedimiento, una resolución del 3 de abril estableció que, “según el análisis técnico y de conveniencia de las ofertas realizadas […] se está en condiciones de efectuar la adjudicación de 65.000 canastas”, pero no las 120.000 previstas al principio. En el documento se especifica que las firmas adjudicatarias fueron Polakof y cía. SA (tiendas y supermercados El Dorado) y Ta-Ta SA.

La Resolución 53/020 informa que las 65.000 canastas costaron 71.242.050 pesos (1.654.953 dólares), con impuestos y fletes incluidos (en promedio 1.096 pesos cada unidad).

A Polakof y cía SA se les adjudicó 5.000 canastas, a 911,43 pesos por unidad (un total de 4.557.150 pesos), destinadas a los departamentos de Cerro Largo, Maldonado, Lavalleja, Rocha y Treinta y Tres.

Ta-ta hizo dos ventas para todo el país de 30.000 canastas cada una, una con un importe por unidad de 1.033,6 pesos (un total de 31.008.0000 pesos), y la otra de 1.189,23 pesos, 35.676.900 pesos en total. Estos valores también incluyen fletes e impuestos.

¿Qué tiene la canasta?

Si bien en los documentos de la adjudicación no está detallado cuál será el contenido de cada canasta, en el llamado el MEF pedía: un litro de aceite de soja o girasol, un kilo de arroz, uno de azúcar, uno de harina de maíz, uno de harina de trigo, uno de leche en polvo y uno de lentejas, así como entre 900 gramos y un kilo de fideos secos “comunes para pasta”, medio kilo de cocoa, dos latas de atún (lomito o grated) de entre 400 y 500 gramos, y entre 900 y 1.000 mililitros de salsa de tomate (o un kilo).

El contenido de la canasta, explicaron trabajadores del Inda, “no le resuelve la alimentación completa a nadie”, sino que funciona como un “salvavidas muy precario para sostener unos días” ante la situación de urgencia a nivel nacional. Se trata de una canasta con un contenido similar a la del Mides-Inda (de unos siete kilos) pero que, al menos según lo que establece el llamado, debería tener un peso cercano a los 11 kilos. Para que fuera una canasta completa, explicaron trabajadores del organismo, debería contemplar alimentos frescos como frutas y verduras, lo que requiere una logística de distribución mucho más compleja.