“Llegué a Poco ortodoxa de casualidad”, se ataja Amparo Battaglia desde Berlín. Por estos días, Poco ortodoxa se convirtió en una de las series más vistas durante la cuarentena sudamericana.

La argentina Amparo forma parte de una de las escenas clave de esta serie dramática de Netflix, que narra la historia de Esther Shapiro, una joven de 19 años que rechaza la tradición judía jasídica ultraortodoxa. Sin experiencias de actuación previas, esta artista de 32 años se erige como una de las grandes sorpresas de la serie del momento.

Renunciar a la fe, fugar la carne, abrir nuevos caminos: deshacerse de los suyos para ser alguien más. Acá, en esta fábula opresiva basada en las memorias de Deborah Feldman, una joven rompe con su legado familiar para resignificarse. Poco ortodoxa relata la opresión, el quiebre de las tradiciones y aporta una mirada religiosa a contrapelo.

Durante los cuatro episodios de la miniserie, Esty (interpretada magistralmente por Shira Haas) pasa del ahogo a la aventura: deja Nueva York, viaja a Berlín y se deslumbra con el mundo occidental, con la noche, con ese vértigo. Y en uno de los momentos de mayor liberación, la protagonista acude a una discoteca y por ahí anda Amparo, enfundada en Catnapp, su alias artístico y musical.

“Conocí a Shira el día de la filmación”, asoma Catnapp, mientras sorbe una cerveza primaveral. “Me explicaron qué es lo que ella iba a hacer, cómo iba a interactuar conmigo, qué es lo que iba a sentir durante la escena”, pinta a propósito del rodaje. Y ese momento narrativo resulta fundamental en el desarrollo de la historia: es ahí donde Esty experimenta por primera vez cómo es la noche, cómo se siente un cuerpo libre y qué se siente escuchar música fuerte. “Además, era la primera vez que Esty veía a una mujer tocando en un escenario”, explica.

Por obra y gracia del destino (pero también por su potencia de trabajo), Amparo Battaglia se sumó a Poco ortodoxa después de que un asistente de Maria Schrader, la directora de la serie, se la cruzó tocando en un club llamado Berghain. “Vieron mi performance y les gustó. Pensaron que podía ir bien con la escena, así que este asistente le mostró mi performance a Maria, a ella le gustó y, bueno, así fue cómo me contrataron”, cuenta.

En la escena en cuestión, la argentina se muestra enfundada en una llama especial. A la hora de la acción, prácticamente no le dieron indicaciones: tenía que tocar, hacer lo que siempre hace. “Soy así, como me veo en la serie. En un momento conecté visualmente con la chica que toca el violín y después con el personaje de Shira, pero fue todo muy natural y muy real, como cuando hago una performance en vivo”.

Un día, Amparo despertó en Berlín y muy temprano viajó a Barcelona para tocar en el Sonar, uno de los festivales más populares de Europa. Volvió por la madrugada a Berlín y terminó derecho en el set de filmación. “Me peinaron, me maquillaron y filmamos 11 horas, con breaks en el medio”, recuerda. Más tarde, un auto la recogió para tocar en otro festival, a dos horas de Berlín, junto con Modeselektor. Así son sus jornadas en Alemania, donde se mudó hace varios años.

Además de su participación en este momento clave de Poco ortodoxa, Catnapp aportó varios temas para la composición de la banda sonora. ¿El más recordado? “Thunder”, que flota en una escena en la que Esty y Robert (Aaron Altaras), su nuevo interés romántico, se besan. “Es mi parte favorita de la serie”, insisten los fanáticos en Youtube. “Gracias a eso hay un montón de gente que está conociendo mi música, que me escribe, y eso está buenísimo”, celebra la criolla.

Amparo dejó su país porque se le hacía difícil sobrellevar el factor económico. “Y si te querés dedicar a la música poco convencional, es más difícil aún”, lamenta la artista electrónica. “Necesitaba un cambio y decidí irme a Europa sin pasaje de vuelta”. Ahora está pasando la cuarentena en Berlín, la ciudad que la abrazó. “Igual, la cuarentena me la estoy tomando para descansar, porque venía muy a full”, reconoce. Mientras tanto, no se relaja: está preparando un disco para junio y ya anunció el lanzamiento de un primer single para este mes.

¿Cómo es la movida under de Berlín que sale retratada en Poco ortodoxa?

Muy linda, muy libre. Hay de todo y hay lugar para todos. Hay muchísimas minifiestas, minibares, sótanos del sótano del sótano haciendo cosas. Todo el mundo está exponiendo, haciendo muestras de todo. Es como mucho: todos los días, siempre hay algo. El under es muy variado: todos los géneros, colores y artes. Musicalmente, la electrónica y todos sus subgéneros están muy presentes. Son muy abarcativos.

¿Cómo viviste el furor por tu aparición en la serie?

Se comunicaron más que nada de la prensa argentina, al enterarse de que hay una coterránea participando en una serie que están mirando. Acá es diferente; es una serie que transcurre en Berlín y hay una argentina en la serie, o sea: ni idea. Sí recibo un montón de mensajes, todos la vieron, la serie fue número uno, pero es más fuerte en Argentina. Lo que pasó lo viví desde un punto de vista muy cuarentenístico: fue muy lindo ver todo lo que se generó y lo agradezco, pero estoy con la mente medio en otra, estoy descansando. Sí me hace muy feliz que muchísimas personas estén conectando con mis canciones, con las letras y con las melodías. No fue algo sencillo para mí, porque no hago música fácil ni hago música que todos entienden.