Nadie sabe bien cómo arrancó ni quién fue el responsable, pero alguien ató dos cabos, hizo una alquimia y logró el viral de la temporada. La inteligencia colectiva de internet hizo el resto. Desde ahí, la fusión de unos sepultureros ghaneses con un tema de electrónica bailable provocó una reacción mundial que sacó millones de sonrisas en un contexto poco alegre. A partir de su popularización, “los negros del ataúd” se convirtieron en grandes personajes de la pandemia.

Así las cosas, Benjamin Aidoo, el dueño de Nana Otafrija, la compañía funeraria que ofrece el servicio de bailarines de féretros, sigue sorprendido. Su coreografía exótica, que consiste en sacudones de pañuelos y pasitos elegantes, es llevada adelante por unos Dancing Pallbearers vestidos de etiqueta. En sus performances suena una música festiva, que alguien suplantó y resignificó con unos beats al palo de “Astronomia”, de Tony Igy. “Me hace feliz que la gente invente y cree cosas con nuestro acto, estoy muy contento con eso”, dice desde Accra, la capital de Ghana.

Benjamin arrancó con el negocio en 2003. Un año después decidió agregarle un baile conmemorativo al ritual funerario: “Me gusta que la gente celebre a sus muertos. No quiero que sufran la muerte”, cuenta. Cuando todo esto estalló, Benjamin advirtió que se había convertido en un artefacto pop, que su creación estaba siendo usada para nuevos y graciosos fines. “Estoy muy sorprendido, feliz y orgulloso de todo lo que pasó”, dice. Y rápido de reflejos, se contactó con el artista electrónico ruso para hacer algo en conjunto. “Ahora está aislado por la pandemia, pero espero que podamos encontrarnos”, sueña.

En el pasado, durante los velatorios, Benjamin veía llorar a los familiares de los muertos y él también terminaba angustiándose. “Incluso a veces todavía lloro en el medio de nuestras performances”, reconoce. Veía ese acto como una despedida solemne. Por eso se decidió a darle una vuelta: “Voy a agregarle variedad a esto”, se dijo. Su baile es una especie de ofrenda, una celebración chillona y alegre como despedida a los muertos, una última mueca de felicidad que reciben los familiares mientras despiden a su ser querido.

“La relación de la sociedad ghanesa con los muertos es normal. Sabemos que la muerte está ahí y que todos podemos morir”, advierte, quitándole solemnidad al final de los finales. Para Benjamin, este es su trabajo, pero también entiende su performance como un regalo. De paso, muchas familias lo reconocen: “Nos dan devoluciones hermosas. A veces vienen y nos agradecen. Otras nos dan más plata que la que ya nos dieron y también nos recomiendan a otras familias”.

Según palabras de su mánager, el servicio de los Dancing Pallbearers cuesta aproximadamente 3.000 dólares. “El baile es sólo un bonus del servicio funerario”, explica John Telawa, representante de Aidoo. Nana Otafrija ofrece un funeral para la familia, y la performance de los bailarines aparece como una opción. Entonces, ¿es un servicio caro? “Diría que sí y que no. Sí, en el sentido de que si la persona murió fuera de Ghana, va a ser caro. Pero si es dentro de Accra, no va a serlo”, desliza el emprendedor. Los precios varían según el vestuario y la performance. “Todo nuestro vestuario determina el precio. Tenemos trajes negros y blancos, rojos y negros, todos negros, que son los menos caros. El más caro es el que es todo blanco. Tenemos muchos vestuarios”.

En la actualidad, Nana Otafrija cuenta con 100 trabajadores (“cinco mujeres y el resto, hombres”, aclara) y muchos de ellos son bailarines profesionales. Desde que el negocio se expandió (prepandemia, muchísimo; con viralidad, casi infinitamente), Benjamin sigue ensanchando su negocio contratando a más trabajadores fúnebres. Y la cosa va en serio: para sorpresa de muchos, cuando bailan y durante toda su ceremonia, llevan el cuerpo del fallecido dentro del ataúd. “Siempre tiene que estar dentro del cajón antes de empezar nuestra performance”, comenta.

Con la viralidad de la coffin dance y todas sus deformaciones (accidentes mínimos, tragedias irremediables), también se vio un video en el que unos bailarines empiezan con un ritual y, rápidamente, el cuerpo del fallecido se les cae al suelo. El error es fatal. Pero no, no fueron los Dancing Pallbearers de Benjamin. Como con todos los éxitos, siempre surgen émulos. Y en Ghana hay proyectos que están aprovechando la oleada para ofrecerse como alternativa o sustituto de Nana Otafrija. “Hace 18 años que estoy en el negocio y nunca en mi vida se me cayó un ataúd”, indica. Sus bailarines entrenan todas las semanas, especialmente los martes. Como hombre de negocios, sabe que una deshonra así terminaría con todo: “Sería un gran golpe si eso pasara, acabaría con el negocio. Pero le pasó a un grupo que trató de copiarnos y está en otra parte del país”.

Mientras tanto, en la República de Ghana, un país con escasez de recursos, hacinamiento urbano y poca infraestructura sanitaria, las personas están cuidándose como pueden. Y Benjamin, que trabaja con la muerte, lo sabe. Por eso también sacó un nuevo video producido en el que celebran el trabajo de los médicos del mundo y advierten: “Quedate en casa o bailarás con nosotros”. Mensaje crudo, pero indudablemente efectivo.

“La demanda a causa de la pandemia es normal y está creciendo. Después de que termine esta pandemia vamos a ir por todo”, señala. Como todas las casas mortuorias están llenas, llevan el cuerpo desde la morgue, se visten elegantemente y van derecho al cementerio. “Pero cuando esta pandemia termine, nuestro acto y todo lo que hacemos va a volver y va a estar buenísimo”, marca cuando se le pregunta cómo están trabajando en días de pandemia global. De su boca: “Cuando están listos para ir a actuar, les doy guantes y barbijos con el logo de la compañía. También les doy sanitizantes de manos. De esta manera, garantizamos que la identidad de lo que hacemos se preserve”.

¿Qué consejo le darías a alguien que quiere aprender a bailar como ustedes?

Que sigan mirando más de nuestros videos. A partir de la semana que viene mi canal de Youtube estará activo para que vean mis movimientos. Allí daré más lecciones y consejos de baile.