Una de las pocas medidas que pudo tomar el gobierno entre que asumió y se declaró la emergencia sanitaria fue la extensión por 120 días del plazo para que las empresas comiencen a etiquetar los alimentos con altos contenido en azúcares, sodio, grasa y grasa saturada. Fuentes del gobierno indicaron que no existen planes de eliminar la obligatoriedad del etiquetado, pero sí de modificarlo. “A las etiquetas actuales se va a sumar un par. Una de ellas alerta sobre el riesgo de que el Estado intervenga en el mercado. La otra, que es un poquito más larga, advierte que cercenar libertades individuales, por más pequeñas que estas sean, es un camino que puede derivar en un mundo similar al descrito por George Orwell en su novela 1984. Esta última etiqueta es la que nos está dando más trabajo, porque es difícil transmitir todo eso en poco espacio. Estamos trabajando con los diseñadores”.

El tamaño de las etiquetas es otra de las cosas que se modificarán. “No puede ser que la etiqueta ocupe todo el paquete. Para el caso de las etiquetas sobre el contenido del alimento, van a ser de 2,5 milímetros de lado. Las que advierten sobre la intrusión del Estado van a tener 3 centímetros de lado. Priorizamos estas porque entendemos que el mensaje que transmite es importante no sólo para la alimentación sino para el resto de las actividades humanas, como la cultura, el deporte y el pago de impuestos”, explicó la fuente consultada.