La preocupación de todos por incorporar nuevas acciones, o modificar las que ya practicábamos, de forma de mantener la higiene en la vida diaria se ha hecho cada vez más importante. Entre ellas, una de las primeras recomendaciones que hizo el gobierno indicar la preferencia de medios electrónicos de pago al efectivo (cuando, paradójicamente, se apunta en la dirección contraria en el proyecto la Ley de Urgente Consideración, que plantea varios retrocesos en el área de inclusión financiera). La premisa, totalmente comprobable, es que el dinero es un gran acumulador de bacterias y virus.

A fines de enero de este año, en una exposición que se realizó en el Laboratorio de Arte de Berlín, el artista estadounidense Ken Rinaldo hacía una muestra de billetes muy especial. En ella se presentaban diferentes notas de varios países que fueron tratadas para cultivar los diferentes microorganismos que en ellas se posan. Según un estudio publicado en 2017 por la Universidad de Nueva York, un billete de un mismo banco de Manhattan podía contener hasta 3.000 tipos de microbios.

Con esto en consideración, tal vez uno empiece a sentir un poquito de asco al manejar dinero, si no lo sentía hasta el momento. No es novedad que los pagos con tarjeta de crédito o débito ya venían en franco ascenso a partir de la implementación de la ley de inclusión financiera, así que tan mal parados no nos agarró. El BCU publicó datos en marzo de este año que mostraban que en 2019 las compras realizadas con tarjetas de débito y crédito habían aumentado un 33% y un 10.7% en comparación con el año anterior respectivamente.

tuapp

Sin embargo, el crédito y el débito no son los únicos medios electrónicos disponibles. Desde setiembre de 2018, en una iniciativa conjunta entre ANTEL y el Banco República, se lanzaba tuapp. La aplicación cumple la función de billetera electrónica, permitiendo pagar una variedad de servicios y realizar compras en diversos locales utilizando únicamente el celular. Los datos de finales del año pasado determinaban que la app ya tenía cerca de 180.000 usuarios.

En las últimas semanas esta aplicación se hizo conocida por ser la herramienta que definió el MIDES para distribuir bonos canasta a personas de bajos recursos, donde más de 30.000 beneficiarios pudieron retirarlo a mediados de abril.

Desde hace un tiempo, también opera en nuestro país Mercado Pago, el sistema desarrollado por la empresa internacional Mercado Libre. Si bien al principio era una herramienta dentro de la plataforma de compraventa de Mercado Libre, luego Mercado Pago pasó a funcionar como una billetera electrónica en diversos servicios y negocios, que no solo intermedia entre cuentas bancarias y tarjetas de crédito de compradores y vendedores, sino a la que también se le puede “cargar dinero” de manera previa.

Criptomonedas

Por último, y no menos importante, debemos mencionar a las monedas digitales, que son otro mundo diferente. Estas unidades pecuniarias también son denominadas “criptomonedas”, ya que utilizan métodos criptográficos para asegurar las transacciones que con ellas se realizan. Generalmente, mientras las transacciones que realizamos a través de los medios anteriores tienen un respaldo en dinero físico, con las monedas digitales ese respaldo no existe.

La pregunta se impone: ¿y de dónde proviene el valor de estas monedas? Se mide en el ambiente que se utilice, por lo que uno podría decir que el valor se lo da la necesidad de la gente por tenerla. Por poner un ejemplo, el Bitcoin, la más conocida de este tipo de monedas. El valor de un Bitcoin a fines de 2015 rondaba los 10.000 dólares. En el transcurso del mes pasado ha variado entre los 300.000 y 400.000 dólares.

Estas monedas tienen una ventaja desde el punto de vista de la seguridad relacionado con su trazabilidad: uno puede rastrear cuáles fueron las transacciones realizadas en el último tiempo con as unidades de moneda digital en su poder. Esto permite, entre otras cosas, tener herramientas para luchar contra el lavado de activos. Y por ese motivo, entre otros, el Banco Central de China empezó un plan piloto para implementar una moneda digital en aquel país. En un principio se implementaría en las ciudades de Shenzhen (capital tecnológica del gigante asiático), Suzhou, Chengdu y Xiong’an. Es una interesante experiencia de la que sacar apuntes.