En dos distritos alemanes, Gütersloh y Warendorf, en los que viven aproximadamente 600.000 personas, las autoridades decidieron cerrar las escuelas, los jardines de infantes y los centros deportivos y culturales, además de reimplantar las reglas de distanciamiento social en distintos espacios públicos, medidas que Alemania estaba dejando atrás desde mayo.

Las nuevas políticas de distanciamiento social, que comenzaron a aplicarse ayer y que está previsto que se apliquen hasta el martes 30, fueron la respuesta a un brote de coronavirus que tiene como centro un frigorífico y matadero situado en esa zona del estado de Renania del Norte-Westfalia.

Hasta este martes se confirmaron 1.553 contagios en torno a esa planta industrial de la empresa Tönnies, una de las principales de Europa en la industria de la carne. La planta fue cerrada y sus 7.000 empleados fueron aislados, informaron la agencia Efe y la Deutsche Welle. Si bien la fábrica está situada en Gütersloh, varios de sus trabajadores viven en Warendorf, y fue allí donde se detectó la mayoría de los casos.

Esta crisis no es la única que rodea a esta planta frigorífica.

Según informó ese medio público alemán, desde hace años se repiten allí manifestaciones por las malas condiciones en las que trabajan y viven los empleados, en su mayoría inmigrantes provenientes de Rumania y Bulgaria. Los manifestantes denunciaron que muchos trabajadores viven muy cerca de la planta, hacinados en viviendas en condiciones de higiene insalubres, y cumplen horarios de trabajo extenuantes. Ahora la crisis sanitaria puso el foco en la industria cárnica y sus trabajadores, y la presencia estatal se dirigió hacia allí, tanto en vigilancia como en el despliegue de funcionarios en la zona.

El jefe de gobierno del estado federado de Renania del Norte-Westfalia, Armin Laschet, aseguró en una conferencia de prensa que se va a brindar la asistencia médica y la atención que necesiten los trabajadores de la zona, muchos de los cuales tienen a sus familias en el exterior.

Por otra parte, en la conferencia de prensa Laschet lamentó que “por primera vez en Renania del Norte-Westfalia y en Alemania” se haya tenido que volver a las medidas de confinamiento que se habían flexibilizado en mayo.

El nuevo brote es una mala noticia para el político, quien ‒a diferencia de la canciller Angela Merkel, que siempre mostró una extrema prudencia respecto de las medidas de relajación‒ ha sido un defensor de flexibilizar las medidas de confinamiento y reactivar la economía. También lo es para Alemania, que hasta ahora había logrado mantener la pandemia mucho más controlada que sus vecinos Francia, Italia y España.

Los contagios de coronavirus confirmados en Alemania fueron en total unos 190.000, y se atribuyeron a covid-19 unas 8.900 muertes, frente a las más de 20.000 que registraron otros países de la zona.