De acuerdo con una investigación llevada adelante por la agencia de noticias Associated Press (AP), tras analizar documentos internos y correos electrónicos, y hacer docenas de entrevistas, las autoridades sanitarias chinas demoraron varias semanas en brindar a la Organización Mundial de la Salud (OMS) información clave sobre el origen y el mapa genético del nuevo coronavirus, cuyos primeros casos se registraron en noviembre en la ciudad de Wuhan, situada en la provincia de Hubei, en el centro de China.

Según el informe periodístico, la OMS le pidió a la nación asiática celeridad en brindar información sobre el nuevo coronavirus, pero grabaciones a las que accedió AP revelan el enojo de importantes funcionarios de la entidad sanitaria porque desde Pekín no se estaba compartiendo datos necesarios para evaluar el riesgo del virus para el resto del mundo. A pesar de que en más de una ocasión el titular de la OMS, el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, elogió al país por “establecer un nuevo estándar para la respuesta al brote” en sus medidas rápidas y agresivas, en la interna de la OMS el ambiente no era el mismo.

“Estamos recibiendo información muy mínima”, dijo durante una reunión la estadounidense Maria van Kerkhove, epidemióloga y directora técnica de la OMS para la covid-19, según reveló AP. “Claramente, no es suficiente para que se pueda hacer una planificación adecuada”, amplió la experta a comienzos de enero. Por su parte, el principal funcionario de la OMS en China, Gauden Galea, dijo en una de las grabaciones: “Actualmente estamos en el escenario donde sí, nos están dando la información 15 minutos antes de que aparezca en CCTV”, en referencia a la cadena de televisión estatal de China.

Otro alto funcionario de la OMS, el irlandés Michael Ryan, jefe de emergencias de la entidad, dijo que temía que en este caso se repitiera lo ocurrido con la epidemia de SARS en 2002, que los funcionarios chinos inicialmente intentaron encubrir.

La investigación de AP puso en evidencia que China tardó cerca de una semana en revelar que el coronavirus podía propagarse entre humanos, lo que llevó a la propia OMS a tuitear el 14 de enero que “las investigaciones preliminares llevadas a cabo por las autoridades chinas no han encontrado pruebas claras de la transmisión de persona a persona”. Recién el 20 de enero China confirmó que el coronavirus era contagioso, y diez días más tarde la OMS declaró la emergencia mundial.

Esta investigación periodística sale a la luz pública en un momento en que la OMS está en una situación por demás incómoda, ya que Washington acusa al organismo de estar alineado con China, mientras que Pekín asegura que siempre se informó de manera adecuada y “oportuna” a la OMS sobre lo que estaba pasando en el país.

El informe de AP no avala la opinión del gobierno encabezado por Donald Trump ni el de Xi Jinping, sino que muestra a la entidad en medio de un fuego cruzado y sin un acceso pleno a la información que le permita impartir directivas precisas en tiempo y forma.