Al igual que hizo en octubre, durante las masivas protestas contra su gobierno, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, movió varias piezas en su gabinete como una manera de responder a las críticas que enfrenta su gestión. Esta vez los cuestionamientos apuntan a cómo manejó su gobierno la crisis que generó la pandemia de covid-19. La enfermedad no para de expandirse en el país y la economía registró una caída de 14,1% en abril.

Para Chile, y en particular para Santiago, los últimos días fueron los peores desde que se detectaron los primeros casos de coronavirus, hace tres meses. Los números oficiales diarios mostraban este jueves que en 24 horas se habían detectado 4.664 nuevos contagios, que elevaban el total de casos a 118.292. También se registraron en esas 24 horas 81 nuevas muertes atribuidas a la covid-19, lo que deja un total de 1.356. La mayoría de estas muertes, unas 1.000, se concentran en la capital y el área metropolitana.

Otro número que muestra el impacto de la pandemia en Chile es el de internados en cuidados intensivos, que llegaba este jueves a 1.496. La mayoría de ellos, 1.261, necesitaban ventilación mecánica.

El ministro de Salud, Jaime Mañalich, dijo en conferencia de prensa que el gobierno está enfocado en lograr una mayor trazabilidad de los casos positivos de coronavirus en Santiago y el área metropolitana, además de aumentar el número de respiradores mecánicos y test de diagnóstico. Esa región está en cuarentena desde el 15 de mayo. Antes de esa fecha las autoridades se habían resistido a aplicar esta medida de forma generalizada, y sólo la disponía para aquellos barrios en los que crecían los contagios.

En la conferencia de prensa, Mañalich pidió: “Quédese en su casa, salga la mitad de lo que salía la semana pasada, lávese las manos obsesivamente y use mascarilla siempre, salvo que esté solo”.

Viejos ministros con nuevas tareas

Si bien en octubre le criticaron a Piñera que los cambios en su gabinete no eran suficientes, aquella vez las modificaciones fueron ocho, tres más que las de este jueves. Además, el presidente mantuvo en su puesto al ministro más criticado, Mañalich, pese a que la oposición pidió varias veces su remoción.

Entre los cambios que dispuso, Piñera destacó su decisión de encargarle la presidencia del Banco del Estado a Sebastián Sichel, que hasta este jueves era ministro de Desarrollo Social y tenía buena aprobación entre la ciudadanía. En su nuevo cargo, Sichel va a cumplir “una fundamental labor económica y social de apoyo a las pequeñas, micro y medianas empresas, especialmente en los duros tiempos que estamos viviendo”, afirmó.

El anterior titular del Banco del Estado, Arturo Tagle, había sido cuestionado por su gestión de los créditos Covid-Fogape, un programa de préstamos para empresas afectadas por la paralización de actividades en el marco de la pandemia. Esta política se creó en particular para las empresas chicas. Según informó el medio digital El Mostrador, el Banco del Estado fue una de las entidades financieras que menos préstamos aprobó en relación con la cantidad de solicitudes recibidas.

Esta designación al frente del Banco del Estado abrió paso a una serie de movimientos de piezas dentro del Ejecutivo, pero sin incorporar a personas ajenas al gabinete. El lugar que Sichel dejó en el Ministerio de Desarrollo Social será ocupado por Cristián Monckeberg, que era el ministro de Vivienda. A su vez, en Vivienda, quedará como titular Felipe Ward, que era responsable de la Secretaría General de la Presidencia. Y esta secretaría queda a cargo de Claudio Alvarado, que era subsecretario de Desarrollo Regional.

Según informó la agencia de noticias Efe, Alvarado tiene un perfil conciliador que podría ser útil para su nuevo cargo, porque la Secretaría General de la Presidencia se ocupa del vínculo entre el Ejecutivo y el Parlamento. Por lo tanto, la figura de Alvarado podría facilitar las negociaciones con la oposición para lograr un acuerdo nacional ante la crisis, que es un objetivo del gobierno chileno.

“Estamos enfrentando la pandemia social que ha provocado la más profunda y amplia recesión de la economía mundial de los últimos 90 años”, dijo Piñera este jueves. “Sabemos que lo que hemos hecho no es suficiente y que tenemos que seguir avanzando con sensibilidad, lo que requiere un gran sentido de urgencia, porque las necesidades son ahora, pero también con resistencia, porque van a continuar por algún tiempo”, agregó.