Supongamos que por mes una persona compra seis latas de conservas. En esos 30 días las consume, y las tira a la basura junto a las botellas de plástico de refresco, las cáscaras de huevo y la yerba usada. Pero, ¿qué pasa si esa persona quiere reciclar esos desechos pero no sabe qué es lo que sirve ni dónde llevarlo? Data Uruguay y Compromiso Empresarial para el Reciclaje Uruguay (Cempre) trabajan desde 2016 en una aplicación y una página web que tiene un mapeo de los lugares donde se puede dejar los materiales, además de incluir consejos para aplicar en casa e información sobre el ciclo de vida de los residuos. Ahora las dos organizaciones están a punto de lanzar la versión 3.0 de esa app que busca dar y obtener más información.

Federico Baráibar, integrante de Cempre, contó a la diaria que en la app coexisten varios programas de distintas instituciones y empresas. La idea inicial fue asociarse con Data, que ya tenía el sitio dondereciclo.com.uy desde 2013, con algunos puntos localizados en Montevideo. La primera etapa fue ampliar la base de datos a todo el país. “Pensamos que estaría bueno tener un lugar en el que la gente pudiera localizar los puntos de colecta de materiales, porque hay programas en 11 de los 19 departamentos”, dijo. “Una de las ventajas de la asociación con Data fue que ambas organizaciones somos ONG y pudimos dialogar de igual a igual”, agregó.

No sólo sirve separar

Sobre el proceso de clasificado, Baráibar contó que los residuos reciclables van a un mismo contenedor, de donde los levantan las cooperativas de clasificadores, las intendencias o las empresas que se dedican a esa tarea. En las plantas separan lo que tiene valor de mercado de lo que no, lo que no equivale a decir que separan todo lo que puede ser reciclable. Baráibar lo explicó de la siguiente manera: “En la actualidad se podría reciclar mucho más, lo que sucede es que lo que llega a las plantas y no tiene valor comercial no se separa y es desechado”. Puso el ejemplo de los polilaminados –los envases de las recargas económicas de detergentes–, varias láminas de plástico juntas que “son muy versátiles” pero no se usan porque no tienen valor comercial.

Lo que se está reciclando en la actualidad, a nivel de los residuos domiciliarios, son las latas, las botellas plásticas de bebidas, el cartón, el papel, los envases tetrabrik, los recipientes de polipropileno (las bandejas de helados) y, eventualmente, las bandejas de espuma plast.

Baráibar advierte que el problema es confundir los residuos secos con los reciclables, ya que los primeros generan más costos. “En Montevideo, del total que se recolecta y va a las plantas hay un rechazo de entre 60% y 70%, lo que implica que se transporta material que debería haber ido a la usina, la gente lo tocó y lo separó, y después se volvió a cargar en un camión. Eso es carísimo”, explicó. La solución es que vaya a la planta lo que en verdad se recicla, y en la app hay un buscador que indica dónde llevar esos materiales. Otros que en este momento no se están reciclando son el vidrio y las bolsas de leche, estas últimas porque “nadie las compra”: para que trabajen con ellas hay que pagar, “es como si tuvieran un valor negativo en el mercado del reciclaje”.

Sobre los clasificadores, Baráibar dijo que hay una relación directa entre el producto interno bruto (PIB) y la cantidad de personas que se dedican a ese tipo de trabajo. Cuanto más bajo es el PIB, más clasificadores hay, y en un contexto de crisis económica es esperable que haya más gente que se dedique a esto. No obstante, comentó que “si aumentara el flujo de materiales, aumentarían las oportunidades. Llega poco volumen en relación a lo que debería. Canelones tiene un ejemplo muy interesante de cooperativas de recolección de residuos: parte de la recolección de los residuos domésticos la hacen estas cooperativas, formadas por trabajadores y ex clasificadores. En Montevideo hay un sistema de habilitación de transportistas que fomenta que los clasificadores sean monotributistas”, dijo. Con respecto a las personas que van a los vertederos o a los contenedores, dijo que “en la medida en que se genere una industria de recuperación de materiales, va a aumentar la cantidad de empleos de mayor calidad”.

El aporte de la tecnología

Daniel Carranza, integrante de Data, comentó a la diaria cómo fue el desarrollo y cómo es el funcionamiento de la aplicación. Indica cuáles son los puntos de reciclaje y en algunos casos incluye los horarios en que permanecen abiertos y qué materiales reciben.

La idea, a partir de la versión 3.0, es poder identificar lugares de más demanda, a fin de reforzar el servicio. De todas formas, aclaró que ellos no son los que fijan esas políticas: “Lo que podemos hacer es recomendar, pero no tenemos acción directa”. Además, “en cualquier cosa que se haga desde esta lógica hay que considerar el sesgo de que es una web y una app. Si estoy pensando en qué parte de Uruguay la gente está queriendo reciclar más, lo que en verdad voy a obtener es información acerca de dónde hay más conexión a internet. Esto es una herramienta útil, pero tenemos muy claro que trabajamos con herramientas tecnológicas, y no creemos que sea la respuesta a todos los males”, comentó.

Desde el relanzamiento, en 2017, hubo unas 15.000 descargas de la app y 30.000 usuarios únicos de la web, contó. En la versión nueva habrá una sección para hacer comentarios y, por ejemplo, relevamientos fotográficos. Para eso se pedirá un registro que les va a permitir contar con más datos estadísticos de los usuarios, como el género y la edad.