A cinco kilómetros de la capital de Rocha, en un predio rural de 290 hectáreas, se está terminando de construir una planta de tratamiento y disposición final de residuos domiciliarios cuya tecnología será usada por primera vez en el país. En la planta se separarán los residuos con valor de aquellos que no son reutilizables. Estos últimos pasarán por una máquina en la que serán enfardados, y se los colocará en celdas impermeabilizadas construidas en el suelo a tres metros de profundidad. Está previsto que ocupen una hectárea cada una.

Antes de ser enfardados, los residuos pasarán por unas cintas en la que diez trabajadores de una cooperativa de clasificadores separarán lo que puede ser útil, en especial los plásticos. Después de esta separación, la prensa podrá compactar diez toneladas por hora.

Llegará a la planta toda la basura del departamento, y por lo tanto dejarán de funcionar los cuatro vertederos existentes (Rocha, Castillos, Lascano y Chuy). Dos de estos vertederos quedarán para el depósito de desechos vegetales ‒de poda‒ y los residuos voluminosos como escombros.

Las celdas tendrán un sistema de drenaje y tratamiento de líquidos, por el cual el agua no será vertida en los cursos naturales sino utilizada para riego. El gobierno de Rocha estima que este sistema de deposición final dará solución al depósito de basura por unos 70 años y es un proyecto que se venía planificando desde el principio del quinquenio.

La inversión para la construcción de la planta fue de tres millones de dólares, pero en lo que va del período se lleva invertido en gestión ambiental cinco millones, dijo a la diaria el intendente Aníbal Pereyra.

“Todo fue hecho con recursos propios”, destacó. La inversión “no fue magia”, se logró gracias a un “proceso de consolidación financiera” por el cual la Intendencia llegó a hacer convenios y cancelar deudas, por ejemplo, con el Banco República o el Banco de Seguros del Estado. En el primer caso, dijo Pereyra, se trataba de una “deuda muy importante” que se venía arrastrando, por lo menos, desde hacía cinco períodos.

Pereyra manifestó que la obra está en la etapa final y, si bien se había pensado inaugurarla en agosto, por la suspensión de las actividades a causa de la emergencia sanitaria hubo una paralización de unos 70 días. “En este momento se están instalando todas las maquinarias que hacen el proceso interno, donde se hace el clasificado final, lo que lleva unos 20 o 30 días. Después se tienen que hacer el monitoreo y las primeras pruebas”, explicó.

En la zona de ingreso, se pesarán los camiones para hacer un seguimiento de los residuos. “El objetivo de la Intendencia de Rocha no es que esta obra resuelva de forma definitiva el problema de los residuos, tenemos que seguir avanzando en los procesos de clasificación”, dijo Pereyra, y admitió que unos de los debes es la clasificación orgánica.

El intendente aseguró que en Rocha los vertederos a cielo abierto son un problema, a pesar de que su número se redujo de 11 a cuatro. “La afectación a la población es directa”, dijo. “En determinadas épocas del año tienen humo permanente a causa de la combustión. Hay una necesidad objetiva de llevar adelante este proceso. Cuando empiece a funcionar este relleno sanitario en Rocha habrá un proceso planificado y definido”, aseguró.

El jerarca dijo que una vez que los residuos domiciliarios lleguen a la planta serán vertidos en un lugar cerrado con piso de hormigón y después los cooperativistas harán la clasificación. Recordó que en el departamento, desde hace varias años, los clasificadores trabajan recolectando lo que los vecinos separan en lo que llaman “islas”, que están al lado de los contenedores comunes. “Esto avanza en la cantidad de residuos que se pueden reutilizar”, dijo.

Hoy en Rocha hay un “circuito limpio”, que funciona en la capital y en Castillos, en el que son los recicladores los que recolectan el material y lo venden al peso. Las autoridades estiman que entre el “circuito limpio” y lo que cada rochense tira se produce algo más de un kilo de basura a diario.

Sobre la inversión, Pereyra resaltó que el mayor costo mayor fue el de la instalación de la maquinaria. La prensa, el sistema de bandas y el de compactación costaron un millón de dólares. Informó además que el lugar tendrá “zonas para la gente que va a trabajar, con vestuarios, duchas y comedor. También se construirá una sala de educación ambiental que servirá para articular las políticas al respecto con el sistema educativo formal, en coordinación con la Dirección Nacional de Medio Ambiente”, destacó.

El jerarca comentó que cuando hay un problema vinculado con la basura, si los residuos están en la calle los vecinos reclaman una solución, pero los problemas de los vertederos son invisibilizados, y sólo hay reclamos cuando surge una situación puntual, como un incendio. “La gestión ambiental quedaba en un segundo plano en las intendencias por las miles de prioridades que tienen”, afirmó.

Pereyra dijo también que la planta nueva generará más trabajo en Rocha, sobre todo en verano, porque sólo en el municipio de La Paloma, en un día, se recogen 40 toneladas de residuos, que es lo que se levanta en forma diaria en todo el departamento el resto del año.