Sobre noticias puntuales acerca del día a día de la pandemia –como la de ayer, que indica que sigue descendiendo el número de casos activos y de internados en CTI– se construyen diversos relatos que buscan dar sentido general al desarrollo de la crisis. Muchos de estos relatos entran en conflicto, puesto que hablan de aciertos o desaciertos en el tratamiento de la emergencia sanitaria, y también existen otros que hablan de la conveniencia o la inconveniencia de las medidas adoptadas para atender sus consecuencias sociales y económicas. Son, hasta que la evidencia los ratifique o descalifique, ensayos de interpretación y proyección.

El relato del gobierno busca mostrar como méritos propios los éxitos en el combate a la enfermedad, y también que las medidas económicas que ha adoptado son las más adecuadas para superar la crisis social desatada alrededor de la pandemia. Es una tarea difícil, porque el camino de austeridad fiscal que los partidos gobernantes se habían trazado antes de que comenzara la crisis va en contra de la mayoría de las recomendaciones de incremento de la inversión pública como forma de superar los retrocesos socioeconómicos. Dado que el gobierno no está dispuesto a modificar sustancialmente su proyecto económico, hoy intenta comunicar la improbable noticia de que genera ahorro y de que a la vez incrementa el gasto social. En ese marco cabe interpretar las declaraciones de la ministra de Economía, Azucena Arbeleche, y las críticas que recibió de representantes de la oposición y los movimientos sociales.

También en esa disputa de relatos sobre el coronavirus se pueden leer varias intervenciones de la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, que decidió dotar a su administración de mayor iniciativa en el combate a la enfermedad. En su último movimiento se entreveran de manera fácilmente objetable una bienintencionada campaña partidaria (la recolección de alimentos para ollas populares que realizó el Frente Amplio en su 50 aniversario) con la logística de un gobierno departamental.

Hay, por supuesto, otros relatos sobre la pandemia que exceden a la disputa gobierno-oposición, que, razonablemente, se da en muchas democracias del planeta. Existen, por ejemplo, relatos que cuestionan no sólo a los gobiernos locales, sino al accionar de las instituciones globales en esta crisis. En ciertos casos, esos relatos conforman una retórica de la sospecha; a algunos de ellos se alude en los artículos de opinión. Mientras tanto, una delegación científica de la OMS trabaja en Wuhan para tratar de despejar varias de las incógnitas pendientes sobre el virus; todavía no ha podido desentrañar con exactitud su origen, pero se descarta que haya surgido en laboratorios. De los datos que surjan, como en todos los casos anteriores, dependerá la supervivencia de los relatos provisorios.