Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Ayer dedicamos este espacio a los problemas constitucionales y políticos de que el presidente Luis Lacalle Pou hablara en la cadena final por el No en el referéndum, como había dicho que “seguramente” lo haría. El comentario final fue que quizá ese anuncio había sido “sólo un amague, como los hubo antes en otros temas”, pero que de todos modos “no parece conveniente jugar con estas cosas”. Hoy hay que volver sobre el asunto, porque da la impresión de que Lacalle Pou está empeñado en tomarlo como un juego.

Ayer el presidente estuvo en Carmelo, y dijo a periodistas que quienes impulsan la campaña por el No “tienen la opción” de utilizar la cadena de radio y televisión, pero que todavía no saben si lo harán, y que se maneja la alternativa de “convocar una conferencia de prensa y conversar un rato, con preguntas y respuestas, más que con un mensaje grabado”.

Es imposible saber si esto se hará o si fue una chicana más, pero en cualquiera de los dos casos se justifican el malestar y la preocupación que expresó, ayer mismo, el comando de campaña por el Sí.

Ambos comandos se vienen reuniendo para negociar y ajustar detalles sobre sus mensajes finales por cadena, de siete minutos cada uno, y anteayer habían acordado que se emitieran en los últimos días de campaña antes de la veda de publicidad electoral, el martes 22 y el miércoles 23 (ayer, por error, se publicó aquí que serían el 23 y el 24).

Restaba definir por sorteo qué parte hablará primero, el Sí no tenía decidido quién o quiénes serán sus portavoces, y se descontaba que el del No era Lacalle Pou, ya que él mismo había considerado seguro que así sería.

En estas cuestiones, los detalles formales tienen suma importancia, y el respeto a los compromisos, aún más. Así sucede cuando representantes de dos posiciones enfrentadas negocian para debatir en un medio de comunicación privado. Las precauciones y garantías deben extremarse cuando, como en este caso, se trata de una herramienta para llegarle a todo el país cuya habilitación está en manos del Poder Ejecutivo, y este ha decidido participar en la campaña, con el presidente de la República a la cabeza.

Una vez que el Ejecutivo aceptó que hubiera cadenas por el Sí y el No (en vez de negarle el uso de la herramienta a quienes discrepan con su posición, como lo hizo antes sobre otros temas), la negociación apuntó a establecer condiciones equitativas, y en eso están los representantes de cada comando.

Si se acordó que cada uno usaría el mismo formato de cadena nacional, con la misma duración de siete minutos, es impropio que los partidarios del No realicen en cambio una conferencia de prensa presidencial, que obviamente no puede durar siete minutos si se pretende, como dijo ayer Lacalle Pou, “conversar un rato, con preguntas y respuestas”.

En otras circunstancias, Presidencia puede convocar a cuantas conferencias de prensa le plazca, sobre las cuestiones que se le ocurran, y extenderlas durante el tiempo que le parezca conveniente. En la última semana de una campaña en la que Lacalle Pou decidió participar, las reglas de juego cambian, y la primera de ellas es proceder con seriedad.

Hasta mañana.