Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

En distintas investigaciones sobre los chats y los audios de Alejandro Astesiano se puede advertir, entre otras cosas, que es contactado por diversas personas interesadas en recibir distintos tipos de “servicios” ilegales de su parte.

En principio este tipo de comunicaciones en las que el ex jefe de seguridad del presidente Lacalle Pou recibe solicitudes ajenas parece menos relevante que, por poner un ejemplo notorio por sus implicancias políticas, la que divulgamos la semana pasada sobre las acciones de seguimiento a Marcelo Abdala, presidente del PIT-CNT. Sin embargo, también revelan algo acerca del “lugar social” que Astesiano ocupaba para diversos actores.

En el caso de la solicitud de espionaje a los senadores Mario Bergara y Charles Carrera por parte de directivos de la empresa Vertical Skies es relevante, más allá de que haya “cumplido” o no, que Astesiano fuera el referente para conseguir información comprometedora, porque indica que su acceso a los sistemas de inteligencia era conocido fuera de su círculo cercano. (El sábado publicamos otra investigación que evidencia que en otra ocasión Astesiano sí “cumplió” con la gente de la empresa).

En otro caso, se vio cómo un empresario agropecuario recurría al entonces jefe de seguridad del presidente para corroborar irregularidades internas mediante su acceso a la infraestructura de vigilancia policial.

La investigación que publicamos hoy muestra que esos privilegios de Astesiano también eran conocidos por personas con otro tipo de inquietudes. En este caso, quien se comunica con el ex jefe de seguridad presidencial es un agente policial preocupado por muchas de las cosas que la derecha extrema denuncia en el campo de la enseñanza: avance “comunista”, penetración del feminismo, expansión del sindicalismo.

Astesiano aparece así como un referente para alguien con un pensamiento reaccionario, que además se identifica como simpatizante fuerte del gobierno actual, y que no duda en incurrir en métodos ilegales, como divulgar información privada para instigar acciones en contra de dirigentes gremiales y militantes estudiantiles.

Como en el episodio del seguimiento a Abdala, en este se insinúa una faceta novedosa de Astesiano: no vemos solo al egoísta o “traidor” interesado en beneficiarse a sí mismo mediante su cercanía a distintos mecanismos de poder, sino a alguien con una posición política bastante definida.

Hasta mañana.