Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

La mayoría del arco político está alarmado por lo que reveló la investigación que publicamos ayer, que indica que Alejandro Astesiano, el exjefe de seguridad del presidente Luis Alberto Lacalle Pou, realizó un operativo de seguimiento a Marcelo Abdala, presidente del PIT-CNT, e informó de sus pesquisas al secretario personal del presidente, Nicolás Martínez.

La alarma, para muchos de los dirigentes que se han expresado sobre el tema, es provocada principalmente por el abuso que supone la vigilancia injustificada de un ciudadano mediante el uso del aparato de seguridad estatal. En ese sentido, los consultados discuten sobre la conveniencia de volver a llamar a sala al ministro del Interior, Luis Alberto Heber. Llama la atención que aquellos que pertenecen a su mismo espacio político mencionen, como si se tratara de una excusa y no de un agravante, la falta de conocimiento del ministro acerca de la actuación de sus subordinados, que coordinaban acciones directamente con Astesiano.

De la investigación, sin embargo, surge que por lo menos una persona del entorno del presidente estaba al tanto de lo que hizo Astesiano en esta ocasión. Ayer Nicolás Martínez confirmó, en declaraciones para El Observador, que había dialogado con el exseguridad del presidente, pero agregó que no había vuelto a hablar del tema con él. Ayer también, en este mismo espacio, manifestamos el deseo de contar con explicaciones veraces y tranquilizadoras por parte de Presidencia. Lamentablemente, las declaraciones de Martínez no colman esas expectativas.

También es necesario saber si hubo otros actos de espionaje por parte de Astesiano y es igualmente necesario saber quiénes los fomentaron, permitieron o aprovecharon.

El comunicado del Frente Amplio, que todavía está decidiendo qué medidas tomar en este asunto, habla de “las responsabilidades políticas que, por acción u omisión, posibilitaron la situación”. Es claro que esas responsabilidades comprenden a Luis Alberto Heber, pero no empiezan ni acaban en él.

Hasta mañana.