En lo que será el primer 8 de marzo después del fin de la pandemia, colectivos, organizaciones, mujeres y disidencias autoconvocadas llaman a movilizarse este miércoles en todo el país para reivindicar derechos, denunciar desigualdades, violencias y discriminaciones estructurales, y encontrarse juntas en las calles. En Montevideo, las principales convocatorias partirán desde distintos puntos del Centro y confluirán en 18 de Julio, camino a la explanada de la Universidad de la República. El Tejido Feminista convoca a marchar bajo la consigna “Frente al saqueo de la vida, tejemos cuidado, goce y rebeldía”, mientras la Plataforma 8M invita a la “Lucha feminista contra el hambre y la opresión”.

En los últimos años, esta marea violeta logró revitalizarse gracias a la participación y el aporte de activistas feministas cada vez más jóvenes que, como dijeron algunas de ellas a la diaria, reivindican la “construcción colectiva” como forma de lograr una transformación social hacia una sociedad más justa e igualitaria.

Mientras impulsan las transformaciones, en los feminismos también se empieza a colar la importancia de contar con estrategias y tácticas para resistir en un mundo de violencias machistas que adoptan distintas formas. Eso que puede describirse como autodefensa feminista y que es una necesidad invisibilizada para mujeres y disidencias.

En la última década, los cambios que promueve el movimiento feminista también se han reflejado en leyes que se tejen puertas adentro del Parlamento. Valía la pena analizar entonces cuántas de las iniciativas discutidas y/o aprobadas en Parlamento desde que asumió el gobierno de la coalición tuvieron en el centro a las mujeres o estuvieron vinculadas a temáticas de género, en comparación con los tres primeros años del período anterior, encabezado por el Frente Amplio. También, en contrapartida, cuáles implicaron retrocesos.

Y si vinculamos las palabras “ley”, “feminismos” y “derechos fundamentales” es imposible no pensar en la lucha por el aborto legal, una marea verde que en los últimos años tuvo su epicentro en América Latina pero que se extendió a otras latitudes y se convirtió en la “lucha cultural” de este siglo, como asegura la periodista argentina Luciana Peker en esta nota.

Hay colectivos que este miércoles convocan a movilizarse un poco más lejos de la principal avenida de la capital, como Mizangas, que organiza su marcha “afrofeminista” y “antirracista” en Barrio Sur. Precisamente sobre las “hermanas afrofeministas” y la lucha conjunta contra “el racismo, el clasismo y el machismo” escribió una columna Lourdes Martínez Betervide, que entre otras cosas integra la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora.