Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

En Uruguay se suele decir que los años no empiezan realmente hasta que llega el último competidor en la Vuelta Ciclista, pero en esta ocasión, y en lo relacionado con el proyecto de reforma jubilatoria, apenas empezaba se pidió una prórroga, porque hubo cambios en las relaciones de fuerzas dentro del oficialismo.

La pulseada entre el senador Guido Manini Ríos y el presidente Luis Lacalle Pou fue ganada por el conductor de Cabildo Abierto (CA), quien logró que se aceptaran propuestas de modificación de ese proyecto que antes habían sido rechazadas.

Ahora Manini puede presentarse ante la opinión pública como el líder que fue capaz de torcerle el brazo al presidente para “mejorar” el proyecto y asegurar que la caída de las futuras jubilaciones sea menor. Se ven desautorizados los dirigentes y técnicos oficialistas que habían descalificado las demandas cabildantes, asegurando que satisfacerlas atentaba contra la intención central de paliar los problemas financieros del sistema de seguridad social.

Esto perjudica a los partidos Nacional (PN), Colorado (PC) e Independiente (PI), que habían cerrado filas tras la posición inicial de Lacalle Pou y quedan mal parados ahora que este cedió ante la presión de Manini (quizá porque calculó que más caro le iba a salir el rechazo del proyecto), pero la situación es distinta para cada fuerza política.

Los nacionalistas están uncidos al yugo presidencial y tendrán que arreglárselas como puedan para reducir daños, en una coyuntura ya complicada por las acusaciones contra el senador Gustavo Penadés. Es probable que disminuya su disposición a apoyar los proyectos de Cabildo cuyo tratamiento legislativo está bloqueado.

El líder del PI, Pablo Mieres, puso la cara por la iniciativa de reforma jubilatoria como ministro de Trabajo y Seguridad Social, y jugó fuerte a favor de las posiciones de Lacalle Pou cuando este se rehusó a considerar algunas propuestas de Cabildo, pero su moderado peso en la coalición de gobierno no le permite hacer mucho ahora para obtener compensaciones, de imagen o de otro tipo.

Quizá la situación más desairada es la de los colorados, que habían solicitado y obtenido una serie de modificaciones relativamente menores del proyecto y podían alegar que lo habían mejorado un poco, pero se ven ahora opacados por la exitosa maniobra de CA, que apuntó a aspectos más centrales de la iniciativa y logró una cobertura mediática mucho mayor. Además, Lacalle Pou tampoco los consultó antes de acordar con Manini.

Sin embargo, el PC no está obligado a decir amén cuando habla el presidente, y su apoyo (no sólo el del partido como tal, sino incluso el del sector Ciudadanos) sí es indispensable para que el oficialismo apruebe leyes, de modo que tiene margen de maniobra.

El coordinador de Ciudadanos, Adrián Peña, afirmó que ahora se reabre la negociación, que su sector “no está en condiciones” de votar la iniciativa como quedó con los cambios impuestos por Manini, y que va a proponer nuevas modificaciones. Con seguridad, algunas que le permitan disputarle a CA el papel de salvador de los futuros jubilados. Lo que no está claro es cuánto toqueteo más puede admitir el proyecto sin perder sentido.

Hasta mañana.