Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Es evidente que la iniciativa de reforma constitucional sobre seguridad social aprobada en la Mesa Representativa del PIT-CNT desacomodó el escenario dentro del Frente Amplio (FA), donde los sectores que sumaron más votos en 2019 ya habían manifestado que no consideraban conveniente encarar el tema de ese modo.

Ayer quedó claro que la situación también es complicada desde el punto de vista del Partido Comunista (PCU), cuyo Comité Central declaró ayer que “valora” la decisión del PIT-CNT pero no la apoyó expresamente, y anunció un esfuerzo partidario para lograr, “en torno” a la posición de la central sindical, “el más amplio consenso posible, político y social”.

Militantes sindicales que integran el PCU habían impulsado la realización de una reforma constitucional, pero su propuesta era utilizar la herramienta sólo para derogar la reforma jubilatoria aprobada este año por el oficialismo. En cambio, la posición que triunfó por mayoría relativa en la Mesa Representativa apunta a eliminar las administradoras de fondos de ahorro previsional (AFAP), fijar como edad mínima de retiro los 60 años, y establecer un mecanismo que mejore las jubilaciones de menor monto, probablemente equiparándolas con el salario mínimo nacional (es inevitable cierta vaguedad en la descripción, porque el texto que figurará en las papeletas con las que se reunirán firmas aún no fue definido).

A su vez, otras organizaciones que integran la Intersocial junto con el PIT-CNT, como la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua, la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay y la Organización Nacional de Asociaciones de Jubilados y Pensionistas del Uruguay están todavía por definir sus posiciones acerca de la propuesta de reforma constitucional aprobada por la central sindical, que no surgió de un acuerdo previo con ellas.

Resulta notorio que a buena parte del FA le incomode la perspectiva de que los temas del eventual plebiscito sean un eje destacado de la próxima campaña electoral, y una de las preguntas más importantes en este momento es por qué se llegó a esta situación.

No es ningún misterio que entre los militantes y dirigentes sindicales hay una importante proporción de frenteamplistas, pero también está a la vista que, en este tema de indudable relevancia, hay una notoria divergencia entre las evaluaciones que predominan en el FA y el PIT-CNT acerca de la coyuntura política y de las acciones más convenientes para incidir en ella.

De hecho, la propuesta de reforma constitucional que obtuvo más votos en la Mesa Representativa de la central sindical no tenía ni tiene hoy defensores entre los dirigentes frenteamplistas con mayor peso.

El PIT-CNT y el FA son organizaciones de distinta naturaleza, y en cualquiera de ellas los dirigentes no tienen por qué subordinar sus posiciones a las de la otra. De todos modos, es muy interesante indagar por qué razones y a raíz de qué procesos, en uno y otro ámbito, ascienden a los niveles más altos de conducción personas con ideas diferentes sobre asuntos nada menores.

Hasta mañana.