Hoy es 21 de octubre. Faltan seis días para las elecciones nacionales.
Se termina la campaña previa a la elección del próximo Parlamento, que puede definir también quién ocupará la presidencia de la República o postergar un mes ese resultado si hay segunda vuelta. Ayer realizaron caravanas en Montevideo el Partido Nacional (PN) y el Frente Amplio (FA), ambos con exhortaciones a hacer el último esfuerzo para que uno de los dos grandes bloques en competencia logre la mayoría parlamentaria.
Resulta oportuno explicar una cuestión de términos técnicos que tiene, en este caso, gran significado político. Es frecuente que se hable de “relación de fuerzas” y “correlación de fuerzas” como si las dos expresiones quisieran decir lo mismo, pero no es así.
Si tenemos que repartir diez manzanas entre Juan y María, habrá una correlación. Cada manzana sólo podrá ser recibida por una de esas dos personas, de modo que el total acumulado por Juan determinará el de María: dos y ocho, cinco y cinco, siete y tres, etcétera. Si se agregan más aspirantes al reparto, quizá la suma de lo que reciben Juan y María no sea diez; entre la cantidad de manzanas que queden en poder de uno y otra habrá una relación, pero no necesariamente una correlación.
Si el Poder Legislativo tuviera una sola cámara y sus bancas se distribuyeran sólo entre el actual oficialismo y el FA, uno de los bloques obtendría, necesariamente, mayoría parlamentaria, pero hay dos cámaras y participan en la elección 11 lemas. De estos, uno le corresponde al FA y otros cuatro a integrantes de la actual coalición de gobierno: el PN, Cabildo Abierto y los partidos Colorado e Independiente. Quedan seis lemas más que tienen más o menos chance de lograr alguna banca, en Diputados o aun en el Senado: los de Identidad Soberana, Unidad Popular - Frente de Trabajadores y los partidos Avanzar Republicano, Constitucional Ambientalista, Ecologista Radical Intransigente (PERI) y Por los Cambios Necesarios.
Según las encuestas, cabe la posibilidad de que uno de los dos grandes bloques sea el más votado, pero no tenga mayoría en las dos cámaras, y esto puede deberse no sólo a la votación del otro gran bloque, sino también a que uno o más de los lemas menores logre representación en el Poder Legislativo. Incluso es posible que un bloque tenga la mayor bancada y el otro gane la presidencia en balotaje, pero ni uno ni otro quede con mayoría en ambas cámaras (como quien dice “pa’ mí, pa’ vos, pa’ ninguno de los dos”). A su vez, quienes ingresen al Parlamento por lemas menores pueden actuar con mayor o menor voluntad de negociar acuerdos.
Se pueden dar, por supuesto, otras configuraciones. Entre ellas, una similar a la de 2019, cuando el PERI, ajeno a los dos grandes bloques, logró que su líder, César Vega, fuera diputado, pero de todos modos hubo mayoría parlamentaria de la “coalición multicolor”, a la que en más de una ocasión se sumó el voto de Vega.
Cada votante quiere poner en el Parlamento a las personas que considera mejores representantes de sus posiciones. Esto es legítimo y expresa la diversidad ciudadana, pero puede tener consecuencias imprevistas o indeseadas para quienes votan.
Hasta mañana.