Hoy es 8 de noviembre. Faltan 16 días para el balotaje.
La Usina de Percepción Ciudadana publicó ayer la primera encuesta sobre intención de voto en el balotaje posterior a la primera vuelta, y esto añade un ingrediente básico a las previsiones. A medida que se conozcan los sondeos de otras empresas, sabremos si muestran o no resultados distintos, y habrá quienes sólo estén dispuestos a considerar válidos los que se adecuen a sus preferencias. De todos modos, aunque ninguna encuestadora es infalible, no es lo mismo contar con investigaciones que manejarse con intuiciones o con relatos publicitarios.
Lo que indica la encuesta, realizada en los cuatro días posteriores a la elección del 27 de octubre, es razonable si se consideran los datos de las segundas vueltas anteriores con un poco de realismo. Casi todas las personas encuestadas que votaron en octubre a la fórmula del Frente Amplio (FA) o a la del Partido Nacional (PN) dijeron que volverían a votarlas (98% y 93%, respectivamente). Entre quienes prefirieron a los otros tres partidos del actual oficialismo, el Colorado (PC), Cabildo Abierto (CA) y el Independiente (PI), 79% se inclinó por la fórmula integrada por Álvaro Delgado y Valeria Ripoll, pero hubo 3% de vuelco hacia Yamandú Orsi y Carolina Cosse, y 18% de indecisión.
En el electorado de los partidos que no integran ninguno de los dos bloques (Identidad Soberana, Constitucional Ambientalista, Unidad Popular-Frente de Trabajadores, Ecologista Radical Intransigente, Por los Cambios Necesarios y Avanzar Republicano) predominó la intención de votar en blanco o anulado (38%), seguida por la indecisión (26%), la preferencia por Orsi-Cosse (21%) y la preferencia por Delgado-Ripoll (15%).
De todo lo antedicho surge, globalmente, que la fórmula frenteamplista sumó 46% y la nacionalista 43%, con 7% de indecisos y 4% con intención de voto en blanco o anulado. Esto implica una situación muy semejante a la paridad entre las personas que ya se decidieron. La mitad de las que aún están indecisas votaron en octubre al PC, CA o el PI, 18% a partidos que no integraban ninguno de los bloques, 15% en blanco o anulado, 13% al PN y 3% al FA. De esta distribución no se desprende una tendencia a la victoria de ninguna de las dos fórmulas que competirán el 24 de noviembre.
La primera conclusión posible es que el oficialismo exageró al proclamar que la suma de los votos en octubre a los partidos que integran la coalición de gobierno le daba una nítida ventaja sobre el FA para noviembre. La segunda es que también era exagerado sostener que la tarea de lograr mayoría en la segunda vuelta iba a ser sencilla para el bloque frenteamplista.
Quedan dos semanas antes de que comience la veda previa al balotaje. En los días venideros incidirán los mensajes de las fórmulas y de quienes las apoyan, el debate entre Delgado y Orsi el domingo 17, los acontecimientos ajenos a la campaña que puedan aumentar las simpatías hacia uno u otro bando, e incluso la difusión de más encuestas, que tendrá efectos subjetivos en la ciudadanía indecisa, la militancia y los propios candidatos. Lo único que está claro por ahora es que nadie tiene motivos valederos para festejar de antemano ni para bajar los brazos.
Hasta el lunes.