Hoy es 6 de junio. Faltan 24 días para las elecciones internas y 143 para las nacionales.

El caso Astesiano resurge y complica la situación del presidente Luis Lacalle Pou, cuidadosamente exonerado de responsabilidades cuando la investigación estuvo a cargo de Gabriela Fosatti, hoy alejada de Fiscalía y candidata de la lista 2004 del Partido Nacional.

El primer día de febrero del año pasado, la diaria informó sobre la reacción de Alejandro Astesiano casi un año antes, al enterarse de que el presidente del PIT-CNT, Marcelo Abdala, había chocado a dos vehículos estacionados cuando manejaba alcoholizado. Según revelaron los chats recuperados de su celular, el jefe de la seguridad presidencial usó sus contactos para mantenerse al tanto del operativo policial, le informó sobre este a Nicolás Martínez, secretario privado de Lacalle Pou, y le comentó: “Hay que matarlo a este hijo de puta”.

Con ese claro propósito, Astesiano accedió a registros de cámaras de monitoreo para rastrear los movimientos de Abdala antes del siniestro, y compartió la información con el entonces subdirector de Policía, Jorge Berriel.

Fossati recibió los contenidos del celular de Astesiano antes que cualquier periodista, pero su revisión fue llamativamente ineficaz. Casi siempre actuó recién después de que un medio de comunicación hubiera divulgado hechos con apariencia delictiva. Así fue en este caso y, como en otras ocasiones, despachó el asunto con rapidez. El 9 de febrero citó a Abdala y a Martínez, y al día siguiente anunció que no veía evidencias de algo ilegal.

Ahora, en un libro de nuestro compañero y exdirector periodístico Lucas Silva, aparecen más datos, de los que la entonces fiscal no dio muestras de haberse enterado. Astesiano siguió con su propia pesquisa secreta, le pareció que un almacén por el que Abdala había pasado dos veces antes del choque tenía “pinta de boca” y activó un operativo de inteligencia policial para vigilar ese comercio, obviamente con la intención de desprestigiar al presidente del PIT-CNT. Y eso no es lo peor.

En sus comunicaciones con jerarcas de la Policía para poner en marcha el operativo, Astesiano afirmó en más de una ocasión que actuaba en nombre de Lacalle Pou y lo mantenía informado. Al evaluar este episodio y varios otros, Fossati arguyó que el jefe de seguridad mentía cuando invocaba la autoridad del presidente y en realidad procedía por cuenta propia, pero en lo referido a la vigilancia de la presunta “boca” hay evidencia que cuestiona esa teoría del caso.

El 16 de febrero de 2022, Astesiano recibió un informe del comisario Rafael Alen sobre el comienzo de la vigilancia del almacén, y un minuto después compartió con el policía la captura de pantalla de un chat con Lacalle Pou. Allí se ve que le había reenviado el reporte de Alen, y que el presidente había contestado: “Perfecto”.

Parece que esto no lo vio Fossati, pero sí lo vio la actual fiscal del caso, Sabrina Flores. Esta citó como testigos a policías involucrados en la vigilancia y analiza la posibilidad de pedir una nueva pericia del celular de Astesiano, para ver intercambios con el presidente que su antecesora excluyó de la investigación.

En el almacén no se halló nada ilegal. Ojalá que se pueda decir lo mismo del celular.

Hasta mañana.