Hoy es 15 de julio. Faltan 104 días para las elecciones nacionales.

El Frente Amplio (FA) tiene pendiente reconsiderar su posición acerca del plebiscito del proyecto de reforma constitucional sobre seguridad social impulsado por el PIT-CNT. En la etapa de recolección de firmas para que hubiera consulta popular, ante la existencia de posiciones distintas sobre la conveniencia de esa iniciativa, se aprobaron criterios de libertad de acción, y es muy probable que estos se mantengan ahora que la Corte Electoral validó la cantidad de apoyos necesarios para que el plebiscito se realice en forma simultánea con las elecciones nacionales del 27 de octubre.

De todos modos, en el FA hay discrepancias acerca del organismo en que se debe realizar la reconsideración. Quienes están a favor de la reforma y preferirían, por ejemplo, que haya papeletas por el Sí en los comités de base, quieren debatir en el Plenario Nacional, porque en ese escenario cuentan con mayor influencia.

El debate pasa por alto un dato relevante: en las elecciones internas del 30 de junio fueron clara mayoría el precandidato y los sectores que no apoyan la reforma. Sin embargo, el FA no ha renovado ni renovará sus organismos de dirección debido a ese resultado.

En las internas cada lema define, además de su candidatura a la presidencia, la integración de un órgano deliberativo nacional (ODN), en función de los votos recibidos por cada lista. En los partidos Nacional y Colorado, los ODN tienen funciones de conducción política, con el nombre tradicional de “convenciones nacionales”. En otros lemas también son organismos de dirección, pero no sucede lo mismo en el FA.

Cuando se aprobó la reforma constitucional de 1996, el FA decidió mantener su Plenario Nacional, cuya integración no depende de las internas, sino de otras elecciones. Una parte de sus integrantes se distribuye entre listas sectoriales, otra parte equivalente les corresponde a representantes de la militancia organizada en comités de base, y una pequeña cantidad de personas lo integra en forma permanente o por los cargos que ocupa. El ODN frenteamplista no tiene tareas de conducción y sólo se reúne para convalidar, de acuerdo con lo que indica la Constitución, decisiones adoptadas en otro lugar.

La diferencia es relevante y se debe a dos criterios políticos. Uno de ellos define al FA, desde su creación en 1971, como una “coalición y movimiento”, abierta a la participación de personas que no integran los sectores ni son representadas por ellos. El otro criterio valoriza el papel de la militancia organizada, otorgándole un peso propio en las decisiones.

La validez de estos criterios se ha cuestionado pero se mantiene, a sabiendas de que la presencia de algunos sectores en la militancia es fuerte, y que los representantes explícitos de estos sectores en el Plenario cuentan a menudo con el apoyo de personas que actúan en nombre de “las bases” y obtienen así un peso superior al que les correspondería por la votación de sus listas.

Esto implica desde siempre algunas tensiones, cuyo manejo saludable depende de que el Plenario Nacional del FA, como aquel rey del libro El principito, tenga la prudencia de dar “órdenes razonables”.

Hasta mañana.