Hoy es 12 de julio. Faltan 107 días para las elecciones nacionales.

Las empresas Montecable, Nuevosiglo y TCC ya fueron autorizadas por la Unidad Reguladora de Servicios de Comunicaciones (Ursec) a formar un consorcio que ofrezca servicios de internet y televisión para abonados, al amparo de las nuevas leyes que les permiten ingresar a ese mercado usando infraestructura de Antel. Esta iniciativa cuenta también con luz verde de la división jurídica del Ministerio de Industria. La historia se repite.

Hace ya casi 30 años, el gobierno de Luis Alberto Lacalle Herrera abrió en Montevideo el entonces pujante mercado de la televisión por cable. En muchos países del mundo, este servicio para abonados tuvo efectos beneficiosos para el público, porque su oferta competía con la de la televisión abierta y obligaba a mejorarla. Aquí, por el contrario, se reforzó el predominio de los canales privados 4, 10 y 12 porque estos, impedidos de competir en la licitación por separado o consorciados, formaron sendas empresas “nuevas” (Montecable, TCC y Nuevosiglo, respectivamente), con propuestas idénticas que ganaron adjudicaciones y, para colmo, las unieron en Equital Sociedad Anónima.

La calidad de la televisión abierta cayó en vez de mejorar, porque los canales privados trasladaron parte de su programación más atractiva a los clientes que les pagaban todos los meses. Desde el oficialismo de aquel momento se sostuvo que si entraban otros competidores al mercado iban a fundirse las emisoras de TV abierta, que presuntamente estaban en graves dificultades, y la población se iba a quedar sin contenidos gratuitos.

Hoy el negocio de la televisión por cable está en decadencia debido a los cambios tecnológicos, y la estrella del mercado de comunicaciones es el consumo mediante internet. Hace años que Antel vio con claridad esta perspectiva y realizó una importante inversión en el tendido de fibra óptica para hogares, que le permitió ubicarse en una posición privilegiada para satisfacer las nuevas demandas. Las autoridades actuales decidieron “corregir” esta situación, poniendo la infraestructura de la empresa pública al servicio de competidores privados.

Una vez más, los dueños de los grandes canales privados van a lucrar gracias a la peculiar interpretación del liberalismo y la competencia por parte de un presidente apellidado Lacalle. Con el visto bueno del gobierno nacional, forman de nuevo un consorcio, ahora para competir juntos contra Antel, usando la fibra óptica instalada por Antel.

Una vez más, el oficialismo dice que es necesario abrirles nuevas oportunidades de negocio porque están en crisis, pese a que recibieron grandes beneficios desde que Luis Lacalle Pou asumió la presidencia, entre ellos el insólito pago de Antel por incluir en su oferta de contenidos la programación de esos canales, accesible en forma gratuita.

¿Qué tiene que ver todo esto con la campaña electoral en curso? Muchísimo. La alianza con los canales privados ha beneficiado históricamente a los partidos llamados tradicionales, y ahora que la gente depende mucho menos de la televisión abierta para informarse, facilitarles el acceso a los nuevos mercados de la comunicación es estratégico.

Hasta el lunes.