Hoy es 5 de setiembre. Faltan 52 días para las elecciones nacionales.

Están en curso tres campañas sobre otras tantas decisiones de la ciudadanía que coincidirán el 27 de octubre. Una tiene que ver con el próximo gobierno nacional, mediante la elección del Parlamento y quizá (si no hay segunda vuelta) del presidente de la República. Las otras dos se refieren a sendos proyectos de reforma constitucional, sobre allanamientos nocturnos y seguridad social. La primera campaña está cuidadosamente planificada, encierra una crucial disputa por quienes aún no han decidido su voto y transcurre sin estridencias, por momentos al borde de lo aburrido. En las otras dos se están expresando tensiones y asperezas que la primera disimula.

Las propuestas que serán plebiscitadas prometen soluciones en áreas muy sensibles para la población. Los allanamientos nocturnos (papeleta amarilla por el Sí) se presentan como una herramienta “importantísima” para combatir la creciente presencia barrial del crimen organizado. La reforma sobre seguridad social (papeleta blanca por el Sí) ofrece aumentos para gran parte de las actuales jubilaciones y pensiones, mejores niveles para las de quienes aún están en actividad, y la posibilidad de que la edad mínima de retiro vuelva a ser 60 años. Argumentar en contra es una tarea difícil e ingrata, porque muchas personas piensan que expresa falta de voluntad política para resolver problemas graves.

El oficialismo está muy definido sobre las reformas constitucionales: apoya sin fisuras la de allanamientos nocturnos, propuesta por la casi totalidad de sus legisladores, y se opone sin fisuras a la de seguridad social. El Frente Amplio (FA), en cambio, se opone a la primera pero no jerarquiza esto en su campaña; y decidió no tomar una posición colectiva sobre la segunda, que cuenta con apoyos pero es considerada inconveniente por la mayoría de quienes compitieron en las internas y por el candidato presidencial, Yamandú Orsi. Desde el oficialismo se critica al FA por definirse y por no definirse.

En lo referido a los allanamientos nocturnos, los partidos de la coalición de gobierno parecen haber olvidado la propuesta que se someterá a consulta popular, redactada por ellos mismos. Ayer afirmaron que cuando un juez autorice el procedimiento, “deberá estar presente” cuando se realice, “a los efectos de asegurar las garantías de todos los ciudadanos”, pero esto no consta en la papeleta.

En el FA se aprobó la “libertad de acción” en lo relativo a la reforma sobre seguridad social, pero entre quienes apoyan el Sí cayó muy mal la declaración de “frenteamplistas por el No”. En el nivel de la dirigencia, ambas posturas venían manteniendo buenos modales en sus declaraciones públicas, pero entre las bases se notaban dificultades para aceptar la muy pregonada “unidad en la diversidad”, que ayer fueron notorias en el discurso del presidente del PIT-CNT, Marcelo Abdala.

Abdala contrapuso los “argumentos tecnocráticos” a “la vida de la gente”, ubicó la decisión por el Sí en el terreno de lo ético y afirmó que las “ratas” alineadas con el No defienden “consciente o inconscientemente”, “desde un pedestal”, “esta sociedad de privilegios”. Todo muy fraterno.

Hasta mañana.