Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
Al presidente argentino, Javier Milei, le esperan días complicados. La tormenta se desató el viernes de tarde, con una publicación que hizo en la red social X para promocionar la criptomoneda $LIBRA. Sólo por la recomendación de Milei, unas 40.000 personas se tiraron al agua y esa moneda virtual pasó de valer 0,000001 centavos a 5,20 dólares. Cinco horas después del posteo original, y cuando se había alcanzado un número suficiente de inversores, los fundadores del proyecto “tiraron de la alfombra” –una maniobra que se conoce como rugpull– y provocaron la inmediata caída del criptoactivo. Más allá de los tecnicismos, el resumen de la noticia sería: un presidente quedó involucrado en una presunta estafa que supera los 100 millones de dólares. No es un tema menor, y el escándalo político apenas empieza.
En la última semana de enero, el presidente estadounidense, Donald Trump, promovió una iniciativa similar, también al ritmo de una fuerte influencia en redes sociales. A la criptomoneda $TRUMP le fue mejor que a la de Milei y en pocas semanas sus inversores obtuvieron ganancias millonarias. Lo mismo sucedió con $MELANIA, otra moneda digital que lanzó en esa misma fecha su esposa, Melania Trump. Los especialistas del “mundo cripto” han encontrado similitudes entre los episodios de Trump y Milei: los mecanismos de promoción son parecidos y se repiten nombres de empresarios desconocidos que operaron en Estados Unidos y en Argentina.
Aunque las distancias sean enormes, en más de un sentido, es posible hallar elementos comunes entre estas noticias y hechos recientes con amplia repercusión en Uruguay. Los tres fondos ganaderos que cayeron en desgracia en los últimos meses (Grupo Larrarte, República Ganadera y Conexión Ganadera) perjudicaron a más de 7.000 ahorristas, con depósitos por unos 600 millones de dólares. Nadie sabe cuánto de ese dinero será finalmente recuperado, pero está claro que son cifras significativas para la escala uruguaya. A esto se suman las denuncias contra el exrugbier Gonzalo Campomar, señalado por recaudar unos 65 millones de dólares para supuestas inversiones en criptomonedas. Sobre la historia de Campomar, que captaba clientes en el barrio Carrasco, hay una muy buena investigación del colega Guillermo Draper en la edición del semanario Búsqueda del 6 de febrero.
¿Qué factor común tienen estos casos, tan disímiles entre sí? Todos se desarrollan en base a la confianza que ciertos grupos de personas depositan en personas influyentes para sus entornos. Puede ser un presidente que hace política desde X, un capitán de Los Teros o un empresario solvente que pasea por Florida en un Tesla. En contrapartida, cuando las promesas de ganancias se transforman en posibles delitos de estafa, el “aire de época” puede cambiar radicalmente. Y la desconfianza, cuando se trata de ahorros, puede llegar a instalar la noción de que es mejor “tenerla en el colchón”, un riesgo que empieza a generar cierta preocupación entre algunos funcionarios del gobierno entrante.
El estado de incertidumbre, por lo pronto, ya es una realidad para los 450 trabajadores del frigorífico Casa Blanca de Paysandú que serán enviados al seguro de paro por la crisis de Conexión Ganadera.
Hasta mañana.